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Adrián Candal

Que alguien salve al Dépor

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El pasado miércoles dio lugar en el Playa Club de A Coruña la asamblea de accionistas del Real Club Deportivo. Sin duda, la primera vez en sus casi 20 años de mandato, en la que Augusto César Lendoiro sufrió y vio patente el malestar, las críticas y una oposición muy considerable hacia su presidencia. Las cuentas, el nombre de los acreedores del club o las tácticas agresivas contra la prensa que viene llevando a cabo el Dépor, pusieron contra la cuerda al presidente, que mostró un semblante desencajado. Un señor que a pesar de la catastrófica situación del club, tiene una remuneración por la temporada actual que será de 118,3 millones de pesetas, con lo que desde que se profesionalizó el cargo de presidente, en 1999, habrá ingresado un total de 953,8 millones de pesetas. “Váyase señor Lendoiro, que ahorrará dinero al club”, gritó un encolerizado accionista.

Estaba claro que la cabeza del de Corcubión no caería tan fácilmente. En una asamblea en la que la ejecutiva que la presidía, todos de la confianza de Lendoiro, poseían la mayoría de acciones. El resto de asistentes, a penas superaban el 9% de las credenciales.

Así, todos los puntos fueron aprobados. Eso sí, los más de quinientos asistentes, votaron en su mayoría contrariamente. La gente empieza a abrir los ojos, y ya se han constituido los primeros grupos de oposición a Lendoiro. Grupos que en el futuro le arrebatarán el mando.

La del Dépor es una asamblea paradigmática. Los valores democráticos desaparecen. Hay dos urnas a la vista de los ojos de todos. Una para depositar el voto no, y otra para la abstención. Así, todo el mundo sabe lo que vota cada cual, y si hay que tomar represalias contra este otro. Por supuesto, no hay urna para votar si. “Por cuestión de comodidad”, señala el presidente. Los que no voten en las dos urnas, se entiende que votan afirmativamente. Los que no se presenten siquiera a la asamblea, se entiende que votarán también afirmativamente. ¡Es genial!

Los accionistas son los dueños del club. Como en cualquier Sociedad Anónima. Varios de estos han venido reiteradamente preguntando a Lendoiro cuales son los “deudores varios” que tiene el club, que tienen que abonar al Dépor 19.600 millones de pesetas. Esta cuestión fue planteada en varias ocasiones en juntas precedentes, y jamás había tenido respuesta. Tampoco la hubo en esta ocasión, pues Lendoiro apeló a motivos de discreción. Además, este año el club ha ingresado 30 millones de euros en concepto de “ingresos extraordinarios”. Tampoco se sabe de dónde proceden. Así, es difícil entender qué pasa en el equipo.

Pero lo que rozó ya el surrealismo fue el asunto de la auditoria. Hasta la fecha, el club no había presentado sus cuentas en el Registro Mercantil, algo ilegal en cualquier empresa. El presidente, en esta ocasión respondió que la no inscripción de las cuentas se había debido a un despiste. Despistes, secretos, poner a sus hijos al frente de las empresas del Dépor (el periódico Dépor Sport, la Dépor Tienda, el Playa Club, la Dépor Clínica…).

Esto huele muy mal. Marbella y sus fraudes no están demasiado lejos de A Coruña. Nadie le puede decir a Lendoiro que no haya hecho mucho por el Deportivo. Nadie. Pero todo llega a su momento, y este señor está volviéndose cada día más orondo a costa de una institución cada día más débil. Un club que tomó con 500 millones de pesetas de deuda, y que ahora debe 24.000. Ah, por cierto, este año estuvo de centenario. Un centenario austero, que no celebró nadie. Qué envidia las celebraciones del Sevilla CF, por ejemplo. Y, ¿qué pasa con la “asombrosa plantilla del centenario” que prometió Lendoiro? Ya se ve dónde está. Que alguien salve al Dépor.

