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Luciano Sabatini

¿Sabe más el “cholo” que Lavolpe?

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La liga argentina se definió como deberían hacerlo todos los campeonatos, con emoción, con espectáculo en las gradas y sobre el campo y con sorpresa al final. Boca Juniors y Estudiantes de la Plata, dos estilos encontrados frente a frente, para definir el campeonato en el desempate. Esto lo hizo posible el magnífico último tramo de liga que hicieron los “pincharratas”, como se conoce a los estudiantiles, que consiguieron 37 de los 39 últimos puntos que disputaron. Mientras Boca, que desde que Basile abandonara su banquillo requerido por Grondona y la albiceleste, y fuera Lavolpe quien manejara los designios de los xeneizes, el equipo entraría en una nefasta cuesta abajo.

Basile le dejó a Lavolpe un equipo campeón de todo, que apenas necesitaba órdenes para funcionar, y además una generosa ventaja sobre todos los rivales del campeonato que acabaría dilapidando. Solo tres meses, suficiente para que el ex seleccionador mejicano, y campeón del mundo con Argentina en el 78 (como tercer portero, claro), mareara tanto a los jugadores, con implantación de nuevos sistemas con cinco en el fondo, con carrileros, con doble pivote y sin media punta, hasta hacerle perder el norte y el campeonato. Pragmático como pocos Lavolpe ha dimitido tras la derrota ante Estudiantes, y eso, al menos, le honra.

En el banquillo de Estudiates un viejo conocido de la afición española, el “cholo” Simeone. A estas alturas de la temporada pasada, Simeone era jugador en activo de Racing de Avellaneda, pero las casualidades del destino hicieron que los dirigentes del equipo bonaerense le pidieran que forzara su retiro y se hiciera con las riendas desde el banquillo; y para los malpensados cabe aclarar que no se trataba de una treta para que dejase de trompicarse por los terrenos de juego, eso creo. Tras seis meses de fracasos en Racing, un club humilde de ciudad más humilde, Estudiantes de la Plata, llamó a su puerta. El proyecto ilusionante en sí nunca pensó en apuntar tan alto, pero el trabajo duro y el buen hacer convertirían al “cholo” en el héroe de La Plata.

Cuando aficionados y amantes del fútbol contábamos las jornadas para que Boca cantara el alirón, saltó la liebre. Los xeneizes cayeron en Córdoba ante Belgrano, en una gesta de club modesto aprovechando la desidia de su rival. Estudiantes empataba con Argentinos Juniors a la heroica, un calificativo que podemos ponerle a los de Simeone de aquí al final de la historia. En la última jornada, Boca caía contra todo pronóstico con Lanús, cuando sólo necesitaba un punto para ser campeón, y Estudiantes daba buena cuenta de Arsenal de Sarandí en los últimos minutos del encuentro. Empate a puntos entre ambos conjuntos, y el campeón lo dilucidaría el desempate o “spareggio” como se llamaba en Italia a estos partidos para romper la igualdad a puntos entre dos equipos que se jugaban la liga a un partido.

El empate técnico a puntos era una ilusión, por que Estudiantes venía con la moral por las nubes y Boca se había convertido en el fantasma de su propia sombra. La ilusión de los Gago, Cardozo, Ledesma o Palacio la tiró su propio técnico por los suelos, con un centro del campo en inferioridad numérica con Guillermo Barros Esqueloto, delantero nato, no centrocampista. Gago y Ledesma, que acabó injustamente expulsado, son grandísimos jugadores, pero insuficientes en número para parar a los Sosa, Braña, Galván y Verón. En los duelos individuales el próximo madridista Fernando Gago le ganó a Verón, y Ledesma y Esqueloto fueron pulmones para su equipo, pero los números y los cambios acabaron por dar la razón al “Cholo” ante Lavolpe. La floja defensa de Cahais (que no había jugado ningún partido importante hasta la fecha) hizo el resto para que Pavone y Sosa hicieran inútil los esfuerzos goleadores de Palermo.

¿Ahora que le queda a Boca por delante? Una catarsis, su motor y líder en el medio campo, Fernando Gago, tiene por delante la aventura europea y su sueño en el Madrid, siguiendo los pasos de su ídolo Redondo, y los xeneizes lo notarán. Miguel Ángel Russo toma el relevo de Lavolpe, y el “cholo” ya suena para el Atlético, consecuencias de un partido que cambió la historia para unos y para otros. Y mientras, la vida sigue.

¿Sabe más el “cholo” que Lavolpe?

