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Una nuevo espacio urbanístico, se construye consultando a todos los elementos que la integran, pactando consensos y sobre todo haciendo que las obras que se emprenden

El espacio económico de Valentiae

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Nuestra tierra valenciana, ha sido siempre pionera, en casi todos los ámbitos, tanto del saber humano, como en sectores tan diversos como el económico, politico, social, urbanístico y cultural. Nuestra bonanza climática, nos hace ser destino de diferentes pueblos y culturas, que se van asentando a lo largo y ancho del territorio valenciano, creando diversas formas de población habitacional, así como espacios reconocibles, dónde hacer intercambio de productos, siendo las plazas o foros, el centro de la vida social del grupo. Para no ser muy extensos, si que diremos que por nuestro territorio, pasaron culturas como los fenicios, griegos, edetanos, iberos, focenses, hasta llegar a los romanos, que convirtieron a nuestra ciudad, en el centro de una tierra de solaz y reposo, poniéndole el calificativo de Valentiae, es decir tierra de Valientes. Y debió ser así, porque hasta nuestras costas y territorio, llegaron los generales más afamados, a retirarse, relajarse y tomar el merecido descanso.

Vamos a centrar nuestra mirada, en la Plaza o foro central, dónde se desarrolla toda la actividad social, comercial, cultural y de gobernanza, delimitándola, con lo siguientes datos: el foro romano de Valentiae, está ubicado entre la plaza de la Almoina y la de la Virgen (en la actualidad). La ciudad de Valencia se configuraba alrededor de dos calles perpendiculares en cuyo centro se situaba el foro, con sus templos, edificios públicos y de administración. Estas calles eran el Cardo (eje norte-sur) y el decumano (eje este-oeste). El cardo se correspondería con la actual calle Salvador y el decumano con la calle de Caballeros. La ciudad de Valentia acuñó monedas de bronce, en ellas se ve el primer emblema de la ciudad: un cuerno de la abundancia con frutos y flores (cornucopia) sobre un haz de rayos jupiterianos (del dios Jupiter). Una de las necesidades de la ciudad, era la circulación de moneda, para lo que se constituyo la llamada Ceca, es decir, la fábrica de monedas propia. No era muy común, tener fabrica de pecunio, pero dada la importancia de la Ciudad y sus habitantes, se decidió que fuera de esta forma. Con ello, se contribuía a la expansión comercial y a la actividad de intercambio de productos. Especial relevancia merece la presencia de un circo en la ciudad de Valentia. Ya la sola presencia de un circo nos habla de una relativa importancia de la ciudad o por lo menos de una numerosa población. Este circo cuyas medidas eran de 350 metros x 70 metros, se data alrededor del siglo II y de los restos que se han encontrado sabemos que ocupaba el espacio que nos lleva desde la actual Plaza de Nápoles y Sicilia hasta la calle de la Paz a la altura del Patriarca. El circo se encontraba extramuros de la ciudad y en época ya de decadencia sirvió como refuerzo de la muralla y como cuartel militar. Y es que, el espacio que ocupaba el circo, debía de ubicarse próximo al foro o centro comercial.

La actividad económica se basaba principalmente en el comercio y en la elaboración de productos artesanales: estatuaria, fabricación de recipientes metálicos, modelado de esculturas y trabajos artesanos relacionados con la construcción. Los mercaderes, anunciaban sus productos, colocando una tablilla de barro arcilloso, con el producto dibujado encima del dintel de la puerta de su comercio y casa. Es el nacimiento de la publicidad, curiosamente valenciana, no norteamericana.

