Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | La otra mirada
Hoy todos miran al de al lado mientras se lanzan el ya manoseado, hasta la saciedad, del “y tú más".

No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión

|

Mientras miríadas de pensionistas, amas de casa, algún que otro discapacitado y gente con poca capacidad de defesa eran expoliados bajo el trilerismo de las “preferentes”, los máximos responsables de Caja Madrid se dedicaban a esquilmar los fondos de la entidad a base de Dom Pérignon, hoteles de cinco estrellas y putas de lujo. Las tarjetas opacas o black cards pasaban de mano en mano, por simpatizantes y militantes de los partidos políticos de mayor representación, así como de las organizaciones empresariales y sindicales relevantes de este, todavía, país.

Hoy todos miran al de al lado mientras se lanzan el ya manoseado, hasta la saciedad, del “y tú más”. Su incapacidad o su indolencia llega hasta ese extremo. Mientras, los abuelos, enfundados en sus camisetas amarillas o naranjas, se arremolinan a las puertas de los bancos para reclamar la devolución de aquellos ahorros que lograron depositar a base de cientos de horas de trabajo y sacrificado sudor.

Echo de menos al presidente del Gobierno y a los representantes de los partidos y organizaciones salpicadas por este desfalco; lamento que no hayan salido cogidos de la mano pidiendo perdón y anunciando una querella criminal contra todos estos hijos de mala madre que se han reído descaradamente de los abuelos y de los depositantes de Caja Madrid. Pero la culpa no es de ellos, sino nuestra por seguirles votando. Así que como sé que no van a hacer nada, voy a autoimponerme aquel ancestral castigo con el que mis tutores sancionaban mis malas acciones: escribir mil veces “no lo volveré a hacer más”.

Por tanto: “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”,…

Y así hasta mil veces.

No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión

Hoy todos miran al de al lado mientras se lanzan el ya manoseado, hasta la saciedad, del “y tú más".
José Sarria
lunes, 6 de octubre de 2014, 08:00 h (CET)
Mientras miríadas de pensionistas, amas de casa, algún que otro discapacitado y gente con poca capacidad de defesa eran expoliados bajo el trilerismo de las “preferentes”, los máximos responsables de Caja Madrid se dedicaban a esquilmar los fondos de la entidad a base de Dom Pérignon, hoteles de cinco estrellas y putas de lujo. Las tarjetas opacas o black cards pasaban de mano en mano, por simpatizantes y militantes de los partidos políticos de mayor representación, así como de las organizaciones empresariales y sindicales relevantes de este, todavía, país.

Hoy todos miran al de al lado mientras se lanzan el ya manoseado, hasta la saciedad, del “y tú más”. Su incapacidad o su indolencia llega hasta ese extremo. Mientras, los abuelos, enfundados en sus camisetas amarillas o naranjas, se arremolinan a las puertas de los bancos para reclamar la devolución de aquellos ahorros que lograron depositar a base de cientos de horas de trabajo y sacrificado sudor.

Echo de menos al presidente del Gobierno y a los representantes de los partidos y organizaciones salpicadas por este desfalco; lamento que no hayan salido cogidos de la mano pidiendo perdón y anunciando una querella criminal contra todos estos hijos de mala madre que se han reído descaradamente de los abuelos y de los depositantes de Caja Madrid. Pero la culpa no es de ellos, sino nuestra por seguirles votando. Así que como sé que no van a hacer nada, voy a autoimponerme aquel ancestral castigo con el que mis tutores sancionaban mis malas acciones: escribir mil veces “no lo volveré a hacer más”.

Por tanto: “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”, “No volveré a votar nunca más a partidos que colaboran con chorizos, bien por acción u omisión”,…

Y así hasta mil veces.

Noticias relacionadas

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.

El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto