Qué triste es lo que está pasando en el Real Madrid. El mejor club del siglo XX está en el peor momento de su historia. Ni siquiera Raúl recuerda algo así. Jugadores acusados de llegar a los entrenamientos con aliento a alcohol, jugadores que no juegan, porque han resuelto su futuro antes de tiempo y un presidente que pone a parir a jugadores y afición. Y el equipo que sigue sin ganar y cuando lo hace, lo hace sin convencer, sin juego y sin ganas.

Los mejores del equipo en los últimos partidos, Gago e Higuaín. Será porque aún no se les ha pegado eso de no correr, de no presionar, de no jugar a esto por lo que les pagan. Pero por ahora basta con verlos para ver que todavía no; es más, hay que ver la cara que se les queda a veces cuando corren y juegan y ven que el resto del equipo espera verlas venir.

El caso es que el conjunto no está aprovechando la mini crisis del líder y del eterno rival para acercarse a algún objetivo este año, porque la Copa ya es historia y la Champions no esta Liga; aquí los fallos y el mal juego se pagan. No sé si el problema es que no juega Bechkam, si Capello no es el adecuado o si es culpa sólo de los jugadores, pero algo falla y no dan con qué.

El mal rollo se apodera del vestuario; la cohesión que debiera haber en los momentos difíciles se rompe cada vez más y la afición no parece estar con el equipo ahora. Es normal si vemos que un personaje que no merece ser presidente de un club tan grande, les llama teatro, les dice que no animan. Señor Calderón, que la afición del Real Madrid no es cualquier afición.

Lo dicho, que da pena. Que todos, incluida yo que no soy merengue, queremos que vuelva el Madrid para que la Liga cobre más emoción aún. Que quien tenga que acabar con lo que pasa, acabe. Aunque sí me mojo y digo, que si Capello se llamase Luxemburgo, hacía semanas que no sería entrenador blanco. En fin, que cada uno reflexione y busque soluciones.