Siguiendo el proceso de la Historia, Valencia, el 20 de Octubre de 1407 se autorizaba la fundación de la institución conocida como la "Taula de Canvis e Deposits de la Ciutat de València" por privilegio del rey de Aragón Martin I El Humano. El fin de esta institución era el fomento del comercio, facilitando el cambio de moneda y el aumento de la misma. Esta institución estaba regida por el "Consell de la Ciutat" (lo que hoy sería el Ayuntamiento) y era la única institución pública autorizada para realizar tales funciones. Esta institución vendría a ser una especie de banco público de carácter municipal. Esta institución era gobernada por dos regidores (regidors) elegidos por dos años por los "Jurats" y "Consell General de la Ciutat". A su vez estos nombraban a dos escribanos (escrivans) encargados de la contabilidad, cuya obligación era anotar en un libro todos los depositos o entradas y salidas tanto de efectivo como de joyas. Dos de los requisitos para poder ser escribano era estar casado y residir en la ciudad de Valencia. El dinero se guardaba en una caja de madera conocida como "Caixa de gros", bajo la guarda de tres "clavaris" (un generoso, un ciudadano y un mercader) que se renovaban cada dos años. Habia otra caja conocida como la "caixa de menut" que administraba un mercader y servía para cobrar y pagar cantidades pequeñas de diario.

El eje de la economía valenciana, estaba regido por el Banco Público, siendo éste el germen de la banca valenciana, origen de la que luego fue la europea. Valencia, marcaba los precios de gran parte del Mediterráneo, además la prosperidad económica de la Plaza de Valencia, procuraba el nacimiento y sostenimiento de otras actividades, como las relacionadas con la cultura, pero más concretamente con el arte, siendo la ciudad de Valencia, en la que se dé inicio el movimiento conocido como pre-renacimiento, con Paolo de San Leocadio y los Ángeles Músicos de la Catedral de Valencia; o con ser la primera ciudad española con implantar la imprenta de caracteres móviles; o el florecer de la literatura tanto profana como espiritual. Los hospitales valencianos, habían sido creados por impulso de los Jurats, teniendo en Valencia, el primer hospital para enfermos mentales del mundo conocido, además de una serie de establecimientos dedicados al trato de las enfermedades, ubicados en varios lugares de la Plaza de Valencia. El estudio de la Ciencia Médica, era fundamental para todo el conjunto de la sociedad.

La recurrente aparición de pandemias o enfermedades virológicas, no resultaban extrañas para el conjunto de la sociedad valenciana. Más de una vez, se tienen que modificar los barrios, calles y plazas de la Ciudad, al estar infectados por distintos virus y tener la necesidad de darles una buena limpieza. Esta situación, provocaba en los comercios y negocios ciudadanos, no pocos problemas económicos, pero los Jurats, sabían recompensar convenientemente a los comerciantes, condonando impuestos, aliviando cargas impositivas y provocando el nacimiento del “pago aplazado” a través de la “letra de cambio”, la mejor garantía de cobrar una deuda. Será la Banca valenciana, la encargada de hacer nacer este tipo de cobranza, facilitando las transacciones comerciales.

Estamos en una situación extraña, rara y sobre todo como nunca se había dado en nuestro espacio económico valenciano. ¿Están las Instituciones preparadas para apoyar y dar facilidades a los comerciantes y negocios? ¿Se van a poder aplazar pagos a proveedores? ¿Que van a hacer con los impuestos? ¿Van a conceder moratorias y pagos acordes con el momento actual? ¿Van a tomarse seriamente el caso y el actual problema? ¿Volveremos a disfrutar de nuestras calles, plazas, comercios y negocios como antes de la pandemia? ¿Seremos de nuevo capital turística? ¿Que va a pasar con nuestro tejido industrial? ¿Y con nuestros agricultores, ganaderos y pescadores? No podemos seguir anclados en el País de Alicia y sus Maravillas. Es un craso error, comenzar obras sin sentido, mientras la población no está atendida en sus demandas básicas. Resulta chocante, llenar calles y plazas, con proyectos espúreos, que afean y dejan atónitos al conjunto de los ciudadanos.

Una nuevo espacio urbanístico, se construye consultando a todos los elementos que la integran, pactando consensos y sobre todo haciendo que las obras que se emprenden, sean útiles para el conjunto de los ciudadanos, que son los que las pagan y las van a disfrutar. Seamos consecuentes con nuestra forma de hacer y obrar, para que volvamos a ser el espacio económico de la prosperidad, con nuestra marca propia Valentiae, la tierra de los valientes.

