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Bajo el nombre de defenestración de Praga, se definen tres episodios de la historia de Bohemia

Apuntes sobre la defenestación de Praga

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El término defenestrar, es un tanto complejo, ya que poseemos dos definiciones: una de ellas es la acción de arrojar a una persona por la ventana. La segunda es la de separar o expulsar a una persona de su cargo, especialmente si es de forma inesperada. Son dos formas de actuar, drásticas, pero realmente llenas de eficacia. Claro, no creo que les haga mucha gracia a los sujetos que las pueden padecer, pero cuando ocurren, es por alguna razón o causa, totalmente justificada. Esta situación, suele ocurrir, cuando el pueblo, se le engaña de forma continuada. Los casos de corrupción económica, han sido siempre la causa principal, de la actuación por parte de las masas populares, contra el poder establecido, que les puede haber colocado cargas impositivas no justificadas, o que se enriquece a costa del trabajo del pueblo, de forma ilícita, y éste, cansado y hastiado de seguir pagando impuestos injustamente, decide defenestrar al poder. La mejor vía, es la de la destitución del cargo, aunque a veces, la primera de las acciones, suele ser también aplicada y justificada. No hay mejor justicia, que la practicada por el pueblo, por ejemplo en el caso que nos describe don Félix Lope de Vega, en su célebre obra teatral: Fuenteovejuna. Ante un caso, como el que nos presenta, es el pueblo en su conjunto, el que decide acometer la acción, y ante la pregunta del juez, la respuesta es que todos son culpables. “¿Quién mató al Comendador? Fuenteovejuna, Señor.”

Bajo el nombre de defenestración de Praga, se definen tres episodios de la historia de Bohemia, que tuvieron lugar, respectivamente, en 1419, 1483 y 1618. El primer y el tercer suceso contribuyeron a desencadenar un conflicto prolongado en Bohemia y en otros lugares, siendo el último el más conocido, ya que tradicionalmente se conoce como el episodio inicial de la Guerra de los Treinta Años. Hoy en día, el término "defenestración de Praga" normalmente se refiere al caso de 1618. En estos sucesos, todos ocurridos en la ciudad de Praga, una o más personas fueron arrojados desde una ventana. Vamos a conocer las tres defenestraciones, que los bohemios, pusieron en práctica, al parecer muy acertadamente.

La primera defenestración tuvo lugar el 30 de julio 1419 y consistió en el asesinato de siete miembros del consejo de la ciudad por parte de una turba de checos husitas radicales a los que el consejo era hostil. Las prolongadas Guerras Husitas sobrevinieron poco después, durando hasta 1436. Jan Zelivsky, sacerdote husita de la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves organizó una procesión por las calles con sus seguidores hasta el ayuntamiento de Nové Město, en Praga, como un acto que constituiría un signo de protesta contra la negativa de los miembros del Consejo de la Ciudad de mantener un intercambio de prisioneros, destinado a liberar a algunos de los husitas encarcelados. Por otra parte, la procesión fue el resultado de un creciente descontento causado por las diferencias entre las posiciones de la nobleza y la Iglesia; este descontento, combinado con un creciente nacionalismo y un aumento de la influencia de las corrientes radicales, tales como la dirigida por el magistrado J. Zelivsky que pregonó la corrupción de la Iglesia católica. Durante la procesión, una piedra lanzada desde una ventana golpeó a Zelivsky; como consecuencia de este ataque la multitud, dirigida por Jan Zizka, irrumpió en el palacio. Aprisionaron a un juez, al alcalde y otros cinco miembros del consejo, para luego tirarlos desde una ventana hacia la calle, donde murieron a manos de la multitud. Hay que aclarar que los husitas o Iglesia husita (o quizá ussiti) se definían como pertenecientes a un movimiento reformador y revolucionario surgido en Bohemia en el siglo XV. El nombre procede del teólogo bohemio Jan Hus. El movimiento se unió más tarde a la Reforma de Lutero. Estamos ante un enfrentamiento religioso-político, de partidarios de una nueva forma de entender el cristianismo.

