¿Quién no conoce a Miguel Blesa y a Magdalena Álvarez tras sus fechorías? Cada uno se
ha corrompido con lo que le rodeaba y como podía. Pero... ¡qué casualidad!... los dos son
inspectores de Hacienda. Eso es una prueba de que durante años el zorro lo hemos tenido
dentro del gallinero, incluso ha llegado a corromper a muchas gallinas.
Los resultados están ahí. Mientras Blesa negaba la mayor sobre sus gastos y mentía a todo el
mundo -- incluso ‘regateó’ indignamente contra el juez Elpidio --, Magdalena Álvarez seguía
llenando sus particulares arcas con suculentos sueldos extranacionales: a pesar de su mala
lengua, su peor dicción y su escandalosa reflexión.
La historieta de Caja Madrid y las presuntas facturas gastadas en prostitutas, clubes de
alternes, restaurantes, muebles, viajes y vicios insospechados no tardarán en salir a la luz. No
han faltado jugarretas para que eso no salga, pero hay dos diarios de tirada nacional que ‘no se
casan con cualquiera ́. De todos es conocido que las tarjetas opacas de Caja Madrid suponían
un claro inflamiento de los sueldos que superaba un 11%. De eso Hacienda sabía mucho, pero
siempre me he preguntado ¿por qué miraba para otro sitio?
Ahora, el Ministerio de Hacienda ha quedado con las ‘colgaduras’ al descubierto. Debería
de haber investigado hace años a los, sospechosos y poco fiables, inspectores de Hacienda;
ahí está la madre del cordero. No lo quisieron ver los ministros de Hacienda de Rodríguez
Zapatero y tampoco los de Mariano Rajoy. En este momento, Cristóbal Montoro tiene
un problema que se va a incrementar con el paso de los meses; sobre todo de aquí a las
elecciones generales. Que nadie descarte que pueda salir tarifando de Hacienda; máxime
cuando decida investigar casos similares a las ‘black’ de Caja Madrid, pero en el Ibex y en otras
entidades al estilo de Novacaixagalicia, Caja España, Caixa Cataluña,....
Situación que no se había contemplado hasta ahora son los presuntos casos de tarjetas
utilizadas en Caja España. En este sentido, Izquierda Unida ha tirado la primera piedra y
parece que ha encontrado respuesta. Ya ha salido un exconsejero diciendo que sí se utilizaban
tarjetas entre los miembros del Consejo de Administración, aunque con otras formas
de uso. ¡Ojo, ahí pueden estar implicados procuradores de las Cortes de Castilla y León,
profesores universitarios, concejales, alcaldes, expresidentes de diputaciones, exdelegados de
Gobierno,....!
La Hacienda pública puede encontrarse con su propia corrupción en el momento en que
contrate a los consabidos 700 agentes anti fraude, con el fin de cuadrar el déficit que se le
viene encima en 2015 al Gobierno de Rajoy. Después de no querer saber nada de la economía
sumergida durante años, ahora se dan cuenta de que puede aflorar alrededor de 15.000
millones y que esa cantidad puede acabar por arreglar las malas cuentas del señor Montoro.
¿Y en qué se van a empeñar esos 700 agentes? Pues al parecer se pretende aumentar la
recaudación en impuestos procedentes del impuesto de Sociedades y del consumo. Millones
de ciudadanos no estamos dispuestos a pagar IVA, porque Hacienda no somos todos, como
se ha comprobado en la corrupción y el fraude de Caja España, Caja Madrid, Novacaixagalicia,
ERE, Gürtel,... El Ministerio de Hacienda pretende ingresar como sea y a costa de quien sea,
aunque luego no se cumplan los objetivos, como sucedió con el famoso blanqueo al que optó
la familia Pujol, el corrupto de SOMA-UGT de Asturias, Rodrigo Rato y tantos y tantos ladrones
de guante blanco, cuello almidonado, largo brazo y ágil mano.
La ciudadanía no puede estar en desacuerdo respecto a la contratación de esos 700 agentes
anti fraude, bien por vía simple o bien dentro de la oferta extraordinaria de empleo público.
Pero también es verdad que se puede hacer con lo que hay ahora, y no es necesario gastar
más dinero; un dinero del que la Hacienda pública no está sobrada.
¿Por qué digo que no hacen falta más agentes anti fraude? Pues sencillamente porque
según declaraciones del director de la Agencia Tributaria, Menéndez Menéndez, en su
comparecencia ante la Comisión de Presupuestos del Congreso, incidió en que durante
el primer semestre del actual ejercicio económico, las actuaciones de la AEAT han sido
extraordinarias. Tanto es así que han aflorado cerca de 6.000 millones de euros, por lo que
reiterando sus palabras: “son los resultados del mejor semestre de la serie histórica de la
Agencia Tributaria”.
Cuando la Hacienda pública acabe dándose de morros con lo que puede encontrar en su
propia casa -- dada su consabida dejadez hasta ahora-- confío en que siga adelante. No quiero
pensar como Paul Valery, quien decía que las obras no se acaban, sino que se abandonan.