Residir en este europeo país resulta,día a día, un experimento cada vez más extraño e, incluso, peligroso.
En Alcorcón, decenas de personas entablan una batalla campal digna de “Braveheart”. Acabo de leer que eran jóvenes españoles contra jóvenes latinoamericanos, pero eso es lo de menos.
Mientras, en el norte, los proetarras, opositores a terroristas, cachorros de la ETA o como quieran ustedes denominarlos, siguen haciendo de las suyas sin que ninguna autoridad ose oponerse. Resulta fascinante como para estos individuos algunos de sus mayores enemigos son los cajeros automáticos y los autobuses urbanos.
La violencia callejera se convierte, en esta España de hoy, en una terrible y violenta rutina.Si no acabas envuelto en una de estas reyertas o le pegan fuego al autobús en el que vas al trabajo, puede ser que cuando consigas llegar a tu hogar te encuentres tu casa ocupada por unos señores que se creen con derecho a robarte.Derecho que sin embargo deben tener puesto que casi ninguna autoridad judicial de este santo país osará echarles de tu casa.
Todo esto sin mencionar los asaltos a casas, los robos en plena calle y la corrupción. España es un país cada vez más inseguro sin que ninguna autoridad ponga medidas para remediarlo. Los españoles, cada vez más desprotegidos, ven como roban en sus casas mientras la Guardia Civil, se manifiesta para no ser militares cuando deberían hacerlo para mejorar sus sueldos, sus equipamientos,el número de agentes etcétera, y la Policía Nacional, o mejor dicho, el jefe de los Tedax cuando el fatídico 11 de marzo tiene la desfachatez de admitir que no se analizó el explosivo de los atentados.
Si las autoridades no hacen su trabajo en temas tan importantes imagínense lo que harán en su día a día. De ahí que la delincuencia haga su agosto en pleno invierno.