La liga se acerca al parón navideño y es en estas fechas cuando se hacen las primeras valoraciones de la temporada. El estado de forma de los equipos, el mercado de invierno, títulos individuales como el FIFA World Player, etc.

Aparte de los 3 equipos que parecen destinados a pelear el título (con la posible incorporación de Atlético, Zaragoza o Valencia) llama poderosamente la atención la falta de nivel de nuestro campeonato. Si nos fijamos en los diferentes equipos aproximadamente la mitad de ellos dará por bueno el objetivo de la permanencia. Nástic, Real Sociedad, Mallorca, Levante, Rácing, Athlétic, Betis… sin olvidar a equipos como el Recreativo o el Getafe que están haciendo una grandísima temporada pero que habrán hecho un gran papel quedándose en la categoría (el equipo onubense es un recién ascendido).

No es mi intención criticar a estos equipos, ya que los presupuestos son radicalmente opuestos a los de los grandes y las plantillas mucho más limitadas, pero si reflejar hasta que punto esta partida la competición. Los famosos 45 puntos que otorgan la permanencia van a quedar este año bastante sobrados, mientras que los equipos de la zona alta pueden batir un record de puntuación (aunque tengan mucho mérito, las 11 victorias del líder Sevilla en 15 partidos no son un resultado normal en una liga que presume de ser la mejor del mundo).

Nos acercamos cada vez más al modelo de la Premier, en el que Manchester y Chelsea están a un mundo de todos los demás y solo queda esperar a ver quién falla menos de los dos. Y esto, sinceramente, no me gusta. No hace tanto la liga española era la mejor no solo por sus grandes estrellas, si no porque cualquier partido era un hueso duro para el mejor. El famoso axioma de que en el fútbol todos los rivales son complicados es cada vez menos cierto en la “liga de las estrellas”.