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“El fin del mundo” es descrito en 2 de Pedro 3:10 (LBLA), “Los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas.”

El peligro de que España menosprecie el riesgo que la amenaza

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Mientras el rublo ruso se ha devaluado hasta los ochenta rublos por euro; en Australia un loco yihadista entra en un café armado y mantiene secuestrados a sus ocupantes o, en Siria, el Frente Al Nusra conquista dos bases militares matando a 100 soldados y recibiendo ochenta víctimas; mientras los bombardeos internacionales siguen sus raids causando la muerte a cinco comandantes del EI en la ciudad de Mayadin y , en Irak, 34 yihadistas fueron víctimas de otros bombardeos de la coalición occidental; en Europa nos concentramos en cómo es posible agravar las cosas aún más de lo que ya lo están, cuando, en lugar de intentar entendernos y actuar de común acuerdo para conducir a buen puerto a esta pretendida unión de naciones europeas, nos dedicamos a discutir sobre el importante tema del sexo de los ángeles.

Por si fuéramos pocos, nos hemos encontrado con la sorpresa de que, en la conflictiva Grecia, una de las causantes de que Europa haya sido barrida con una crisis que ha puesto en duda su propia supervivencia y ha llevado a que, muchos países, hayan tenido que ser rescatados, una vez que ella inició la serie de defaults que, posteriormente, han ido afectado a los demás; vuelva a estar de actualidad cuando, a pesar de los apoyos de Bruselas, y de los recortes a los que, el gobierno, ha sometido a sus ciudadanos, no parece que hayan sido suficientes para sacarla a flote. Ello ha dado lugar a que, como ocurre en otras naciones, especialmente en España; una serie de descontentos, unos universitarios que están convencidos de que en sus manos tienen la solución que, para ellos, consiste en la implantación de sistemas filocomunistas; con los que esperan salvar a Grecia, sin tener presente que las otras naciones que lo han intentado han acabado arruinadas, con los ciudadanos empobrecidos, y sin haber logrado más que, aquellos que los animaron, con falsas promesas, a buscar la senda del estatalismo económico y el presunto igualitarismo, sean los únicos que han acabado enriqueciéndose. Los ejemplos los tenemos a la vista en el caso de los señores Castro de Cuba, poseedores de saneadas fortunas particulares, mientras los cubanos viven en una situación a mucha distancia, en cuanto a nivel de vida, de cualquier país capitalista europeo o americano.

Sirias el partido griego antiausteridad, bajo la dirección del gran amigo del señor Pablo Iglesias de Podemos, señor Alexis Tsipras, parece estar decidido a aprovechar su popularidad, lo mismo que ocurre con los miles de adeptos que han creído encontrar en Podemos la solución a sus problemas ( con trabajo para todos, llegar a fines de mes, levantar las industrias caídas mediante su nacionalización y, por si no bastara, conseguir cobrar una subvención mensual de 750 euros, que se extendería a todos los españoles aunque ello supusiera un coste, para la Administración del Estado, de 140.000 millones de euros), para intentar alcanzar el poder en Grecia, favorecido por la extremadamente difícil situación a la que ha conducido al país su actual presidente del gobierno, señor Andonis Samarás, al que le han impedido, con las constantes huelgas y obstáculos a la tarea gubernamental el poder llevar a cabo las políticas de austeridad que se le fijaron..

Ahora dicen “Basta”, pero lo que no sabemos es lo que dirán si, como parece, llegan a alcanzar el poder y ponen en práctica sus doctrinas igualitarias, incautatorias y frente populistas, que los lleven a dejar de pagar la deuda pública; poner topes máximos a los salarios, suprimir la propiedad o estatalizar la banca; lo que, como es de imaginar, significaría apartarse definitivamente de la CE, prescindir de los apoyos del BCE y provocar, como la sola posibilidad de que todo ello pueda llegar a ser realidad ya está ocasionando, el desmoronamiento de su economía y la desconfianza de todos aquellos que hubieran pensado invertir en aquel país. No haría falta que Bruselas decidiera dejar caer a Grecia, sino que ella misma, con un gobierno como el propuesto por el señor Tsipras, si llevara a cabo su política de intervencionismo y falta de pago de la deuda, ya se condenaría por sí sola a la quiebra soberana.

El pueblo español, tan poco amigo de anteponer lo racional a lo meramente emocional, debiera de tomar en consideración lo que está sucediendo fuera de España, no sólo en el aspecto preocupante de los progresos del EI y de sus actuaciones por medio de “lobos solitarios” en distintas naciones no islámicas, entre las cuales no debemos de olvidar que nos podemos encontrar, no sólo por la situación geográfica, sino por el hecho de que, para estos insensatos islamistas, España forma parte de lo que ellos consideran el antiguo imperio islámico ( Al Andalus) y ya forma parte del mapa que los yihadistas tiene proyectado de lo que deberá ser el nuevo Estado Islámico. El gobierno español ya lo tiene en cuenta y, por ello, extrema la vigilancia sobre los españoles que se van a formar parte de aquellas guerrillas sino, y esto es lo más importante, de los que regresen, una vez entrenados y convertido al islamismo extremo.

Pero también es muy necesario que se haga pedagogía a cerca de lo que nos sucedería a los españoles, si acabaran llegando al poder estos ilusos, que quieren sacarnos de la pobreza, precisamente de la forma menos oportuna y, por supuesto, absurda; provocando que nos quedemos aislados del resto de naciones donde la libertad de mercado es básica y el sistema capitalista sigue dando los frutos apetecibles aunque, en ocasiones, como ocurre ahora, los abusos de algunos puedan ocasionar algunos desequilibrios que, es muy posible que estemos a punto de superar si, estos obcecados de Podemos o los secesionistas, no se las ingenian para acabar tirando el porvenir de todos los españoles por la borda. Lo peor es que, el descrédito de los partidos políticos tradicionales, puede llevar a que muchos ciudadanos, irritados por los errores cometidos, por los incumplimientos de promesas o por cambios de orientación política de sus dirigentes, decidan jugársela y abstenerse de votar, o votar a formaciones sin ninguna posibilidad de gobernar; en cuyo caso la suerte de España ya estaría echada.

Las tormentas que desde todos los puntos del horizonte político se están cerniendo sobre nuestra nación, no hacen más que ir empeorando la sensación que, una gran mayoría de españoles empiezan a tener de que, por parte de los gobernantes, no se hace lo suficiente para evitar que, poco a poco, la autoridad vaya relajándose; la ejemplaridad desapareciendo; la defensa de los derechos de los ciudadanos vaya cediendo a cambio del incremento de las garantías, los derechos y la protección de los delincuentes; la protección del derecho a la vida parece que sólo afecta a los criminales porque, en el caso de los fetos, la permisividad es tal que, cada año, sólo en nuestra nación, se alcanza la cifra de más de 100.000 abortos. Un país en estas condiciones, tarde o temprano puede explotar. Lo malo es que, a veces, quienes encienden la mecha de la bomba son aquellos que acaban con la paciencia de las personas sensatas y de orden.

O así es como, desde la óptica de un ciudadano de a pie, se tiene la impresión de que, a un cierto nivel de autoridad la ceguera, sordera y la falta de olfato, ante la incubación de situaciones de riesgo, llegan a ser totales.

El peligro de que España menosprecie el riesgo que la amenaza

“El fin del mundo” es descrito en 2 de Pedro 3:10 (LBLA), “Los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas.”
Miguel Massanet
jueves, 18 de diciembre de 2014, 08:24 h (CET)
Mientras el rublo ruso se ha devaluado hasta los ochenta rublos por euro; en Australia un loco yihadista entra en un café armado y mantiene secuestrados a sus ocupantes o, en Siria, el Frente Al Nusra conquista dos bases militares matando a 100 soldados y recibiendo ochenta víctimas; mientras los bombardeos internacionales siguen sus raids causando la muerte a cinco comandantes del EI en la ciudad de Mayadin y , en Irak, 34 yihadistas fueron víctimas de otros bombardeos de la coalición occidental; en Europa nos concentramos en cómo es posible agravar las cosas aún más de lo que ya lo están, cuando, en lugar de intentar entendernos y actuar de común acuerdo para conducir a buen puerto a esta pretendida unión de naciones europeas, nos dedicamos a discutir sobre el importante tema del sexo de los ángeles.

