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Patxo Palacios

Cambiemos algunas reglas

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La introducción del fuera de juego, hace ya varias décadas, revolucionó el fútbol y supuso un cambio brusco en la manera de jugar de los equipos, de achicar el espacio, etc. Y fue una medida acertada, sin duda.

Igualmente acertado fue el más reciente cambio sobre los puntos atribuidos a la victoria (3 en lugar de 2) tras su incorporación en Inglaterra, propiciado por la sana intención de fomentar el fútbol de ataque y de que los equipos fuesen a por la victoria con más ahínco al pasar de 1 punto del empate a 3 en vez de a los 2 de antes.

Muy loable, pero hoy día es más que discutible que esa puntuación estimule el juego de ataque; muchos equipos siguen dando por bueno el empate, sobre todo si es fuera, buscando la victoria en la jornada siguiente. Pero hay otra razón más objetiva: cuando uno de los equipos se pone por delante (1-0, por ejemplo), ese incentivo superior de 3 puntos en vez de 2, actúa en sentido inverso: es decir, como dicho equipo puede pasar de tener 3 a tener 1, propicia en numerosas ocasiones una mayor defensa y renuncia al juego de ataque, al querer asegurar más los puntos (por ser estos mayores), frente a la posibilidad de que el contrario empate.

Otra paradoja nada desdeñable la encontramos en la circunstancia de que de dos partidos iguales salgan puntuaciones diferentes: de un empate salen 2 puntos y de una victoria salen 3... cuando menos, raro.

Se puede comprobar en muchas jornadas la cantidad de empates que se vienen dando y los poquitos goles que se meten (en la pasada, apenas una docena, con cuatro empates a cero).
Volvamos a la puntuación tradicional; uno está convencido de que sería más justo y no habría más empates a cero ni conservadurismos que los actuales.

Más sugerencias de cambio: la actual regla que dicta la expulsión del jugador que aborta una ocasión manifiesta de gol en mi opinión solo debería darse en caso de que hubiese juego brusco grave o conducta violenta (por su propia naturaleza) o bien que no se decretase penalty por haber sido fuera del área de penal. Como su propio nombre indica, en caso de indicarse penalty en la acción, esta sería la pena máxima, la más grave, que acaso con una amonestación añadida, debería castigar ya suficientemente la acción.
¿Cuántos partidos nada más empezar se van al carajo por una jugada tonta de este tipo de un portero o defensa que, al ser el último, derriba en una falta normal al delantero y se va al vestuario expulsado con penalty incluido? Demasiada pena, señores, flaco favor al espectáculo que se dice querer defender.

Cambiemos algunas reglas

Patxo Palacios
Patxo Palacios
sábado, 27 de enero de 2007, 09:09 h (CET)
La introducción del fuera de juego, hace ya varias décadas, revolucionó el fútbol y supuso un cambio brusco en la manera de jugar de los equipos, de achicar el espacio, etc. Y fue una medida acertada, sin duda.

Igualmente acertado fue el más reciente cambio sobre los puntos atribuidos a la victoria (3 en lugar de 2) tras su incorporación en Inglaterra, propiciado por la sana intención de fomentar el fútbol de ataque y de que los equipos fuesen a por la victoria con más ahínco al pasar de 1 punto del empate a 3 en vez de a los 2 de antes.

Muy loable, pero hoy día es más que discutible que esa puntuación estimule el juego de ataque; muchos equipos siguen dando por bueno el empate, sobre todo si es fuera, buscando la victoria en la jornada siguiente. Pero hay otra razón más objetiva: cuando uno de los equipos se pone por delante (1-0, por ejemplo), ese incentivo superior de 3 puntos en vez de 2, actúa en sentido inverso: es decir, como dicho equipo puede pasar de tener 3 a tener 1, propicia en numerosas ocasiones una mayor defensa y renuncia al juego de ataque, al querer asegurar más los puntos (por ser estos mayores), frente a la posibilidad de que el contrario empate.

Otra paradoja nada desdeñable la encontramos en la circunstancia de que de dos partidos iguales salgan puntuaciones diferentes: de un empate salen 2 puntos y de una victoria salen 3... cuando menos, raro.

Se puede comprobar en muchas jornadas la cantidad de empates que se vienen dando y los poquitos goles que se meten (en la pasada, apenas una docena, con cuatro empates a cero).
Volvamos a la puntuación tradicional; uno está convencido de que sería más justo y no habría más empates a cero ni conservadurismos que los actuales.

Más sugerencias de cambio: la actual regla que dicta la expulsión del jugador que aborta una ocasión manifiesta de gol en mi opinión solo debería darse en caso de que hubiese juego brusco grave o conducta violenta (por su propia naturaleza) o bien que no se decretase penalty por haber sido fuera del área de penal. Como su propio nombre indica, en caso de indicarse penalty en la acción, esta sería la pena máxima, la más grave, que acaso con una amonestación añadida, debería castigar ya suficientemente la acción.
¿Cuántos partidos nada más empezar se van al carajo por una jugada tonta de este tipo de un portero o defensa que, al ser el último, derriba en una falta normal al delantero y se va al vestuario expulsado con penalty incluido? Demasiada pena, señores, flaco favor al espectáculo que se dice querer defender.

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