Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Internacional | EEUU
Amy Goodman, con la colaboración de Denis Moynihan

Keystone, el cambio climático y el frío

|

Esta semana, el Senado vivió una escena conmovedora. Mientras la senadora que presidía la sesión, Elizabeth Warren, anunciaba la derrota del oleoducto Keystone XL, un miembro de la tribu sioux de Crow Creek, de Dakota del Sur, que se encontraba en una de las galerías del Senado, se puso a cantar. El enorme movimiento popular en favor del clima y en contra de la extracción del petróleo más sucio del planeta finalmente prevaleció... al menos por ahora.

Fue una senadora demócrata, Mary Landrieu de Louisiana, quien representó los intereses de la industria petrolera e intentó impulsar la aprobación del oleoducto. Landrieu esperaba que la aprobación la ayudara en la segunda vuelta electoral del seis de diciembre, en la que debe enfrentar al congresista Bill Cassidy, que patrocinó un proyecto de ley similar en la Cámara de Representantes. Los republicanos han prometido volver a introducir el proyecto de ley cuando asuman el control del Senado en el mes de enero.

La coalición contra el oleoducto Keystone XL tiene una base amplia. Comprende ambientalistas, activistas indígenas, agricultores y ganaderos, todos preocupados por el cambio climático y la protección de sus tierras. Les preocupa la posibilidad de que se produzcan derrames de petróleo en el acuífero de Ogallala, uno de los más grandes del mundo, que se extiende desde Dakota del Sur hasta Texas y provee agua a millones de personas. El nombre de una de las organizaciones asociadas señala el rasgo único de esta coalición: Vaqueros e Indios Unidos. En las dunas y grandes llanuras del oeste, los residentes que en el siglo XIX eran más que propensos a ser adversarios, ahora se han unido para enfrentar el agresivo plan de la empresa transnacional TransCanada para imponer una traza del oleoducto que pase a través de sus tierras.

Cyril Scott, presidente de la tribu sioux de Rosebud, de Dakota del Sur, me dijo: “Como todos sabemos, la lucha, solo acaba de comenzar. Los republicanos asumen el control de la Cámara de Representantes en enero. Tenemos que prepararnos, estar listos y comenzar nuestra propia campaña para asegurarnos suficiente apoyo para poner fin a esta serpiente negra que va a dañar no solo el país de los indígenas, sino todo Estados Unidos de América”.

La función principal del oleoducto Keystone XL será trasladar el petróleo de las arenas alquitranadas de la región de Alberta en Canadá, a las instalaciones portuarias de la costa sur de Texas, para el envío del petróleo a los clientes de ultramar. También permitirá ampliar la extracción de las arenas alquitranadas, una forma de petróleo mucho más destructiva para el medio ambiente que otras. El climatólogo James Hansen, ex director del Instituto Goddard de la NASA para Estudios Espaciales, escribió en el New York Times: “Si Canadá sigue adelante y no hacemos nada, el clima será historia”. Hansen es una de las más de 1.200 personas que han sido arrestadas frente a la Casa Blanca en manifestaciones contra el Keystone XL.

Tiempo atrás, el presidente Barack Obama había declarado que si no se aprobaba el oleoducto Keystone XL, TransCanada de todos modos construiría otro oleoducto que evitaría pasar por Estados Unidos totalmente y enviaría el petróleo a través de Canadá, a su costa este u oeste. Naomi Klein, activista en defensa del clima y autora de una especie de biblia de este nuevo movimiento que se titula “This Changes Everything: Capitalism vs. the Climate” (Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima, en español), afirma que el argumento ya no tiene vigencia. El día anterior a la votación en el Senado, me dijo: “El oleoducto Keystone está estrechamente vinculado a los planes de las industrias petroleras y del gas para ampliar drásticamente la producción en las arenas alquitranadas de Alberta.Las arenas alquitranadas están realmente rodeadas de oposición. Por donde quiera que se intente construir un nuevo oleoducto o expandir uno existente, se enfrentará a una feroz acción directa, así como a impugnaciones legales de los pueblos indígenas y otros intereses. Así que, la idea de que si no se construye Keystone el petróleo va a salir de todos modos, es absurda”.

