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Alfonso Sotelo

'Bai-bai' Mister Jabo

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No es por tirarme flores, aunque ya que no me ha tocado el Gordo y tengo que seguir trabajando, bien viene un reconocimiento, pero ya lo adelanté hace ahora unos artículos como este. Jabo, el bueno de Jabo, dejó el jueves a mediodía de ser entrenador del Real Betis. Era lógico. Aún no se sabe si ha sido cesado o el propio Irureta ha sido el que ha cogido los bártulos y carretera y manta, sin top de por medio. Eso ya dependerá de cómo acuerden Lopera y él el final del contrato, porque según como le interese a la mayoritaria contar la película, así lo hará.

Y decimos que era una decisión lógica porque el Betis de la mano de Jabo se hundía. Que fuese culpa suya o de Lopera, o del Betis en general o de la situación verdiblanca en particular es diferente. Y podría llevarnos varios meses el análisis. Lo cierto es que los puntos mandan y el Betis estaba (y está) inmerso en una muy complicada situación de la que necesita salir. Por el bien del club y de Lopera en particular, que será quien, antes o después, tenga que rendir cuentas ante una afición cansada de las mismas promesas, de las mismas historias y de la misma rutina.
Imagino que el hecho será casi desconocido más allá de las murallas (de las pocas que quedan ya) de Sevilla, pero el pasado lunes se produjo en la típica comida navideña del Betis, que como cualquier empresa celebra ese timo que son las comidas de Navidad, un incidente que, por desgraciado, mejor que pase al olvido de este casi centenario club. A la salida del almuerzo, Ruiz de Lopera se enfrentó con mi compañero Andrés Ocaña. Cierto que a veces habría que reprocharle algunas formas al bueno de Andrés, pero nunca un incidente así está justificado. Lopera perdió los nervios y se encaró con él. Fue una muestra más de la inquietud que reina en La Palmera y que se ha trasladado a una plantilla entre alfileres que puede dejar al club en Segunda el año de su Centenario.
Y todo ello se ha trasladado a Irureta. El irundarra ya ha cogido sus cosas y se ha marchado caminito de Bilbao, pero esto deja una enorme interrogante en Sevilla. ¿Y ahora qué? ¿Entrenador interino o búsqueda de un revulsivo? ¿Riesgo de equivocación como cuando en el 2000 se trajo a Hiddink y se acabó en Segunda? ¿Más de lo mismo? ¿Más marionetas que sólo saben decir “sí, don Manuel”? ¿Más respuestas del mismo tipo, de las que sólo saben decir que se salvó el club en el 92 aunque la pregunta sea cuál es la receta del atún en escabeche enlatado? Una cosa está clara, la actualidad no va a abandonar ni la calle Jabugo ni el antiguo Villamarín. Y mucho me temo que no para noticias positivas y tranquilizadoras. Tiempo al tiempo.

'Bai-bai' Mister Jabo

Alfonso Sotelo
Alfonso Sotelo
domingo, 24 de diciembre de 2006, 02:42 h (CET)
No es por tirarme flores, aunque ya que no me ha tocado el Gordo y tengo que seguir trabajando, bien viene un reconocimiento, pero ya lo adelanté hace ahora unos artículos como este. Jabo, el bueno de Jabo, dejó el jueves a mediodía de ser entrenador del Real Betis. Era lógico. Aún no se sabe si ha sido cesado o el propio Irureta ha sido el que ha cogido los bártulos y carretera y manta, sin top de por medio. Eso ya dependerá de cómo acuerden Lopera y él el final del contrato, porque según como le interese a la mayoritaria contar la película, así lo hará.

Y decimos que era una decisión lógica porque el Betis de la mano de Jabo se hundía. Que fuese culpa suya o de Lopera, o del Betis en general o de la situación verdiblanca en particular es diferente. Y podría llevarnos varios meses el análisis. Lo cierto es que los puntos mandan y el Betis estaba (y está) inmerso en una muy complicada situación de la que necesita salir. Por el bien del club y de Lopera en particular, que será quien, antes o después, tenga que rendir cuentas ante una afición cansada de las mismas promesas, de las mismas historias y de la misma rutina.
Imagino que el hecho será casi desconocido más allá de las murallas (de las pocas que quedan ya) de Sevilla, pero el pasado lunes se produjo en la típica comida navideña del Betis, que como cualquier empresa celebra ese timo que son las comidas de Navidad, un incidente que, por desgraciado, mejor que pase al olvido de este casi centenario club. A la salida del almuerzo, Ruiz de Lopera se enfrentó con mi compañero Andrés Ocaña. Cierto que a veces habría que reprocharle algunas formas al bueno de Andrés, pero nunca un incidente así está justificado. Lopera perdió los nervios y se encaró con él. Fue una muestra más de la inquietud que reina en La Palmera y que se ha trasladado a una plantilla entre alfileres que puede dejar al club en Segunda el año de su Centenario.
Y todo ello se ha trasladado a Irureta. El irundarra ya ha cogido sus cosas y se ha marchado caminito de Bilbao, pero esto deja una enorme interrogante en Sevilla. ¿Y ahora qué? ¿Entrenador interino o búsqueda de un revulsivo? ¿Riesgo de equivocación como cuando en el 2000 se trajo a Hiddink y se acabó en Segunda? ¿Más de lo mismo? ¿Más marionetas que sólo saben decir “sí, don Manuel”? ¿Más respuestas del mismo tipo, de las que sólo saben decir que se salvó el club en el 92 aunque la pregunta sea cuál es la receta del atún en escabeche enlatado? Una cosa está clara, la actualidad no va a abandonar ni la calle Jabugo ni el antiguo Villamarín. Y mucho me temo que no para noticias positivas y tranquilizadoras. Tiempo al tiempo.

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