A pesar de que las guerras husitas terminaron con la victoria católica y la reanudación del poder de manos de los católicos, las tensiones entre éstos y los husitas, no se habían debilitado en absoluto. El largo período de anarquía terminó con la elección de un noble husita, Jorge de Podebrady como rey de Bohemia, y tras su muerte, la de un católico, Vladislao II como su sucesor. Tras la elección de Vladislao, los católicos retomaron el poder en Praga. Con el apoyo de los conservadores husitas trataron de resolver radicalmente la situación religiosa en la capital ahuyentando o matando a los husitas radicales. Estos últimos, sin embargo, se adelantaron a sus rivales, llegando en la mañana del 24 de septiembre de 1483 a los ayuntamientos de la Ciudad Vieja y la Ciudad Nueva, donde primero mataron y luego tiraron por la ventana a los alcaldes y otros miembros del consejo. No contentos con la primera, provocaron la segunda, como aviso a navegantes.

La tercera defenestración de Praga, que tuvo lugar el 23 de mayo de 1618, fue el hecho desencadenante de la Guerra de los Treinta Años. La aristocracia bohemia estaba incómoda tras la elección de Fernando II, duque de Estiria, como rey de Bohemia, cuya población era predominantemente protestante. El fin de la tolerancia con los protestantes, la reintroducción de la servidumbre y la orden de cese de la construcción de algunas capillas protestantes actuaron como chispa de la insurrección. Los conspiradores, con el argumento de que el terreno sobre el que estaban construyendo las capillas quedaban en manos del rey y la Iglesia Católica, denunciaron la violación de la Carta de Majestad, escrita por el emperador Rodolfo II en 1609, que permitía la libertad de culto. El 23 de mayo de 1618 los representantes de la aristocracia, galvanizados por el conde de Thurn-Valsassina capturaron a dos gobernadores imperiales, Jaroslav Martinitz y Wilhelm Slavata, junto con su secretario Philip Fabricius, en el castillo de Hradcany, en Praga, y los arrojaron por las ventanas del castillo, a pesar de lo cual cayeron suavemente sobre un montón de estiércol depositado en el foso del castillo. Slavata se desmayó, pero ninguno de ellos quedó herido de gravedad. Los Fabricius poco después serían nombrados por el emperador con el título nobiliario de von Hohenfall (literalmente caídos desde lo alto). La supervivencia de los tres delegados imperiales se vio en los círculos católicos como una señal divina de que su voluntad estaba del lado católico. Esta tercera defenestración, es la que da nombre, al movimiento, que en realidad, había puesto en práctica éste sistema de practicar la justicia, de una forma determinada. Pero no quedaron ahí las defenestraciones.

Una cuarta defenestración sucedió el 10 de marzo de 1948 cuando el Ministro de Asuntos exteriores checoslovaco, Jan Masaryk, el único ministro no-socialista que quedaba en el gabinete, fue hallado muerto bajo la ventana del cuarto de baño del Ministerio de Asuntos Exteriores, lo que dio lugar al establecimiento de un gobierno totalmente dominado por los comunistas. Aún continúa la especulación sobre la causa de su muerte, pero no existe ninguna evidencia que incrimine o exculpe al régimen. Es curioso, como se producen acciones de defenestración, cuando se imponen determinadas medidas poco o nada democráticas.

Pensemos en que hubiéramos hecho nosotros, si nos hubiéramos visto en ésta tesitura. La corrupción económica, fue una de las causas que inspiraron a los movimientos populares, a cometer una determinada acción, en contra de los que les sometían a situaciones poco agradables, distando mucho de favorecer al pueblo, y éste, en respuesta, ponía en práctica eso de “expulsar a un corrupto por la ventana”. En la España actual, ¿seriamos capaces de emular a nuestros paisanos de Fuenteovejuna? Actuando de esa forma, los juzgados dejarían de estar colapsados, y a más de uno, le serviría para reflexionar sobre su actitud ante la vida y los distintos engaños que los poderes ejecutan en contra de la sociedad. Pero, estamos en el siglo XXI, y debemos de ser ponderados y ecuánimes, aunque no está de más, recordar hechos como éstos, no para que sirvan de ejemplo, sino para que sepamos, que siempre el poder, ha ido en contra de las masas populares que lo sustentan. Por algo será.

