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Etiquetas | Coronavirus | Política | Estado de alarma
Acabaremos con esto y pediremos responsabilidades. El Gobierno está quemado ya. Es inútil para gobernar porque no es fiable y menos aún creíble. Quemaremos todas las naves

​Tus mentiras, nuestros muertos

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Hay algo en lo que sí ha acertado Moncloa y ha sido en transmitir un mensaje contundente a la comunidad internacional respecto a la amenaza del Covid-19. Sánchez no ha dejado de pedir “socorro” para que los líderes mundiales lideren la lucha contra el enemigo invisible. Y lo ha hecho después de desobedecer a la oposición sobre la suspensión de la barbarie del 8M y a los expertos sobre lo que podía suceder, además de pasarse por el “arco del triunfo” las exigencias de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Frente a un paso correcto, ayer, para la reunión del G20, ha dado muchos otros mal, de ahí la situación actual y el título de este artículo.


El ocultamiento de la gravedad del Covid-19 ha generado cientos de muertos. El Gobierno sí es culpable de esas muertes, como lo es de sus reiteradas mentiras. Ese es uno de los motivos de que ayer dijéramos en nuestro artículo que “Sánchez estaba fuera de juego, descolocado, desnortado, atontado, sin argumentos, con dos gobiernos en uno y con un vicepresidente que pretende quitarle el sueño”. Un ministro de Podemos filtró esas sensaciones que eran realidades concretas.

Todos los errores han sido denunciados y analizados por expertos epidemiólogos. Ni que decir que, tanto diarios de tirada nacional, digitales, redes y revistas han apuntado con bala a la pésima gestión del Gobierno en esta crisis sanitaria. Demasiado tiempo pidiendo tranquilidad en vez de ponerse a trabajar y coger al toro por los cuernos. A la oposición se lo explicaremos otro día porque sigue en la nada, en el despropósito y enganchada a las medidas del Gobierno; es decir, a remolque y peor que el propio Ejecutivo.

Tanta ideología por parte del Gobierno “bichavista” y tan mala gestión sanitaria. No hay duda de que lo mejor es el personal sanitario, con el que hay que adoptar medidas antes de que desfallezca. El propio Jesús Candel, alias “Spiriman”, ha reaccionado muy indignado con la actuación del doble Gobierno español en el coronavirus. “Ni Marlaska ni Pedro Sánchez merecen nuestro respeto. (…). ¿Que no puedo llamar mierda a Sánchez? Lo que pasa es que nos están mirando desde arriba cuando nosotros estamos en la primera línea de batalla, pegando tiros. Cientos de médicos estamos aquí”, ha dicho en televisión, a la vez que los perrillos falderos y los estómagos agradecidos no han tardado en salir a “ladrar”.

“Gracias (Spiriman) por decir lo que muchos pensamos, pero no tenemos el medio para expresarlo y difundirlo”, se lee en las redes y foros de opinión. Tenemos ya más de 11.000 casos y 500 fallecidos por coronavirus. Se nos engañó y se quitó gravedad a la amenaza vírica, a la vez que no se planificó un protocolo. Incluso, en el diario El País, el infectólogo Oriol Mitjà, que lidera un ensayo para cortar la transmisión del microorganismo, exige responsabilidades por “la falta de previsión” en la gestión de la crisis. “La epidemia del coronavirus era evitable”, dice Mitjà

Mitjà es hoy el mayor azote del Gobierno y nadie, hasta ahora, había cantado las verdades del barquero a Pedro Sánchez ‘Plagio’ y su “bigobierno” socialchavista. Los gestores sanitarios que han conducido tan mala esta crisis no salen mejor parados. Le ha faltado tiempo al infectólogo salir a Twitter y pedir la dimisión del mal llamado Comité de Emergencia Español. Según los expertos, sí era evitable esta crisis sanitaria, pero ha faltado anticipación y previsiones. No se ha ido más allá de pedir calma a la población y de reiterar que “está controlada la crisis” (Echenique) o “Todo lo tenemos organizado y calculado” (María Jesús Montero), cuando en realidad ni habían aterrizado en el tema. Lo de Carmen Calvo es para otro día en su afán de pedir que todas mujeres acudieran a la “manifa” porque “en ello va su vida” o repitiendo, cual loro borracho que “el machismo mata más que el coronavirus”. ¿Y ahora qué, dónde se esconde tanta calamidad desorejada y tanto ‘jilguero’ piador? No evitar lo que ahora sufrimos ha generado tristes consecuencias en la salud pública. En el argot médico se llama “negligencia” (Mitjà). “Sus mentiras, nuestros muertos”.