Por si fuéramos pocos, nos hemos encontrado con la sorpresa de que, en la conflictiva Grecia, una de las causantes de que Europa haya sido barrida con una crisis que ha puesto en duda su propia supervivencia y ha llevado a que, muchos países, hayan tenido que ser rescatados, una vez que ella inició la serie de defaults que, posteriormente, han ido afectado a los demás; vuelva a estar de actualidad cuando, a pesar de los apoyos de Bruselas, y de los recortes a los que, el gobierno, ha sometido a sus ciudadanos, no parece que hayan sido suficientes para sacarla a flote. Ello ha dado lugar a que, como ocurre en otras naciones, especialmente en España; una serie de descontentos, unos universitarios que están convencidos de que en sus manos tienen la solución que, para ellos, consiste en la implantación de sistemas filocomunistas; con los que esperan salvar a Grecia, sin tener presente que las otras naciones que lo han intentado han acabado arruinadas, con los ciudadanos empobrecidos, y sin haber logrado más que, aquellos que los animaron, con falsas promesas, a buscar la senda del estatalismo económico y el presunto igualitarismo, sean los únicos que han acabado enriqueciéndose. Los ejemplos los tenemos a la vista en el caso de los señores Castro de Cuba, poseedores de saneadas fortunas particulares, mientras los cubanos viven en una situación a mucha distancia, en cuanto a nivel de vida, de cualquier país capitalista europeo o americano.

Sirias el partido griego antiausteridad, bajo la dirección del gran amigo del señor Pablo Iglesias de Podemos, señor Alexis Tsipras, parece estar decidido a aprovechar su popularidad, lo mismo que ocurre con los miles de adeptos que han creído encontrar en Podemos la solución a sus problemas ( con trabajo para todos, llegar a fines de mes, levantar las industrias caídas mediante su nacionalización y, por si no bastara, conseguir cobrar una subvención mensual de 750 euros, que se extendería a todos los españoles aunque ello supusiera un coste, para la Administración del Estado, de 140.000 millones de euros), para intentar alcanzar el poder en Grecia, favorecido por la extremadamente difícil situación a la que ha conducido al país su actual presidente del gobierno, señor Andonis Samarás, al que le han impedido, con las constantes huelgas y obstáculos a la tarea gubernamental el poder llevar a cabo las políticas de austeridad que se le fijaron..

Ahora dicen “Basta”, pero lo que no sabemos es lo que dirán si, como parece, llegan a alcanzar el poder y ponen en práctica sus doctrinas igualitarias, incautatorias y frente populistas, que los lleven a dejar de pagar la deuda pública; poner topes máximos a los salarios, suprimir la propiedad o estatalizar la banca; lo que, como es de imaginar, significaría apartarse definitivamente de la CE, prescindir de los apoyos del BCE y provocar, como la sola posibilidad de que todo ello pueda llegar a ser realidad ya está ocasionando, el desmoronamiento de su economía y la desconfianza de todos aquellos que hubieran pensado invertir en aquel país. No haría falta que Bruselas decidiera dejar caer a Grecia, sino que ella misma, con un gobierno como el propuesto por el señor Tsipras, si llevara a cabo su política de intervencionismo y falta de pago de la deuda, ya se condenaría por sí sola a la quiebra soberana.

