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Que James Gray es uno de los directores norteamericanos actuales con más clase difícilmente puede discutirse. En The Inmigrant, su último trabajo, proyectado durante el Festival de Cannes de 2013, donde no fue apreciado como merecía, vuelve a dar una lección de clasicismo moderno, además de consolidarse como el maestro del melodrama del siglo XXI.
La película cuenta la triste historia de Ewa Cybulski (Marion Cotillard), una inmigrante polaca que llega a los Estados Unidos, la tierra de las oportunidades, en busca de una nueva vida acompañada de su hermana Magda, enferma de tuberculosis. Los primeros minutos de la cinta remiten al comienzo de la obra maestra de Francis Ford Coppola El Padrino. Parte II (The Godfather. Part II, 1974). La efigie de la Estatua de la Libertad, la llegada del barco al puerto, el control aduanero por el que pasan los inmigrantes, la textura amarillenta de las viejas fotografías (excepcional labor de Darius Khondji)… todo hace pensar en la mítica obra de Coppola. No es una casualidad, Gray lleva años reclamando el trono dejado tiempo atrás por el autor de Apocalypse Now. Sin embargo, el neoyorquino no es sólo un simple aprendiz, sino que ha sabido definir su propio estilo a partir de la contención emocional de los postulados del drama clásico. En su cine, lo clásico se hace moderno; lo viejo se hace nuevo.
La directora Justine Triet se hizo con la Palma de Oro en Cannes, así como con el Óscar al Mejor Guion Original, dos Globos de Oro y un BAFTA, entre muchos otros reconocimientos, gracias a este thriller judicial escrito a cuatro manos junto a Arthur Harari.
Adolfo Aristarain está en todas las películas que ha escrito y dirigido: en La parte del león, Tiempo de revancha, Un lugar en el mundo, La ley de la frontera, Martín (Hache), Lugares comunes y Roma -por el momento, su último trabajo-. Y no solo en un personaje, sino en todos los que reflejan su preocupación por encontrar un lugar en el mundo. Él ha encontrado el suyo en Buenos Aires, donde recibió la noticia de que la Academia de Cine le había concedido la Medalla de Oro 2024.
En la España de posguerra, y con un ambiente opresivo de curas ultra franquistas que obligan a sus alumnos a entonar la cara al sol como si les fuera la vida en ello, Ricardo, un buen padre de familia, intelectual de izquierdas, se verá obligado a vivir escondido en su propia casa haciéndose pasar por muerto. Mientras, su mujer Elena será acosada por un joven diácono que atraviesa una fuerte crisis vital.
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