Edmund Stoiber, líder del partido conservador bávaro y presidente de esa región alemana, vive las horas más bajas de su carrera política. Una trama de espionaje político sacude su liderazgo y pone en peligro la eterna hegemonía de la Unión Socialcristiana (CSU), en ese Estado federado. Hasta la fecha no había rival que le hiciera sombra pero a Stoiber parece que le ha abandonado su buena estrella desde que su partido perdió las generales frente a Schröder en el año 2002. Merkel aparcó después sus aspiraciones a ser el candidato a la cancillería, y es ahora otra mujer, Gabriele Pauli quien le está haciendo la cama. Gabriele Pauli una extrovertida y atractiva consejera municipal de la unión socialcristiana ha denunciado una campaña de hostigamiento para investigar su vida privada, presuntamente dirigida por Michael Höhenberger, casualmente jefe de gabinete de Stoiber. Pauli afirma que su teléfono fue pinchado en busca de información indiscreta con el objeto de desprestigiarla. Desde entonces , la munición de rumores se ha disparado provocando en su estallido una crisis interna en la CSU sin precedentes. Las críticas en las filas del propio partido arrecian con la misma velocidad que los dementis.
En los mentideros se barajan para sustituir a Stoiber nombres como el ministro federal de Agricultura y Protección del Consumidor, Horst Seehofer, que asumiría la presidencia del partido, y el ministro de Interior de Baviera, Günther Beckstein, que detentaría la jefatura del gobierno regional. Ambos han quitado leña al fuego porque a fin de cuentas Stoiber ha sido durante años su benefactor, y en declaraciones a la prensa se han apresurado a afirmar que en las presentes condiciones jamás presentarían su candidatura.
Seguramente ambos candidatos tiran la piedra y esconden la mano, pero Stoiber ha dejado claro que su intención es seguir al pie del cañón y dar un carpetazo a la comedia de enredos que merma su popularidad, ya a la baja, y la de su partido.
Este lunes Stoiber se reunirá con Alois Glück, presidente del parlamento bávaro y con el jefe de la Unión Socialcristiana en el parlamento regional, Joachim Herrmann y el jueves mismo incluso con su bella rival Gabriele Pauli. No es previsible que el jefe del gobierno bávaro sucumba ante los encantos de Pauli, pero en el fondo ya está tocado.
