Alguien me dijo una vez que los sistemas complejos como las personas nos encontramos en constante cambio, buscamos como elemento de estabilidad el desequilibrio. Es curioso, lo que nos proporciona inseguri-dad es lo que nos potencia al mismo tiempo, es decir, debemos de asu-mir que somos personas en desequilibrio constante con nuestro entorno, y eso nos potencia, nos permite potenciar en nosotros el crecimiento per-sonal.
Estimados amigos, hoy pensando en esta columna de opinión recordaba un anuncio de Coca Cola, ese que aparecía hace un tiempo con una persona en un proceso de entrenamiento personal, con un montón de herramientas de crecimiento personal, y potenciando elementos de bienestar en su vida, al final la conclusión del anuncio es que no hagas todo lo que te digan, esto me hizo recordar un libro que leí hace dos años sobre Las Trampas de la Felicidad de Russ Harris, quien planteaba un argumento similar.
Hoy está muy de moda el ser entrenadores personales de estrategias, digo de herra-mientas, que potencien nuestra vida, nos pasamos los días comentándoles a las per-sonas los cambios que deberían hacer en sus vidas, lo que deben de aportar, lo que tienen que mejorar, lo que deberían de hacer, como en el anuncio, hora a hora.
Nos hemos pasado la vida acompañando a personas y hoy nos hemos convertido en coach, entrenadores de habilidades, olvidando que el cambio está en la propia per-sona, que es cierto que esta es la que debe de potenciar el cambio, que asimilarlo, que asumirlo.
El propio Frankl, plantea que todos estamos en esa búsqueda, Maslow nos dice que todos tendemos a autorrealizarnos, a trascender como personas. Seligman nos plan-tea un modelo de cinco componentes que definen el bienestar, pero nos olvidamos que falta un elemento fundamental, el cambio. El sentimiento interno de cambio que experimenta toda persona en un momento dado de su proceso vivencial. Eso hizo que el propio Seligman se replantease todo su enfoque; sin cambio no hay proceso les comentaba la semana pasada. Les decía que teníamos que luchar contra un elemento fundamental, el tiempo, si en nuestra vida es un elemento crucial, si estoy pendiente a todo lo que hago y eso supone en mi un sobresfuerzo y no lo vivo como tal, no hay cambio. Si yo me planteo cambiar sobrecargando mi tiempo y esa situación no la vi-vencio, no la siento como propia, poco estoy haciendo.
En términos de Seligman tenemos en primer lugar que encontrar sentido a nuestra vida a través del estudio personal de nuestras fortalezas, por una parte conociéndo-las y aumentándolas potenciaremos nuestro bienestar. Cuando conecto conmigo, y con las razones que dan sentido a mi vida. Ese es el comienzo del cambio, después yo decido hacia donde me dirijo y me proyecto en el futuro, me reflejo a través de un diseño de objetivos adecuados a mi.
Por último, creo que es fundamental para conseguir esa conexión, el entrenamiento en mindfullness, así como potenciar el vivir el hoy ahora a través de las técnicas de saboreo, que nos permiten conectar y sacar la esencia de la cosas que vivimos cada días. Todo ello nos conecta cambiando simplemente el foco de atención ya que nos ayude a estar más presentes y conscientes en cada momento de nuestra vida, gene-rando un estado de sincronía entre mente y cuerpo. Solo entonces conseguimos esa conciencia plena y abierta consiguiendo una conjunción entre nuestra mente, nues-tro cuerpo y nuestro espíritu.