Que alguien salve al Dépor

Adrián Candal
Adrián Candal
sábado, 30 de diciembre de 2006, 10:40 h (CET)
El pasado miércoles dio lugar en el Playa Club de A Coruña la asamblea de accionistas del Real Club Deportivo. Sin duda, la primera vez en sus casi 20 años de mandato, en la que Augusto César Lendoiro sufrió y vio patente el malestar, las críticas y una oposición muy considerable hacia su presidencia. Las cuentas, el nombre de los acreedores del club o las tácticas agresivas contra la prensa que viene llevando a cabo el Dépor, pusieron contra la cuerda al presidente, que mostró un semblante desencajado. Un señor que a pesar de la catastrófica situación del club, tiene una remuneración por la temporada actual que será de 118,3 millones de pesetas, con lo que desde que se profesionalizó el cargo de presidente, en 1999, habrá ingresado un total de 953,8 millones de pesetas. “Váyase señor Lendoiro, que ahorrará dinero al club”, gritó un encolerizado accionista.

Estaba claro que la cabeza del de Corcubión no caería tan fácilmente. En una asamblea en la que la ejecutiva que la presidía, todos de la confianza de Lendoiro, poseían la mayoría de acciones. El resto de asistentes, a penas superaban el 9% de las credenciales.

Así, todos los puntos fueron aprobados. Eso sí, los más de quinientos asistentes, votaron en su mayoría contrariamente. La gente empieza a abrir los ojos, y ya se han constituido los primeros grupos de oposición a Lendoiro. Grupos que en el futuro le arrebatarán el mando.

La del Dépor es una asamblea paradigmática. Los valores democráticos desaparecen. Hay dos urnas a la vista de los ojos de todos. Una para depositar el voto no, y otra para la abstención. Así, todo el mundo sabe lo que vota cada cual, y si hay que tomar represalias contra este otro. Por supuesto, no hay urna para votar si. “Por cuestión de comodidad”, señala el presidente. Los que no voten en las dos urnas, se entiende que votan afirmativamente. Los que no se presenten siquiera a la asamblea, se entiende que votarán también afirmativamente. ¡Es genial!

Los accionistas son los dueños del club. Como en cualquier Sociedad Anónima. Varios de estos han venido reiteradamente preguntando a Lendoiro cuales son los “deudores varios” que tiene el club, que tienen que abonar al Dépor 19.600 millones de pesetas. Esta cuestión fue planteada en varias ocasiones en juntas precedentes, y jamás había tenido respuesta. Tampoco la hubo en esta ocasión, pues Lendoiro apeló a motivos de discreción. Además, este año el club ha ingresado 30 millones de euros en concepto de “ingresos extraordinarios”. Tampoco se sabe de dónde proceden. Así, es difícil entender qué pasa en el equipo.

Pero lo que rozó ya el surrealismo fue el asunto de la auditoria. Hasta la fecha, el club no había presentado sus cuentas en el Registro Mercantil, algo ilegal en cualquier empresa. El presidente, en esta ocasión respondió que la no inscripción de las cuentas se había debido a un despiste. Despistes, secretos, poner a sus hijos al frente de las empresas del Dépor (el periódico Dépor Sport, la Dépor Tienda, el Playa Club, la Dépor Clínica…).

Esto huele muy mal. Marbella y sus fraudes no están demasiado lejos de A Coruña. Nadie le puede decir a Lendoiro que no haya hecho mucho por el Deportivo. Nadie. Pero todo llega a su momento, y este señor está volviéndose cada día más orondo a costa de una institución cada día más débil. Un club que tomó con 500 millones de pesetas de deuda, y que ahora debe 24.000. Ah, por cierto, este año estuvo de centenario. Un centenario austero, que no celebró nadie. Qué envidia las celebraciones del Sevilla CF, por ejemplo. Y, ¿qué pasa con la “asombrosa plantilla del centenario” que prometió Lendoiro? Ya se ve dónde está. Que alguien salve al Dépor.

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