Dicen los epidemiólogos que hay que ir por delante de la epidemia si quieres vencerla. Tanto China como Corea del Sur actuaron de forma muy diferente a como se está haciendo en España. Los expertos hablan de tres grandes errores y uno de ellos son las dudas a la hora de decidir y ejecutar un protocolo que ni siquiera existía, de ahí que se mintiera a la ciudadanía. Si no se actúa con agresividad, el virus nos comerá la partida y se seguirá cobrando muertes cada día. El Gobierno es el responsable de la gran chapuza que se ha cometido: desde el consentimiento de las macromanifestaciones hasta las miserables dudas y el susto que ha montado en todo momento, pasando por la dejadez inicial y los mensajes confusos.

Mientras la ciudadanía sufría contagios, el Ejecutivo discutía por la expropiación y el Consejo de Ministros se dividía en dos. Acabaremos con esto y pediremos responsabilidades. El Gobierno está quemado ya. Es inútil para gobernar porque no es fiable y menos aún creíble. Quemaremos todas las naves. “Merece la pena hacer el sacrificio ahora para no prolongar la agonía”, en palabras del infectólogo antes aludido. Pero el Gobierno es el culpable primero y último.

Demasiada mediocridad en un presidente que se merece que le hagan “los perrillos” sin más dilación y excesiva cobardía en unos ministros que, con tal de mantener la poltrona, venderían a su mascota por una piruleta y dos cacahuetes. ¡Así de baratos son estos indigentes intelectuales! Tus mentiras, nuestros muertos.

​Tus mentiras, nuestros muertos

Acabaremos con esto y pediremos responsabilidades. El Gobierno está quemado ya. Es inútil para gobernar porque no es fiable y menos aún creíble. Quemaremos todas las naves
Jesús  Salamanca
miércoles, 18 de marzo de 2020, 08:50 h (CET)

Hay algo en lo que sí ha acertado Moncloa y ha sido en transmitir un mensaje contundente a la comunidad internacional respecto a la amenaza del Covid-19. Sánchez no ha dejado de pedir “socorro” para que los líderes mundiales lideren la lucha contra el enemigo invisible. Y lo ha hecho después de desobedecer a la oposición sobre la suspensión de la barbarie del 8M y a los expertos sobre lo que podía suceder, además de pasarse por el “arco del triunfo” las exigencias de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Frente a un paso correcto, ayer, para la reunión del G20, ha dado muchos otros mal, de ahí la situación actual y el título de este artículo.


El ocultamiento de la gravedad del Covid-19 ha generado cientos de muertos. El Gobierno sí es culpable de esas muertes, como lo es de sus reiteradas mentiras. Ese es uno de los motivos de que ayer dijéramos en nuestro artículo que “Sánchez estaba fuera de juego, descolocado, desnortado, atontado, sin argumentos, con dos gobiernos en uno y con un vicepresidente que pretende quitarle el sueño”. Un ministro de Podemos filtró esas sensaciones que eran realidades concretas.

Todos los errores han sido denunciados y analizados por expertos epidemiólogos. Ni que decir que, tanto diarios de tirada nacional, digitales, redes y revistas han apuntado con bala a la pésima gestión del Gobierno en esta crisis sanitaria. Demasiado tiempo pidiendo tranquilidad en vez de ponerse a trabajar y coger al toro por los cuernos. A la oposición se lo explicaremos otro día porque sigue en la nada, en el despropósito y enganchada a las medidas del Gobierno; es decir, a remolque y peor que el propio Ejecutivo.