El espacio económico de Valentiae

Una nuevo espacio urbanístico, se construye consultando a todos los elementos que la integran, pactando consensos y sobre todo haciendo que las obras que se emprenden
Manuel Ibañez Ferriol
martes, 9 de junio de 2020, 09:52 h (CET)

Nuestra tierra valenciana, ha sido siempre pionera, en casi todos los ámbitos, tanto del saber humano, como en sectores tan diversos como el económico, politico, social, urbanístico y cultural. Nuestra bonanza climática, nos hace ser destino de diferentes pueblos y culturas, que se van asentando a lo largo y ancho del territorio valenciano, creando diversas formas de población habitacional, así como espacios reconocibles, dónde hacer intercambio de productos, siendo las plazas o foros, el centro de la vida social del grupo. Para no ser muy extensos, si que diremos que por nuestro territorio, pasaron culturas como los fenicios, griegos, edetanos, iberos, focenses, hasta llegar a los romanos, que convirtieron a nuestra ciudad, en el centro de una tierra de solaz y reposo, poniéndole el calificativo de Valentiae, es decir tierra de Valientes. Y debió ser así, porque hasta nuestras costas y territorio, llegaron los generales más afamados, a retirarse, relajarse y tomar el merecido descanso.

Vamos a centrar nuestra mirada, en la Plaza o foro central, dónde se desarrolla toda la actividad social, comercial, cultural y de gobernanza, delimitándola, con lo siguientes datos: el foro romano de Valentiae, está ubicado entre la plaza de la Almoina y la de la Virgen (en la actualidad). La ciudad de Valencia se configuraba alrededor de dos calles perpendiculares en cuyo centro se situaba el foro, con sus templos, edificios públicos y de administración. Estas calles eran el Cardo (eje norte-sur) y el decumano (eje este-oeste). El cardo se correspondería con la actual calle Salvador y el decumano con la calle de Caballeros. La ciudad de Valentia acuñó monedas de bronce, en ellas se ve el primer emblema de la ciudad: un cuerno de la abundancia con frutos y flores (cornucopia) sobre un haz de rayos jupiterianos (del dios Jupiter). Una de las necesidades de la ciudad, era la circulación de moneda, para lo que se constituyo la llamada Ceca, es decir, la fábrica de monedas propia. No era muy común, tener fabrica de pecunio, pero dada la importancia de la Ciudad y sus habitantes, se decidió que fuera de esta forma. Con ello, se contribuía a la expansión comercial y a la actividad de intercambio de productos. Especial relevancia merece la presencia de un circo en la ciudad de Valentia. Ya la sola presencia de un circo nos habla de una relativa importancia de la ciudad o por lo menos de una numerosa población. Este circo cuyas medidas eran de 350 metros x 70 metros, se data alrededor del siglo II y de los restos que se han encontrado sabemos que ocupaba el espacio que nos lleva desde la actual Plaza de Nápoles y Sicilia hasta la calle de la Paz a la altura del Patriarca. El circo se encontraba extramuros de la ciudad y en época ya de decadencia sirvió como refuerzo de la muralla y como cuartel militar. Y es que, el espacio que ocupaba el circo, debía de ubicarse próximo al foro o centro comercial.

La actividad económica se basaba principalmente en el comercio y en la elaboración de productos artesanales: estatuaria, fabricación de recipientes metálicos, modelado de esculturas y trabajos artesanos relacionados con la construcción. Los mercaderes, anunciaban sus productos, colocando una tablilla de barro arcilloso, con el producto dibujado encima del dintel de la puerta de su comercio y casa. Es el nacimiento de la publicidad, curiosamente valenciana, no norteamericana.

