Dada la actual situación verdiblanca, mucho está durando. Cierto que se ha ganado a toda la prensa en los pocos meses que lleva en Sevilla, pero es que la situación comienza a ser insostenible para el propio entrenador, así como para la directiva, la afición, la manolitaria y la prensa. Todo comienza a caerse como un castillo de naipes y Jabo, el pobre Jabo, va a ser el primero en quedar atrapado por la fuerza del as de corazones de esa baraja.
Resulta que llega con la vitola de entrenador amable, de los que le gustan a Lopera, de los que no se parecen en nada ni a Serra ni a la otra opción que el accionista mayoritario tenía, que era Bernd Schuster. Jabo es más tranquilo. No protesta, no rechista, no tiene un comentario subido de tono ante la prensa. Una prensa que confiaba en él, que pensaba que lo único bueno que iba a tener el Betis esta temporada era la mano del irundarra desde el banquillo. Todos nos equivocamos. Desde lo más alto del palco a la última fila de la grada.
Y tras una pretemporada normalita, de las que le gusta a Lopera también, de esas en las que se juega el Carranza y el equipo se impone en varios amistosos con equipos desconocidos para la gran mayoría y que suenan más a los viajes de Labordeta con su mochila al hombro que a equipos de fútbol. Alegaba Lopera en su marcha con comillas que Serra Ferrer no había sido capaz de ganar ningún Carranza. Sí, que vale, que había ganado una Copa del Rey y había clasificado a la entidad para la Champions League, pero ningún Carranza. Con ello se comprueba la importancia que para la directiva tiene que la pretemporada sea tranquilita en lo deportivo.
Porque en lo institucional todo ha sido un galimatías. Y Jabo, el pobre Jabo, lo ha pagado con creces. Entre su media huida y el proceso electoral que ha convocado, Ruiz de Lopera se ha cargado media temporada de su equipo. Además, a nada del comienzo de la Liga, le arrebata al técnico a Joaquín y a Oliveira. ¿Qué entrenador lo hubiese soportado sin rechistar o sin irse? Pues Jabo, el pobre Jabo. Ahora, entre embargos, elecciones con unas comillas más grandes que las anteriores y demás, el equipo deambula a lo loco por la Primera. Obviamente.
El resultado es que el equipo está cuarto por la cola y Jabo en la cuerda floja semana sí y semana también. Se ganó el beneplácito de la prensa (nada fácil en esta ciudad), pero de eso ya queda el recuerdo. Consiguió un tímido apoyo de la afición que se perdió en el partido de la semana pasada ante el Español tras un garrafal fallo táctico en la última jugada del choque. Los tres últimos clasificados de la Liga (Nástic, Athletic y Real Sociedad) ya han cambiado de entrenadores, para bien o para mal, eso ya lo dirán los números, pero los directivos del Betis están ansiosos por recibir la orden de la mayoritaria para mandar a Jabo, al pobre Jabo, a engordar las listas del INEM. Hoy ante el Atlético, nueva prueba de fuego. Quizá este artículo que da por segura su destitución se adelante a los acontecimientos. Esperemos que no. Por el bien de Jabo, del pobre Jabo.