Tanta ideología por parte del Gobierno “bichavista” y tan mala gestión sanitaria. No hay duda de que lo mejor es el personal sanitario, con el que hay que adoptar medidas antes de que desfallezca. El propio Jesús Candel, alias “Spiriman”, ha reaccionado muy indignado con la actuación del doble Gobierno español en el coronavirus. “Ni Marlaska ni Pedro Sánchez merecen nuestro respeto. (…). ¿Que no puedo llamar mierda a Sánchez? Lo que pasa es que nos están mirando desde arriba cuando nosotros estamos en la primera línea de batalla, pegando tiros. Cientos de médicos estamos aquí”, ha dicho en televisión, a la vez que los perrillos falderos y los estómagos agradecidos no han tardado en salir a “ladrar”.

“Gracias (Spiriman) por decir lo que muchos pensamos, pero no tenemos el medio para expresarlo y difundirlo”, se lee en las redes y foros de opinión. Tenemos ya más de 11.000 casos y 500 fallecidos por coronavirus. Se nos engañó y se quitó gravedad a la amenaza vírica, a la vez que no se planificó un protocolo. Incluso, en el diario El País, el infectólogo Oriol Mitjà, que lidera un ensayo para cortar la transmisión del microorganismo, exige responsabilidades por “la falta de previsión” en la gestión de la crisis. “La epidemia del coronavirus era evitable”, dice Mitjà

Mitjà es hoy el mayor azote del Gobierno y nadie, hasta ahora, había cantado las verdades del barquero a Pedro Sánchez ‘Plagio’ y su “bigobierno” socialchavista. Los gestores sanitarios que han conducido tan mala esta crisis no salen mejor parados. Le ha faltado tiempo al infectólogo salir a Twitter y pedir la dimisión del mal llamado Comité de Emergencia Español. Según los expertos, sí era evitable esta crisis sanitaria, pero ha faltado anticipación y previsiones. No se ha ido más allá de pedir calma a la población y de reiterar que “está controlada la crisis” (Echenique) o “Todo lo tenemos organizado y calculado” (María Jesús Montero), cuando en realidad ni habían aterrizado en el tema. Lo de Carmen Calvo es para otro día en su afán de pedir que todas mujeres acudieran a la “manifa” porque “en ello va su vida” o repitiendo, cual loro borracho que “el machismo mata más que el coronavirus”. ¿Y ahora qué, dónde se esconde tanta calamidad desorejada y tanto ‘jilguero’ piador? No evitar lo que ahora sufrimos ha generado tristes consecuencias en la salud pública. En el argot médico se llama “negligencia” (Mitjà). “Sus mentiras, nuestros muertos”.

Dicen los epidemiólogos que hay que ir por delante de la epidemia si quieres vencerla. Tanto China como Corea del Sur actuaron de forma muy diferente a como se está haciendo en España. Los expertos hablan de tres grandes errores y uno de ellos son las dudas a la hora de decidir y ejecutar un protocolo que ni siquiera existía, de ahí que se mintiera a la ciudadanía. Si no se actúa con agresividad, el virus nos comerá la partida y se seguirá cobrando muertes cada día. El Gobierno es el responsable de la gran chapuza que se ha cometido: desde el consentimiento de las macromanifestaciones hasta las miserables dudas y el susto que ha montado en todo momento, pasando por la dejadez inicial y los mensajes confusos.

Mientras la ciudadanía sufría contagios, el Ejecutivo discutía por la expropiación y el Consejo de Ministros se dividía en dos. Acabaremos con esto y pediremos responsabilidades. El Gobierno está quemado ya. Es inútil para gobernar porque no es fiable y menos aún creíble. Quemaremos todas las naves. “Merece la pena hacer el sacrificio ahora para no prolongar la agonía”, en palabras del infectólogo antes aludido. Pero el Gobierno es el culpable primero y último.

Demasiada mediocridad en un presidente que se merece que le hagan “los perrillos” sin más dilación y excesiva cobardía en unos ministros que, con tal de mantener la poltrona, venderían a su mascota por una piruleta y dos cacahuetes. ¡Así de baratos son estos indigentes intelectuales! Tus mentiras, nuestros muertos.

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El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.

 
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