El pueblo español, tan poco amigo de anteponer lo racional a lo meramente emocional, debiera de tomar en consideración lo que está sucediendo fuera de España, no sólo en el aspecto preocupante de los progresos del EI y de sus actuaciones por medio de “lobos solitarios” en distintas naciones no islámicas, entre las cuales no debemos de olvidar que nos podemos encontrar, no sólo por la situación geográfica, sino por el hecho de que, para estos insensatos islamistas, España forma parte de lo que ellos consideran el antiguo imperio islámico ( Al Andalus) y ya forma parte del mapa que los yihadistas tiene proyectado de lo que deberá ser el nuevo Estado Islámico. El gobierno español ya lo tiene en cuenta y, por ello, extrema la vigilancia sobre los españoles que se van a formar parte de aquellas guerrillas sino, y esto es lo más importante, de los que regresen, una vez entrenados y convertido al islamismo extremo.

Pero también es muy necesario que se haga pedagogía a cerca de lo que nos sucedería a los españoles, si acabaran llegando al poder estos ilusos, que quieren sacarnos de la pobreza, precisamente de la forma menos oportuna y, por supuesto, absurda; provocando que nos quedemos aislados del resto de naciones donde la libertad de mercado es básica y el sistema capitalista sigue dando los frutos apetecibles aunque, en ocasiones, como ocurre ahora, los abusos de algunos puedan ocasionar algunos desequilibrios que, es muy posible que estemos a punto de superar si, estos obcecados de Podemos o los secesionistas, no se las ingenian para acabar tirando el porvenir de todos los españoles por la borda. Lo peor es que, el descrédito de los partidos políticos tradicionales, puede llevar a que muchos ciudadanos, irritados por los errores cometidos, por los incumplimientos de promesas o por cambios de orientación política de sus dirigentes, decidan jugársela y abstenerse de votar, o votar a formaciones sin ninguna posibilidad de gobernar; en cuyo caso la suerte de España ya estaría echada.

Las tormentas que desde todos los puntos del horizonte político se están cerniendo sobre nuestra nación, no hacen más que ir empeorando la sensación que, una gran mayoría de españoles empiezan a tener de que, por parte de los gobernantes, no se hace lo suficiente para evitar que, poco a poco, la autoridad vaya relajándose; la ejemplaridad desapareciendo; la defensa de los derechos de los ciudadanos vaya cediendo a cambio del incremento de las garantías, los derechos y la protección de los delincuentes; la protección del derecho a la vida parece que sólo afecta a los criminales porque, en el caso de los fetos, la permisividad es tal que, cada año, sólo en nuestra nación, se alcanza la cifra de más de 100.000 abortos. Un país en estas condiciones, tarde o temprano puede explotar. Lo malo es que, a veces, quienes encienden la mecha de la bomba son aquellos que acaban con la paciencia de las personas sensatas y de orden.

O así es como, desde la óptica de un ciudadano de a pie, se tiene la impresión de que, a un cierto nivel de autoridad la ceguera, sordera y la falta de olfato, ante la incubación de situaciones de riesgo, llegan a ser totales.

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Duele el dolor, aunque duele más la injusticia que le rodea. Es lo que entendí de las palabras de Rosa Mª Sarda en su relato de vida. Una entrevista donde explicaba la realidad social de un pasado en el que perdió a su hermano por la pandemia del sida. Por un momento, recordé aquella facilidad colérica para culpabilizar al resto en clara atribución a un egoísmo psicológico, toda vez, que nos acercábamos a la mayor osadía de nuestro tiempo: la ignorancia.

Cuando era pequeño, muy pequeño, y no me portaba bien o no quería dormirme, mi madre para que la obedeciera empleaba la frase que encabeza este escrito. Mano de santo. Inmediatamente la obedecía, y, o le hacía caso, o me disponía a dormir. Quiero referirme al bute, al fantasma con el que se pretende asustar a la humanidad desde hace varias décadas: el cambio climático, causado por los seres humanos.

La miga de la Semana Santa, culmen del camino cuaresmal, tiene que hacernos repensar sobre nuestro propio pulso interior. Esto se consigue, sustentándose en silencio y sosteniéndose en soledad, bajo la contemplación mística y sobre la esperanza de quien es verdad y vida. Nuestra tarea es la de embellecer y no embobarse, la de conciliar lo irreconciliable y no poner armas sino alma.

 
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