Hacía seis años que Unicaja no sabía lo que era vencer en la Fuente de San Luís y rompió la mala racha mostrando una suficiencia de tal nivel que deja corto el 64-75 final. El conjunto de Joan Plaza mostró una solidez defensiva y una claridad de ideas ofensivas que contrasta con el peligroso deambular que ha tomado Valencia Basket en este inicio de temporada.

Los taronja, es cierto, tienen menos talento y pólvora que el año pasado, pero eso no puede tapar que se han perdido por completo las señas de identidad, algo que llevó ayer a la afición a sumirse en un cierto estado de impotencia y desesperación. La realidad es que Valencia Basket se juega sin red su paso al Top 16 en Euroliga, pero las plazas altas de la Liga Endesa empiezan a alejarse peligrosamente no sólo por resultados, sino por el nivel de juego ofrecido hasta ahora.

Valencia Basket y Unicaja saltaron al partido teniendo muy clara cuál era la receta para llevarse una victoria muy importante en el medio y largo plazo de ambos: toneladas de defensa para no conceder ni un ápice de ventaja. Prueba de ello fue el inicio de un partido en el que el aro parecía encogido en los dos lados, ya que transcurridos tres minutos de juego tan sólo se había anotado una canasta.

El conjunto malagueño fue el primero en despertar su potencial ofensivo con dos triples consecutivos de Ryan Toolson. El escolta norteamericano marcó la senda para su equipo que, a partir de la actividad defensiva, encontró sus primeras rentas (5-12) en el marcador.

La reacción de Valencia Basket coincidía con la entrada a pista de Pau Ribas. Aplicándose desde atrás el conjunto taronja endosaba un parcial de 7-0, que obligaba a Joan Plaza a pedir el primer tiempo muerto del partido. A partir de ahí, ambos equipos se enzarzaron en un intercambio de triples, inaugurado por el debutante Nedovic y respondido por Vasileiadis.

La recta final de la primera parte evidenció dos cosas claras: la paciencia de la Fuente de Sann Luís con Pablo Aguilar está en reserva y la claridad de ideas de un Unicaja que cerraba el primer tiempo mandando con un 33-39.

Las sensaciones en el tercer cuarto acentuaron el dominio malagueño y dejaron al descubierto las carencias defensivas del Valencia Basket en este inicio de temporada. En el arranque emergió un inmenso Caleb Green, con ocho puntos consecutivos, para disparar a su equipo con rentas que llegaron a oscilar hasta los 15 puntos (36-51). Ni la defensa en zona 3-2 ordenada por Velimir Perasovic sirvió para contener el acierto visitante.

El conjunto de Joan Plaza castigaba a los taronja a base de rebote ofensivo, con un omnipresente Will Thomas y el espectacular acierto exterior comandado por un brillante Kuzminskas. Enfrente, los hombres de Perasovic vivían empecinados en responder con un triple cada ventaja malagueña y sin ningún atisbo de dar un paso adelante en las tareas defensivas.

El paso de los minutos, lejos de servir para hacer reaccionar a Valencia Basket, sólo hizo que certificar que Unicaja, hoy por hoy, está varios pasos por delante de los valencianos. De hecho, los de Joan Plaza llegaron a tener hasta 18 puntos de diferencia (55-73) a menos de tres minutos para el final del partido, ante el silencio sepulcral que invadió la Fuente de San Luís en un día aciago para su equipo.

Se acaba el margen de error y el crédito para el equipo de Velimir Perasovic, al mismo tiempo que se afianza a pasos agigantados el proyecto de Unicaja, que vuelve a tomar plazas que otrora eran sinónimo de derrotas no poco contundentes.