TransCanada está claramente preocupada por el movimiento. Documentos filtrados obtenidos por Greenpeace revelan que TransCanada ha contratado a Edelman, la compañía de relaciones públicas más grande del mundo, para librar una campaña contra los grupos que intentan bloquear sus proyectos de oleoductos. Los documentos revelan que Edelman ya ha creado un grupo artificial, una especie de organización civil falsa que promueve una agenda a favor del oleoducto, y ha hecho la propuesta de que 40 profesionales de relaciones públicas de Edelman trabajen para acosar y confundir a los grupos de protesta.

El presidente Obama señaló antes de la votación del Senado que se ha vuelto escéptico respecto al oleoducto Keystone XL y a las afirmaciones de quienes lo proponen de que generará empleos y reducirá el precio de la gasolina en el país: “Comprendan lo que es este proyecto. Es darle a Canadá la capacidad de extraer su petróleo, enviarlo a través de nuestro territorio hasta el golfo de México, desde donde será exportado a cualquier otra parte del mundo”.

Mientras tanto, otro presidente, Cyril Scott, de la tribu sioux de Rosebud, dijo en un comunicado: “Vamos a cerrar las fronteras de nuestra reserva al Keystone XL. Autorizar el Keystone XL es un acto de guerra contra nuestro pueblo”.

Con el récord de frío que azota el país esta semana, y la nevada equivalente a la de un año en Buffalo, Nueva York en un solo día, tenemos que preguntarnos: ¿Qué se necesita para escuchar a la ciencia y enfrentar de manera contundente la amenaza global que representa un cambio climático catastrófico?

Keystone, el cambio climático y el frío

Amy Goodman, con la colaboración de Denis Moynihan
Amy Goodman
lunes, 24 de noviembre de 2014, 09:43 h (CET)
Esta semana, el Senado vivió una escena conmovedora. Mientras la senadora que presidía la sesión, Elizabeth Warren, anunciaba la derrota del oleoducto Keystone XL, un miembro de la tribu sioux de Crow Creek, de Dakota del Sur, que se encontraba en una de las galerías del Senado, se puso a cantar. El enorme movimiento popular en favor del clima y en contra de la extracción del petróleo más sucio del planeta finalmente prevaleció... al menos por ahora.

Fue una senadora demócrata, Mary Landrieu de Louisiana, quien representó los intereses de la industria petrolera e intentó impulsar la aprobación del oleoducto. Landrieu esperaba que la aprobación la ayudara en la segunda vuelta electoral del seis de diciembre, en la que debe enfrentar al congresista Bill Cassidy, que patrocinó un proyecto de ley similar en la Cámara de Representantes. Los republicanos han prometido volver a introducir el proyecto de ley cuando asuman el control del Senado en el mes de enero.

La coalición contra el oleoducto Keystone XL tiene una base amplia. Comprende ambientalistas, activistas indígenas, agricultores y ganaderos, todos preocupados por el cambio climático y la protección de sus tierras. Les preocupa la posibilidad de que se produzcan derrames de petróleo en el acuífero de Ogallala, uno de los más grandes del mundo, que se extiende desde Dakota del Sur hasta Texas y provee agua a millones de personas. El nombre de una de las organizaciones asociadas señala el rasgo único de esta coalición: Vaqueros e Indios Unidos. En las dunas y grandes llanuras del oeste, los residentes que en el siglo XIX eran más que propensos a ser adversarios, ahora se han unido para enfrentar el agresivo plan de la empresa transnacional TransCanada para imponer una traza del oleoducto que pase a través de sus tierras.

Cyril Scott, presidente de la tribu sioux de Rosebud, de Dakota del Sur, me dijo: “Como todos sabemos, la lucha, solo acaba de comenzar. Los republicanos asumen el control de la Cámara de Representantes en enero. Tenemos que prepararnos, estar listos y comenzar nuestra propia campaña para asegurarnos suficiente apoyo para poner fin a esta serpiente negra que va a dañar no solo el país de los indígenas, sino todo Estados Unidos de América”.