Apuntes sobre la defenestación de Praga

Bajo el nombre de defenestración de Praga, se definen tres episodios de la historia de Bohemia
Manuel Ibañez Ferriol
jueves, 16 de octubre de 2014, 07:02 h (CET)
El término defenestrar, es un tanto complejo, ya que poseemos dos definiciones: una de ellas es la acción de arrojar a una persona por la ventana. La segunda es la de separar o expulsar a una persona de su cargo, especialmente si es de forma inesperada. Son dos formas de actuar, drásticas, pero realmente llenas de eficacia. Claro, no creo que les haga mucha gracia a los sujetos que las pueden padecer, pero cuando ocurren, es por alguna razón o causa, totalmente justificada. Esta situación, suele ocurrir, cuando el pueblo, se le engaña de forma continuada. Los casos de corrupción económica, han sido siempre la causa principal, de la actuación por parte de las masas populares, contra el poder establecido, que les puede haber colocado cargas impositivas no justificadas, o que se enriquece a costa del trabajo del pueblo, de forma ilícita, y éste, cansado y hastiado de seguir pagando impuestos injustamente, decide defenestrar al poder. La mejor vía, es la de la destitución del cargo, aunque a veces, la primera de las acciones, suele ser también aplicada y justificada. No hay mejor justicia, que la practicada por el pueblo, por ejemplo en el caso que nos describe don Félix Lope de Vega, en su célebre obra teatral: Fuenteovejuna. Ante un caso, como el que nos presenta, es el pueblo en su conjunto, el que decide acometer la acción, y ante la pregunta del juez, la respuesta es que todos son culpables. “¿Quién mató al Comendador? Fuenteovejuna, Señor.”

Bajo el nombre de defenestración de Praga, se definen tres episodios de la historia de Bohemia, que tuvieron lugar, respectivamente, en 1419, 1483 y 1618. El primer y el tercer suceso contribuyeron a desencadenar un conflicto prolongado en Bohemia y en otros lugares, siendo el último el más conocido, ya que tradicionalmente se conoce como el episodio inicial de la Guerra de los Treinta Años. Hoy en día, el término "defenestración de Praga" normalmente se refiere al caso de 1618. En estos sucesos, todos ocurridos en la ciudad de Praga, una o más personas fueron arrojados desde una ventana. Vamos a conocer las tres defenestraciones, que los bohemios, pusieron en práctica, al parecer muy acertadamente.

La primera defenestración tuvo lugar el 30 de julio 1419 y consistió en el asesinato de siete miembros del consejo de la ciudad por parte de una turba de checos husitas radicales a los que el consejo era hostil. Las prolongadas Guerras Husitas sobrevinieron poco después, durando hasta 1436. Jan Zelivsky, sacerdote husita de la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves organizó una procesión por las calles con sus seguidores hasta el ayuntamiento de Nové Město, en Praga, como un acto que constituiría un signo de protesta contra la negativa de los miembros del Consejo de la Ciudad de mantener un intercambio de prisioneros, destinado a liberar a algunos de los husitas encarcelados. Por otra parte, la procesión fue el resultado de un creciente descontento causado por las diferencias entre las posiciones de la nobleza y la Iglesia; este descontento, combinado con un creciente nacionalismo y un aumento de la influencia de las corrientes radicales, tales como la dirigida por el magistrado J. Zelivsky que pregonó la corrupción de la Iglesia católica. Durante la procesión, una piedra lanzada desde una ventana golpeó a Zelivsky; como consecuencia de este ataque la multitud, dirigida por Jan Zizka, irrumpió en el palacio. Aprisionaron a un juez, al alcalde y otros cinco miembros del consejo, para luego tirarlos desde una ventana hacia la calle, donde murieron a manos de la multitud. Hay que aclarar que los husitas o Iglesia husita (o quizá ussiti) se definían como pertenecientes a un movimiento reformador y revolucionario surgido en Bohemia en el siglo XV. El nombre procede del teólogo bohemio Jan Hus. El movimiento se unió más tarde a la Reforma de Lutero. Estamos ante un enfrentamiento religioso-político, de partidarios de una nueva forma de entender el cristianismo.

