Una de cal y una de arena. Así podríamos definir al Real Madrid de esta temporada. A pesar de no realizar un buen juego, se mantenía y se mantiene entre los cuatro primeros. Cuando parecía que ya salía el sol, pierde dos partidos seguidos y se caen todos los pilares del madridismo, desde el utillero al presidente, pasando por todos los jugadores. Siete días después sale victorioso de la sentencia del Bernabeu contra el Zaragoza, pero cuando más fácil lo tenía se queda fuera de la Copa del Rey y pierde su primer título. Daba la sensación que había renacido de sus cenizas, pero se ha vuelto a caer de nuevo con todo el equipo, y todavía está en busca de su resurrección.

La eliminación de la copa ha vuelto a poner en entredicho de nuevo el juego de los madridistas. El técnico bético no se lo pudo poner más fácil a los blancos, con un conjunto plagado de ausencias y sin ganas por esta competición. Y el Madrid va y lo desaprovecha. Quizá Luis Fernández se marcó un órdago y nos engañó a todos, porque en el coliseo blanco se vio un Betis con ganas y rabia a pesar de su bajo potencial. El Madrid solo apretó cuando se vio contra las cuerdas, incluso saliendo desfavorecido por las decisiones arbitrales en dos ocasiones. Aún así estuvo muy falto de recursos durante todo el encuentro.

Ayer se vinieron abajo todas las ilusiones generadas el domingo tras el triunfo contra el Zaragoza. Tras seis meses de error, Capello encontró el sistema que necesita este equipo. Ha sido necesaria una revolución en la plantilla, desde el primero hasta el último. Aún así, los problemas no se han solucionado, ya se quedó demostrado ayer, y más con la rajada del ‘presi’ Calderón esta semana. El mejor club del siglo XX debería plantearse si sería necesario multar al máximo dirigente por las dulcerías que soltó por su boquita, al igual que se multa al técnico por hacer una peineta o a los jugadores por otras actitudes. Estas cosas no hacen más que enturbiar a todo el madridismo y retrasar la vuelta, si es que llega algún día, del Madrid al que estábamos acostumbrados.

Con todo y aunque resulte paradójico, el conjunto blanco podría ser incluso campeón de invierno. Por lo menos lo dicen las matemáticas. Mañana llegamos al ecuador de la Liga y el Real Madrid está metido en el saco de los favoritos, a dos puntos del líder y empatado con su máximo rival. Si Sevilla y Barsa pierden sus encuentros, los blancos podrían subir a lo más alto de la clasificación siempre que gane el domingo al Mallorca. Toda una incógnita a la que nos tiene acostumbrado. Esta vez será el equipo balear quien haga de juez. El veredicto, el domingo por la noche.