Como era presumible, el pasado día 8 el candidato del PP, Miguel Arias Cañete, superó el examen del Parlamento Europeo y obtuvo los votos necesarios para ser Comisario de Energía y Clima en la nueva Comisión Europea que se está formando a raíz de las últimas elecciones. La composición y el Presidente de dicho órgano, así como del Parlamento, fueron resultado de unos pactos previos entre los grupos Popular y Socialdemócrata europeos.
Es Arias Cañete hombre de sólida formación (abogado del Estado) y de probada experiencia política. Parlamentario europeo entre 1986 y 1999, ministro de Agricultura con Aznar entre 2000 y 2004 y de nuevo con Rajoy hasta que cesó para encabezar la lista europea del PP. No obstante, ha sido víctima de una frenética persecución sin fundamentos por parte del PSOE, del “nuevo PSOE de Pedro Sánchez”.
Dos eurodiputadas socialistas españolas se han encargado de afear al candidato y de impedir su nombramiento por tener acciones en empresas petroleras, de las que Cañete se deshizo, o por cobrar del PP, cuando él lo había declarado. Por último han insistido de nuevo en su comentario “supuestamente machista” posterior al debate con Elena Valenciano por el que repetidamente ha pedido disculpas. Al final nada han conseguido.
El debut de Pedro Sánchez y de su partido en Europa no ha podido ser más torpe políticamente. Rompen los pactos previos y no votan al Presidente de la Comisión ni apoyan, para colmo, a un buen candidato español. En ambos casos su opción ha salido derrotada. No cabe un ridículo mayor, sólo es comparable al protagonizado por Zapatero cuando no se levantó al paso de la bandera de Estados Unidos. ¿Hombres de Estado?