A pesar de que las guerras husitas terminaron con la victoria católica y la reanudación del poder de manos de los católicos, las tensiones entre éstos y los husitas, no se habían debilitado en absoluto. El largo período de anarquía terminó con la elección de un noble husita, Jorge de Podebrady como rey de Bohemia, y tras su muerte, la de un católico, Vladislao II como su sucesor. Tras la elección de Vladislao, los católicos retomaron el poder en Praga. Con el apoyo de los conservadores husitas trataron de resolver radicalmente la situación religiosa en la capital ahuyentando o matando a los husitas radicales. Estos últimos, sin embargo, se adelantaron a sus rivales, llegando en la mañana del 24 de septiembre de 1483 a los ayuntamientos de la Ciudad Vieja y la Ciudad Nueva, donde primero mataron y luego tiraron por la ventana a los alcaldes y otros miembros del consejo. No contentos con la primera, provocaron la segunda, como aviso a navegantes.

La tercera defenestración de Praga, que tuvo lugar el 23 de mayo de 1618, fue el hecho desencadenante de la Guerra de los Treinta Años. La aristocracia bohemia estaba incómoda tras la elección de Fernando II, duque de Estiria, como rey de Bohemia, cuya población era predominantemente protestante. El fin de la tolerancia con los protestantes, la reintroducción de la servidumbre y la orden de cese de la construcción de algunas capillas protestantes actuaron como chispa de la insurrección. Los conspiradores, con el argumento de que el terreno sobre el que estaban construyendo las capillas quedaban en manos del rey y la Iglesia Católica, denunciaron la violación de la Carta de Majestad, escrita por el emperador Rodolfo II en 1609, que permitía la libertad de culto. El 23 de mayo de 1618 los representantes de la aristocracia, galvanizados por el conde de Thurn-Valsassina capturaron a dos gobernadores imperiales, Jaroslav Martinitz y Wilhelm Slavata, junto con su secretario Philip Fabricius, en el castillo de Hradcany, en Praga, y los arrojaron por las ventanas del castillo, a pesar de lo cual cayeron suavemente sobre un montón de estiércol depositado en el foso del castillo. Slavata se desmayó, pero ninguno de ellos quedó herido de gravedad. Los Fabricius poco después serían nombrados por el emperador con el título nobiliario de von Hohenfall (literalmente caídos desde lo alto). La supervivencia de los tres delegados imperiales se vio en los círculos católicos como una señal divina de que su voluntad estaba del lado católico. Esta tercera defenestración, es la que da nombre, al movimiento, que en realidad, había puesto en práctica éste sistema de practicar la justicia, de una forma determinada. Pero no quedaron ahí las defenestraciones.

Una cuarta defenestración sucedió el 10 de marzo de 1948 cuando el Ministro de Asuntos exteriores checoslovaco, Jan Masaryk, el único ministro no-socialista que quedaba en el gabinete, fue hallado muerto bajo la ventana del cuarto de baño del Ministerio de Asuntos Exteriores, lo que dio lugar al establecimiento de un gobierno totalmente dominado por los comunistas. Aún continúa la especulación sobre la causa de su muerte, pero no existe ninguna evidencia que incrimine o exculpe al régimen. Es curioso, como se producen acciones de defenestración, cuando se imponen determinadas medidas poco o nada democráticas.

Pensemos en que hubiéramos hecho nosotros, si nos hubiéramos visto en ésta tesitura. La corrupción económica, fue una de las causas que inspiraron a los movimientos populares, a cometer una determinada acción, en contra de los que les sometían a situaciones poco agradables, distando mucho de favorecer al pueblo, y éste, en respuesta, ponía en práctica eso de “expulsar a un corrupto por la ventana”. En la España actual, ¿seriamos capaces de emular a nuestros paisanos de Fuenteovejuna? Actuando de esa forma, los juzgados dejarían de estar colapsados, y a más de uno, le serviría para reflexionar sobre su actitud ante la vida y los distintos engaños que los poderes ejecutan en contra de la sociedad. Pero, estamos en el siglo XXI, y debemos de ser ponderados y ecuánimes, aunque no está de más, recordar hechos como éstos, no para que sirvan de ejemplo, sino para que sepamos, que siempre el poder, ha ido en contra de las masas populares que lo sustentan. Por algo será.

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