La función principal del oleoducto Keystone XL será trasladar el petróleo de las arenas alquitranadas de la región de Alberta en Canadá, a las instalaciones portuarias de la costa sur de Texas, para el envío del petróleo a los clientes de ultramar. También permitirá ampliar la extracción de las arenas alquitranadas, una forma de petróleo mucho más destructiva para el medio ambiente que otras. El climatólogo James Hansen, ex director del Instituto Goddard de la NASA para Estudios Espaciales, escribió en el New York Times: “Si Canadá sigue adelante y no hacemos nada, el clima será historia”. Hansen es una de las más de 1.200 personas que han sido arrestadas frente a la Casa Blanca en manifestaciones contra el Keystone XL.

Tiempo atrás, el presidente Barack Obama había declarado que si no se aprobaba el oleoducto Keystone XL, TransCanada de todos modos construiría otro oleoducto que evitaría pasar por Estados Unidos totalmente y enviaría el petróleo a través de Canadá, a su costa este u oeste. Naomi Klein, activista en defensa del clima y autora de una especie de biblia de este nuevo movimiento que se titula “This Changes Everything: Capitalism vs. the Climate” (Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima, en español), afirma que el argumento ya no tiene vigencia. El día anterior a la votación en el Senado, me dijo: “El oleoducto Keystone está estrechamente vinculado a los planes de las industrias petroleras y del gas para ampliar drásticamente la producción en las arenas alquitranadas de Alberta.Las arenas alquitranadas están realmente rodeadas de oposición. Por donde quiera que se intente construir un nuevo oleoducto o expandir uno existente, se enfrentará a una feroz acción directa, así como a impugnaciones legales de los pueblos indígenas y otros intereses. Así que, la idea de que si no se construye Keystone el petróleo va a salir de todos modos, es absurda”.

TransCanada está claramente preocupada por el movimiento. Documentos filtrados obtenidos por Greenpeace revelan que TransCanada ha contratado a Edelman, la compañía de relaciones públicas más grande del mundo, para librar una campaña contra los grupos que intentan bloquear sus proyectos de oleoductos. Los documentos revelan que Edelman ya ha creado un grupo artificial, una especie de organización civil falsa que promueve una agenda a favor del oleoducto, y ha hecho la propuesta de que 40 profesionales de relaciones públicas de Edelman trabajen para acosar y confundir a los grupos de protesta.

El presidente Obama señaló antes de la votación del Senado que se ha vuelto escéptico respecto al oleoducto Keystone XL y a las afirmaciones de quienes lo proponen de que generará empleos y reducirá el precio de la gasolina en el país: “Comprendan lo que es este proyecto. Es darle a Canadá la capacidad de extraer su petróleo, enviarlo a través de nuestro territorio hasta el golfo de México, desde donde será exportado a cualquier otra parte del mundo”.

Mientras tanto, otro presidente, Cyril Scott, de la tribu sioux de Rosebud, dijo en un comunicado: “Vamos a cerrar las fronteras de nuestra reserva al Keystone XL. Autorizar el Keystone XL es un acto de guerra contra nuestro pueblo”.

Con el récord de frío que azota el país esta semana, y la nevada equivalente a la de un año en Buffalo, Nueva York en un solo día, tenemos que preguntarnos: ¿Qué se necesita para escuchar a la ciencia y enfrentar de manera contundente la amenaza global que representa un cambio climático catastrófico?

Noticias relacionadas

Empezamos el 20 aniversario del traspaso de Juan Pablo II. El pasado 2 de abril hizo 19 años de su muerte, aquel día caía en la víspera de la fiesta de la divina misericordia (del próximo domingo, al término de la Octava de Pascua). El papa Wojtyla proclamó esta fiesta, de algún modo resumiendo su pontificado, como tenía preparado decir aquel día en cuya víspera murió.

Un 16 de abril de 1935, las tropas comandadas por Rafael Franco alcanzan finalmente Charagua, a casi mil kilómetros de distancia al norte del río Paraguay, objetivo boliviano al lanzarse a la guerra. Las fuerzas de Bolivia habían retrocedido casi ochocientos kilómetros desde las posiciones ocupadas al principio de la guerra.

Carlos Cuerpo, desde el mes de diciembre, es el ministro de Economía, Comercio y Empresa. Con respeto a ministros y conceptos, la actualidad del lunes estaba en las agendas y desayunos de los ministros Óscar Puente y Carlos Cuerpo. Europa Press o Nueva Economía Fórum como opciones en un chat de periodistas: ¿A Puente o a Cuerpo? Cuerpo, por conocerlo. Cuerpo, claro.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto