En estos convulsos tiempos que corren en la política estatal, y vasca en particular, llama la atención la coherencia y la firmeza en los principios democráticos de las que está haciendo gala el presidente del Partido Nacionalista Vasco, Josu Jon Imaz. Esta firmeza en la condena sin paliativos a ETA y a la cobardía de sus adláteres por no dar un paso al frente para acabar con el terrorismo de una vez por todas, le ha hecho ganar un gran respeto y honorabilidad incluso fuera de su Partido.
Por contra, la ambivalencia y guiños permanentes a Batasuna de Egibar y su sector y alguna declaración extemporánea del mismo Arzalluz no le han ayudado precisamente.
Pero Imaz es un corredor de fondo, entusiasta y que goza de un respaldo grande en las bases del PNV en Bizkaia y Alava, y más repartido en Gipuzkoa, donde la batalla por las listas a las municipales y forales de primavera están al rojo vivo entre el sector de Egibar y el suyo. Fruto de esta lucha intestina por cierto, González de Txabarri, actual diputado general de Gipuzkoa, puede salir escaldado.
Algún rumor hay sobre su no perfecta sintonía con el lehendakari Ibarretxe, pero Imaz se ha cansado de apoyar por activa y por pasiva la gestión del alavés, recordando que en todos los sondeos de opinión este es el político más valorado. Esas mismas lenguas hablan de la posible 'imposición' desde Sabin Etxea al lema de la manifestación de exigencia a ETA del abandono de la violencia. Quién sabe, pero, desde luego, no parece que Ibarretxe sea precisamente una marioneta del Partido. Como también se equivocan los que opinen que Imaz no es soberanista; lo es, pero ante todo, demócrata.
Es clara, por otro lado, la no disimulada buena sintonía con el presidente Zapatero. Encaja perfectamente con el perfil democrático, voluntarista y conciliador de ambos, ciertamente.
En todo caso, lo más destacable de este joven político azpeitiarra es su coraje ante la bestia etarra y sus acólitos, pese a ciertas coincidencias - que no totales - en los objetivos políticos. La diferencia básica es respetar la voluntad del pueblo o no y ETA y su mundo se han pasado esta por el forro de sus caprichos desde su mismo nacimiento. Es lo que tiene ser 'portador de las esencias del pueblo y de la verdad absoluta'.
No fue gratuito el apoyo de Imaz a la independencia judicial hace algunas semanas, es parte del abc del político guipuzcoano; por ello, uno intuye cierta incomodidad ante las recientes declaraciones de algún compañero de partido poniendo en tela de juicio algunas acciones judiciales. Pero lo que verdaderamente da gusto es oirle al lider jeltzale hablar del Estado de Derecho, el reconocimiento social a las víctimas, la deslegitimación de la violencia y el diálogo político entre partidos como bases programáticas del PNV. Limpio y cristalino.
Ante cualquier uso de elementos coactivos para tener más peso que el que las urnas otorgan, solo cabe democracia y la aplicación de la ley. Esa herramienta de la que nos hemos dotado para combatir la barbarie totalitaria. Da igual que la barbarie lleve acento español fascista o euskara socialista, no cabe otra respuesta ante el que ejerce la violencia.