Siguiendo el proceso de la Historia, Valencia, el 20 de Octubre de 1407 se autorizaba la fundación de la institución conocida como la "Taula de Canvis e Deposits de la Ciutat de València" por privilegio del rey de Aragón Martin I El Humano. El fin de esta institución era el fomento del comercio, facilitando el cambio de moneda y el aumento de la misma. Esta institución estaba regida por el "Consell de la Ciutat" (lo que hoy sería el Ayuntamiento) y era la única institución pública autorizada para realizar tales funciones. Esta institución vendría a ser una especie de banco público de carácter municipal. Esta institución era gobernada por dos regidores (regidors) elegidos por dos años por los "Jurats" y "Consell General de la Ciutat". A su vez estos nombraban a dos escribanos (escrivans) encargados de la contabilidad, cuya obligación era anotar en un libro todos los depositos o entradas y salidas tanto de efectivo como de joyas. Dos de los requisitos para poder ser escribano era estar casado y residir en la ciudad de Valencia. El dinero se guardaba en una caja de madera conocida como "Caixa de gros", bajo la guarda de tres "clavaris" (un generoso, un ciudadano y un mercader) que se renovaban cada dos años. Habia otra caja conocida como la "caixa de menut" que administraba un mercader y servía para cobrar y pagar cantidades pequeñas de diario.

El eje de la economía valenciana, estaba regido por el Banco Público, siendo éste el germen de la banca valenciana, origen de la que luego fue la europea. Valencia, marcaba los precios de gran parte del Mediterráneo, además la prosperidad económica de la Plaza de Valencia, procuraba el nacimiento y sostenimiento de otras actividades, como las relacionadas con la cultura, pero más concretamente con el arte, siendo la ciudad de Valencia, en la que se dé inicio el movimiento conocido como pre-renacimiento, con Paolo de San Leocadio y los Ángeles Músicos de la Catedral de Valencia; o con ser la primera ciudad española con implantar la imprenta de caracteres móviles; o el florecer de la literatura tanto profana como espiritual. Los hospitales valencianos, habían sido creados por impulso de los Jurats, teniendo en Valencia, el primer hospital para enfermos mentales del mundo conocido, además de una serie de establecimientos dedicados al trato de las enfermedades, ubicados en varios lugares de la Plaza de Valencia. El estudio de la Ciencia Médica, era fundamental para todo el conjunto de la sociedad.

La recurrente aparición de pandemias o enfermedades virológicas, no resultaban extrañas para el conjunto de la sociedad valenciana. Más de una vez, se tienen que modificar los barrios, calles y plazas de la Ciudad, al estar infectados por distintos virus y tener la necesidad de darles una buena limpieza. Esta situación, provocaba en los comercios y negocios ciudadanos, no pocos problemas económicos, pero los Jurats, sabían recompensar convenientemente a los comerciantes, condonando impuestos, aliviando cargas impositivas y provocando el nacimiento del “pago aplazado” a través de la “letra de cambio”, la mejor garantía de cobrar una deuda. Será la Banca valenciana, la encargada de hacer nacer este tipo de cobranza, facilitando las transacciones comerciales.

Estamos en una situación extraña, rara y sobre todo como nunca se había dado en nuestro espacio económico valenciano. ¿Están las Instituciones preparadas para apoyar y dar facilidades a los comerciantes y negocios? ¿Se van a poder aplazar pagos a proveedores? ¿Que van a hacer con los impuestos? ¿Van a conceder moratorias y pagos acordes con el momento actual? ¿Van a tomarse seriamente el caso y el actual problema? ¿Volveremos a disfrutar de nuestras calles, plazas, comercios y negocios como antes de la pandemia? ¿Seremos de nuevo capital turística? ¿Que va a pasar con nuestro tejido industrial? ¿Y con nuestros agricultores, ganaderos y pescadores? No podemos seguir anclados en el País de Alicia y sus Maravillas. Es un craso error, comenzar obras sin sentido, mientras la población no está atendida en sus demandas básicas. Resulta chocante, llenar calles y plazas, con proyectos espúreos, que afean y dejan atónitos al conjunto de los ciudadanos.

Una nuevo espacio urbanístico, se construye consultando a todos los elementos que la integran, pactando consensos y sobre todo haciendo que las obras que se emprenden, sean útiles para el conjunto de los ciudadanos, que son los que las pagan y las van a disfrutar. Seamos consecuentes con nuestra forma de hacer y obrar, para que volvamos a ser el espacio económico de la prosperidad, con nuestra marca propia Valentiae, la tierra de los valientes.

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