Sí, que nadie crea que lo digo con retintín o retranca, es que así lo pienso, porque si alguien me miente con intención de que lo crea, acepto, en mi ignorancia, esta falacia, si no descubro la perversidad de quien lo hace. Pero, si percibo su malévola intención, me indigno y no volveré a confiar nunca más en quien ha intentado tomarme por tonto.
Tal parece que la finalidad de los políticos es hacer creíble la mentira. Goebbels, el “enano cojo y diabólico” tal y como como lo definía Goering, ya decía que una mentira repetida suficientemente, acaba en verdad
¿Por qué digo esto? Porque es lo que nuestros políticos del Gobierno, con Pedro Sánchez a la cabeza, están haciéndonos a todos españoles desde que esta desgracia pandémica ha caído sobre nosotros.
Estaban advertidos, eran más que conocedores del mal que se nos venía encima, pero empecinadamente repetían suficientemente que la amenaza que se cernía sobre nosotros no tenía importancia, intentando convencernos de tal falsedad, y ciertamente hubo un tiempo en el que los tomamos en serio y los creímos, pero la realidad es tercamente tozuda y nos demostró lo contrario con lo que comprobamos que su deseo era mentirnos.
Cuando era un niño me enseñaron en el colegio que la mentira era intrínsecamente mala, o sea, lleva dentro, como si fuese su ADN, la maldad pura, y que, quienes la practicaban, eran intrínsecamente perversos.
Nuestro Gobierno cuenta, en la sombra, con un ministerio de Propaganda y Desinformación compuesto por los adictos al régimen que son todos los “apesebrados” medios de comunicación y sus “plumillas”, a los cuales se les están concediendo subvenciones millonarias, por ello, las falsedades son continuas, ya que con ellas se atonta al pueblo que admite todo lo que se e diga, sin capacidad alguna de crítica.
¿Enumeramos todas las mentiras que se nos han venido contando desde que Pedro Sánchez se hizo cargo del timón de España? No, hacerlo podría ser tedioso y cansino, pero sí expondremos alguna de ellas:
Posiblemente la más importante y por la que, en cualquier país, hubiese dimitido un gobernante, es la indignidad de su tesis doctoral plagiada en un alto porcentaje de esta.
Igualmente pregonó a los cuatro vientos que jamás gobernaría con Podemos, porque le quitaría el sueño, ni con los independentistas, porque quieren destruir España, pues bien, esta presidiendo nuestro Gobierno gracias a los mismos, y parece ser que no pierde el sueño, y no le importa la desmembración de España.
Sobre el coronavirus, los errores, cambios de opinión y rectificaciones de lo dicho anteriormente, aunque no hayan pasado ni cinco minutos, son incontables.
Todos los gobiernos del mundo estaban avisados ya que el 30 de enero fue la OMS emitió una alerta de emergencia internacional avisando de la enfermedad.
El artículo 14 de la Ley General de Sanidad Pública la gestión de este tipo de alertas de la UE u OMS, son competencia directa y automática del Ministerio de Sanidad, cuyo Ministro se la tomó, poco más o menos que a chacota.
Posteriormente, el 3 y 11 de febrero, la OMS instó a los países ante el avance del virus para que comprasen equipamiento necesario para hacer frente al SARS-CoV-2. Nuestro Ministerio de Sanidad prestó oídos sordos a tal recomendación.
La respuesta de nuestro Ministro de Sanidad fue contundente el 13 de febrero: “España tiene suficiente suministro y equipo personales de emergencia en este momento”. Tenemos un Sistema nacional de Salud muy potente, robusto, con grandes profesionales y estamos preparados para hacer frente a la situación”.
La realidad ha demostrado todo lo contrario, a la vista está que en España hay más muertos por número de habitantes a causa de esta enfermedad que en otro país del mundo
La conclusión inevitable es que todo ha sido un puro engaño, un cúmulo de mentiras encadenadas desde el principio, igual que es la vida pública de Pedro Sánchez.
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