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Mas ha dicho que espera posibles propuestas que le puedan llegar de las instituciones del Estado

El desafío de Mas

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Ante el plan esbozado por Mas para proclamar la independencia de Cataluña surgen varias cuestiones que sería positivo tratar, para una posible solución de este conflicto.

El título de mi artículo refleja, a mi juicio, la actitud de este presidente autonómico que reta o provoca con sus decisiones y manifestaciones al poder ejecutivo central. Compite con el gobierno central, y con las instituciones del Estado por ver si impone sus planteamientos soberanistas saltándose, presuntamente, el ordenamiento jurídico vigente. A pesar de la actuación de la Fiscalía sigue con nuevas estratagemas para burlar el estado de derecho vigente, con la supuesta fuerza de las urnas. Porque en la última pseudoencuesta o consulta soberanista, el porcentaje total de los que no votaron es más del doble, de los que acudieron a participar en la misma con su papeleta.

Aunque Mas se muestra escéptico ante las propuestas que le pueden llegar del gobierno central, esto no justifica, en mi opinión, que califique de «amenazas» determinadas consideraciones y avisos del poder central, etc. Porque instar a cumplir las leyes es algo plenamente coherente, democrático y racional.

La aceptación para Cataluña de un referéndum como el de Escocia que es planteado por Mas, considero que es una opción inadecuada por muchas razones, ya que la situación social, económica y política, y la legislación española son claramente diferentes de la del Reino Unido.

De todas maneras, Mas ha dicho que espera posibles propuestas que le puedan llegar de las instituciones del Estado. Estimo que una reforma constitucional de la que el presidente de la Generalitat duda, sería posible para darle una configuración nueva al modelo de nación existente, ya que podría ser un estado federal plurinacional, pero con unidad política, dentro de la diversidad de naciones. En el sentido de lo propuesto detalladamente por José Antonio Pérez Tapias en su libro Invitación al federalismo. En cualquier caso, habría que abrir un diálogo sereno y constructivo.

En su multitudinaria conferencia en Barcelona Mas ha planteado su hoja de ruta para lograr la independencia. Pero fundamenta parte de sus planteamientos y argumentos en falacias, porque no es cierto que las relaciones en un estado de derecho no puedan basarse en la jerarquía y la subordinación. Ya que el ordenamiento legal así lo establece, en lo que corresponda, de acuerdo a las leyes vigentes, porque el derecho, entre otras cosas, es coactivo.

Que afirme Mas la necesidad de convocar elecciones, como estrategia sustitutiva de una consulta soberanista que no puede realizar legalmente, es clarificador respecto a sus intenciones. Pone de manifiesto que el reto soberanista de la autonomía catalana continúa y no se detiene, aún con las medidas y decisiones ya tomadas en el ámbito judicial.

Y además Mas sostiene que, si las urnas arrojaran una mayoría absoluta de los paridos independentistas, después de estos comicios, declararía la independencia en un año y medio. Parece que va a utilizar, de modo continuo, diferentes estrategias y procedimientos, para conseguir sus propósitos soberanistas e independentistas, actuando con presunta desobediencia respecto al ejecutivo central, y a las sentencias judiciales.

Estoy convencido que debe iniciarse un diálogo serio sobre el independentismo. Si esto no se lleva a cabo, las consecuencias pueden, quizás, ser desastrosas para nuestro país. Europa y el mundo observan este proceso, y extraen consecuencias. La fragmentación de los países, y entre ellos el nuestro, nos puede conducir a problemas económicos más graves, respecto a los ya existentes. Me parece que no es bueno adoptar una actitud intermedia que dialoga en parte, y cede a los hechos consumados del gobierno autonómico catalán. Porque es una muestra de la debilidad del poder estatal central que es aprovechado, en mi opinión, por el soberanismo catalán.

El desafío de Mas

Mas ha dicho que espera posibles propuestas que le puedan llegar de las instituciones del Estado
José Manuel López García
jueves, 27 de noviembre de 2014, 08:02 h (CET)
Ante el plan esbozado por Mas para proclamar la independencia de Cataluña surgen varias cuestiones que sería positivo tratar, para una posible solución de este conflicto.

El título de mi artículo refleja, a mi juicio, la actitud de este presidente autonómico que reta o provoca con sus decisiones y manifestaciones al poder ejecutivo central. Compite con el gobierno central, y con las instituciones del Estado por ver si impone sus planteamientos soberanistas saltándose, presuntamente, el ordenamiento jurídico vigente. A pesar de la actuación de la Fiscalía sigue con nuevas estratagemas para burlar el estado de derecho vigente, con la supuesta fuerza de las urnas. Porque en la última pseudoencuesta o consulta soberanista, el porcentaje total de los que no votaron es más del doble, de los que acudieron a participar en la misma con su papeleta.

Aunque Mas se muestra escéptico ante las propuestas que le pueden llegar del gobierno central, esto no justifica, en mi opinión, que califique de «amenazas» determinadas consideraciones y avisos del poder central, etc. Porque instar a cumplir las leyes es algo plenamente coherente, democrático y racional.

La aceptación para Cataluña de un referéndum como el de Escocia que es planteado por Mas, considero que es una opción inadecuada por muchas razones, ya que la situación social, económica y política, y la legislación española son claramente diferentes de la del Reino Unido.

De todas maneras, Mas ha dicho que espera posibles propuestas que le puedan llegar de las instituciones del Estado. Estimo que una reforma constitucional de la que el presidente de la Generalitat duda, sería posible para darle una configuración nueva al modelo de nación existente, ya que podría ser un estado federal plurinacional, pero con unidad política, dentro de la diversidad de naciones. En el sentido de lo propuesto detalladamente por José Antonio Pérez Tapias en su libro Invitación al federalismo. En cualquier caso, habría que abrir un diálogo sereno y constructivo.

En su multitudinaria conferencia en Barcelona Mas ha planteado su hoja de ruta para lograr la independencia. Pero fundamenta parte de sus planteamientos y argumentos en falacias, porque no es cierto que las relaciones en un estado de derecho no puedan basarse en la jerarquía y la subordinación. Ya que el ordenamiento legal así lo establece, en lo que corresponda, de acuerdo a las leyes vigentes, porque el derecho, entre otras cosas, es coactivo.

Que afirme Mas la necesidad de convocar elecciones, como estrategia sustitutiva de una consulta soberanista que no puede realizar legalmente, es clarificador respecto a sus intenciones. Pone de manifiesto que el reto soberanista de la autonomía catalana continúa y no se detiene, aún con las medidas y decisiones ya tomadas en el ámbito judicial.

Y además Mas sostiene que, si las urnas arrojaran una mayoría absoluta de los paridos independentistas, después de estos comicios, declararía la independencia en un año y medio. Parece que va a utilizar, de modo continuo, diferentes estrategias y procedimientos, para conseguir sus propósitos soberanistas e independentistas, actuando con presunta desobediencia respecto al ejecutivo central, y a las sentencias judiciales.

Estoy convencido que debe iniciarse un diálogo serio sobre el independentismo. Si esto no se lleva a cabo, las consecuencias pueden, quizás, ser desastrosas para nuestro país. Europa y el mundo observan este proceso, y extraen consecuencias. La fragmentación de los países, y entre ellos el nuestro, nos puede conducir a problemas económicos más graves, respecto a los ya existentes. Me parece que no es bueno adoptar una actitud intermedia que dialoga en parte, y cede a los hechos consumados del gobierno autonómico catalán. Porque es una muestra de la debilidad del poder estatal central que es aprovechado, en mi opinión, por el soberanismo catalán.

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