Ayer nos contaba un profesor de Lengua y Literatura de un instituto de Valladolid que, en
sus dos últimas clases, había explicado y trabajado con sus alumnos y alumnas la perversión
del lenguaje. Tal perversión la había centrado en los giros y expresiones enrevesadas de la
corrupción del Partido Popular.
Es cierto que los políticos y 'correas de transmisión' del sistema utilizan expresiones estúpidas
para no llamar a las cosas por su nombre; por poner un ejemplo: al recreo lo llaman segmento
de ocio y barbaridades por el estilo. No hay más que releer los artículos de Pedro Arce, en
Cantabria Liberal, para darse cuenta de que la insensatez y la estupidez están instaladas donde
no debe. Pocos articulistas como él han reflejado la realidad tal cual en sus artículos y lo sigue
haciendo a diario.
Volviendo al 'profe' de lengua y Literatura, nos decía que había contactado con políticos de
PP para que acudieran a su instituto a hablar del tema, en plan seminario o conferencia. Su
sorpresa es que nadie ha querido asistir, cuando tenía más de cien alumnos y alumnas que
habían solicitado asistir. Es una prueba más de la hipocresía y de lo lejanos que están los
políticos de la escuela y la realidad social. Ya decía Tagore algo así como: "leemos mal en el
mundo y luego decimos que nos engaña".
El caso es que el profesor aludido intentó contactar posteriormente con políticos del PSOE
para dar esa conferencia o seminario (no podía dar más facilidades a este tipo de gente que
viven del cuento y de las altas cuentas) y tampoco ellos aceptaron reflexionar con el alumnado,
entre los 16 y 18 años. Es una prueba más de que ya tenemos a los dos partidos mayoritarios
alejados de la ciudadanía y de contribuyente. Depositar el voto en la urna con destino a uno de
estos partidos es un atentado a la dignidad, al sentido común y al progreso ciudadano.
La realidad es más cruda de lo que aquí contamos. Al final, el profesor decidió contactar
con lo que llaman docentes en función inspectora, 'inspectores LOE' y cosas así. ¿Qué
sucedió? Ni aceptaron ni desistieron. Simplemente lleva dos meses esperando respuesta.
Más tarde decidió contactar con la Consejería de educación de su Comunidad y...¡tampoco
han respondido desde hace más de un mes! Incluso en una llamada telefónica que hizo, para
acelerar el tema, llegó a sentirse amenazado por querer dar más trabajo a los funcionarios de
esa Consejería. ¿Puede haber vergüenza mayor para ese tipo de políticos? ¿Cómo explicar lo
sucedido al alumnado?
Ahora que llegan las elecciones, no faltarán estúpidos dedicados a la política que nos harán
comulgar con ruedas de molino. Dirán que dedican su tiempo a la ciudadanía y bla, bla, bla.
Incluso dirán que están en la calle y que conocen la realidad de la ciudadanía. Posiblemente no
tengamos mejor momento de llamarles a la cara lo que son y de decirles lo que sentimos por
ellos, además de desprecio.
No dedican ni un solo minuto a instruir a la ciudadanía y a contribuir a mejorar el sentimiento
democrático. La educación no está de moda. Ni siquiera los responsables de ella saben hacia
dónde van. Dentro del ámbito educativo lo único que sigue funcionando con dignidad es
el profesorado. Gracias a él, la mediocridad del sistema educativo y la de quienes tienen la
obligación de controlarlo y supervisarlo se incrementa día a día y ya llega a unos límites de
pura majadería. ¡Ay si yo les contara a ustedes lo que vivo en mi centro cuando acuden allí
las 'correas de transmisión' del sistema educativo! Suelo sentir vergüenza ajena al escuchar lo
que escucho.
En cuanto se refiere a la educación, ya decía Cruzalta que el profesorado es lo más digno que
se ha encontrado dentro y fuera del sistema educativo, porque la cortesía es como el aire de
los neumáticos: no cuesta nada y hace más confortable el viaje.