Es un hecho que el ascenso de Reagan al poder se inició con el escándalo de su convocatoria, como testigo, ante el Gran Jurado, implicado en un grave caso de corrupción. Salió ileso porque tuvo la habilidad de paralizar en seco el procedimiento: respondió a una pregunta indicando que los jueces debían hacérsela al padre del Fiscal General y del presidente.

Para ambos mandatarios era importante que no se propagaran sus basuras. Por el contrario Reagan hace de la basura un potente instrumento, como pueden comprobar los interesados en el discurso del neoliberalismo, usando el criterio “El discurso de la arrogancia” en un buscador.

Ahora estamos pringados también nosotros; ahora comprendo los porqués de muchas cosas; lo de enterrarnos en la “mierda” ha sido un golpe muy contundente y no podemos quedarnos esperando a que nos devore, porque lo hará.

Lo único que nos queda es reciclar y para ello, necesitamos instrumentos que nos permitan discriminar. Nos lo ponen muy difícil y nuestro acceso a la información sobre los hechos y los datos es limitado y hay mucha corrupción y corruptelas.

Ante todo, no debemos caer en el juego del “y tú más”. No la queremos, no la admitimos. No lo hacemos en los programas que nos proponen las candidaturas en las próximas elecciones Locales y Autonómicas.

La mierda que podría haber en los candidatos no es que no nos interese, pero me parece menos importante que los instrumentos de control que lleve el programa de la candidatura. Necesitamos que erradiquen, además la basura denunciada.

Sería bueno que se limpiara el pringue, que todo quedara muy claro, pero esto es responsabilidad de los partidos implicados, el votante lo que necesita es un programa que garantice instrumentos de control que erradiquen la basura. Los candidatos tienen tiempo para presentarlos si comprenden que es una exigencia de la ciudadanía. Si no lo entienden así, y les dejamos continuar en el escenario que nos impone la actualidad, habremos caído en el puro basurero.