Luciano Sabatini
Luciano Sabatini
martes, 19 de diciembre de 2006, 00:02 h (CET)
La liga argentina se definió como deberían hacerlo todos los campeonatos, con emoción, con espectáculo en las gradas y sobre el campo y con sorpresa al final. Boca Juniors y Estudiantes de la Plata, dos estilos encontrados frente a frente, para definir el campeonato en el desempate. Esto lo hizo posible el magnífico último tramo de liga que hicieron los “pincharratas”, como se conoce a los estudiantiles, que consiguieron 37 de los 39 últimos puntos que disputaron. Mientras Boca, que desde que Basile abandonara su banquillo requerido por Grondona y la albiceleste, y fuera Lavolpe quien manejara los designios de los xeneizes, el equipo entraría en una nefasta cuesta abajo.

Basile le dejó a Lavolpe un equipo campeón de todo, que apenas necesitaba órdenes para funcionar, y además una generosa ventaja sobre todos los rivales del campeonato que acabaría dilapidando. Solo tres meses, suficiente para que el ex seleccionador mejicano, y campeón del mundo con Argentina en el 78 (como tercer portero, claro), mareara tanto a los jugadores, con implantación de nuevos sistemas con cinco en el fondo, con carrileros, con doble pivote y sin media punta, hasta hacerle perder el norte y el campeonato. Pragmático como pocos Lavolpe ha dimitido tras la derrota ante Estudiantes, y eso, al menos, le honra.

En el banquillo de Estudiates un viejo conocido de la afición española, el “cholo” Simeone. A estas alturas de la temporada pasada, Simeone era jugador en activo de Racing de Avellaneda, pero las casualidades del destino hicieron que los dirigentes del equipo bonaerense le pidieran que forzara su retiro y se hiciera con las riendas desde el banquillo; y para los malpensados cabe aclarar que no se trataba de una treta para que dejase de trompicarse por los terrenos de juego, eso creo. Tras seis meses de fracasos en Racing, un club humilde de ciudad más humilde, Estudiantes de la Plata, llamó a su puerta. El proyecto ilusionante en sí nunca pensó en apuntar tan alto, pero el trabajo duro y el buen hacer convertirían al “cholo” en el héroe de La Plata.

Cuando aficionados y amantes del fútbol contábamos las jornadas para que Boca cantara el alirón, saltó la liebre. Los xeneizes cayeron en Córdoba ante Belgrano, en una gesta de club modesto aprovechando la desidia de su rival. Estudiantes empataba con Argentinos Juniors a la heroica, un calificativo que podemos ponerle a los de Simeone de aquí al final de la historia. En la última jornada, Boca caía contra todo pronóstico con Lanús, cuando sólo necesitaba un punto para ser campeón, y Estudiantes daba buena cuenta de Arsenal de Sarandí en los últimos minutos del encuentro. Empate a puntos entre ambos conjuntos, y el campeón lo dilucidaría el desempate o “spareggio” como se llamaba en Italia a estos partidos para romper la igualdad a puntos entre dos equipos que se jugaban la liga a un partido.

El empate técnico a puntos era una ilusión, por que Estudiantes venía con la moral por las nubes y Boca se había convertido en el fantasma de su propia sombra. La ilusión de los Gago, Cardozo, Ledesma o Palacio la tiró su propio técnico por los suelos, con un centro del campo en inferioridad numérica con Guillermo Barros Esqueloto, delantero nato, no centrocampista. Gago y Ledesma, que acabó injustamente expulsado, son grandísimos jugadores, pero insuficientes en número para parar a los Sosa, Braña, Galván y Verón. En los duelos individuales el próximo madridista Fernando Gago le ganó a Verón, y Ledesma y Esqueloto fueron pulmones para su equipo, pero los números y los cambios acabaron por dar la razón al “Cholo” ante Lavolpe. La floja defensa de Cahais (que no había jugado ningún partido importante hasta la fecha) hizo el resto para que Pavone y Sosa hicieran inútil los esfuerzos goleadores de Palermo.

¿Ahora que le queda a Boca por delante? Una catarsis, su motor y líder en el medio campo, Fernando Gago, tiene por delante la aventura europea y su sueño en el Madrid, siguiendo los pasos de su ídolo Redondo, y los xeneizes lo notarán. Miguel Ángel Russo toma el relevo de Lavolpe, y el “cholo” ya suena para el Atlético, consecuencias de un partido que cambió la historia para unos y para otros. Y mientras, la vida sigue.

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