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Juan Pablo Mañueco

Responsabilidades políticas en la violencia de sexo

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LA CELEBRACIÓN el 25 de noviembre del Día contra la Violencia de Sexo (que no “género”, concepto gramatical y no sexual, por lo que siempre se habló del “género humano”) nos permite situar el problema de la violencia familiar en España en sus verdaderos parámetros, muy distintos a la información sesgada con que la propaganda del Estado español intoxicará la conciencia ciudadana en esta fecha, como lo hace todo el resto del año.

Propaganda, porque ni es ni quiere ser cierta y completa, sino tendenciosa, y porque procura ocultar una de las principales fuentes del conflicto (la inutilidad de los Juzgados de Familia) y en la que participan el PSOE, activamente, y también el PP, que en esto como en casi todo va a remolque de la línea errada que marca el Gobierno.

Lamentemos, pues, en orden de mayor a menor gravedad numérica las principales manifestaciones y lacras de este desdichado fenómeno en España...

Lamentemos las decenas de miles de Menores españoles que este año 2006 se incorporarán a la nómina del ya casi millón de “huérfanos de vivos”, es decir, niños que no podrán relacionarse con uno de sus progenitores, porque el miembro de la pareja que obtenga la custodia sobre ellos, podrá impedir impunemente que se relacionen con el otro progenitor, sin que exista una sentencia que lo prohíba (al contrario, incumpliendo las sí existentes en sentido contrario), por simple deseo de venganza contra su ex-pareja.

Se trata de la principal manifestación de la violencia familiar o de sexo en España, sin ningún “género” de dudas. La más extensa y dramática, porque afecta a ese número de niños, en mayor o menor grado, que ven violado el primer derecho que les reconoce la ONU: el derecho a relacionarse con su familia. Además de ser la causa fundamental de los proporcionalmente pocos conflictos que luego estallarán con otro género de violencia, aunque tampoco esto se dé a conocer a la sociedad.

Lamentemos las 500 muertes por suicidio al año en España de personas (de ambos sexos) que llegan a tan drástica determinación después de que los Tribunales de Justicia española NO den solución a sus conflictos de pareja. También, como en el caso anterior, son los inoperantes Tribunales de Justicia (y otros organismos del Estado) los culpables directos de esta segunda por gravedad manifestación de la violencia familiar en España.

Lamentemos las 70 mujeres que mueren asesinadas al año por su pareja masculina en España. Así como también los 30 hombres que mueren al año a manos de su pareja femenina, de los que nadie se acordará en esta fecha como tampoco se divulgan sus casos a lo largo del año.

Lamentemos las 15 muertes al año entre miembros de parejas homosexuales (masculinas o femeninas) que tampoco aparecerán en los medios de comunicación. Porque la violencia que se ejerce contra los datos ocultará todo lo que no sirva para satanizar a un único sexo, que es lo que se pretende con campañas de este “género”.

Y lamentemos que, este año y con este género de celebración, los principales responsables de tan perversa podredumbre todavía no se conozcan públicamente ni reciban la sanción que merecen: los inoperantes Tribunales de Familia españoles y las mafias sexistas que medran al calor de los cargos y de los presupuestos de la Administración (judicial y no judicial) española. Y que, obviamente, viven tan bien a costa del sufrimiento ciudadano... que harán todo lo imaginable para que la situación se desconozca.

Responsabilidades políticas en la violencia de sexo

Juan Pablo Mañueco
Juan Pablo Mañueco
lunes, 27 de noviembre de 2006, 02:35 h (CET)
LA CELEBRACIÓN el 25 de noviembre del Día contra la Violencia de Sexo (que no “género”, concepto gramatical y no sexual, por lo que siempre se habló del “género humano”) nos permite situar el problema de la violencia familiar en España en sus verdaderos parámetros, muy distintos a la información sesgada con que la propaganda del Estado español intoxicará la conciencia ciudadana en esta fecha, como lo hace todo el resto del año.

Propaganda, porque ni es ni quiere ser cierta y completa, sino tendenciosa, y porque procura ocultar una de las principales fuentes del conflicto (la inutilidad de los Juzgados de Familia) y en la que participan el PSOE, activamente, y también el PP, que en esto como en casi todo va a remolque de la línea errada que marca el Gobierno.

Lamentemos, pues, en orden de mayor a menor gravedad numérica las principales manifestaciones y lacras de este desdichado fenómeno en España...

Lamentemos las decenas de miles de Menores españoles que este año 2006 se incorporarán a la nómina del ya casi millón de “huérfanos de vivos”, es decir, niños que no podrán relacionarse con uno de sus progenitores, porque el miembro de la pareja que obtenga la custodia sobre ellos, podrá impedir impunemente que se relacionen con el otro progenitor, sin que exista una sentencia que lo prohíba (al contrario, incumpliendo las sí existentes en sentido contrario), por simple deseo de venganza contra su ex-pareja.

Se trata de la principal manifestación de la violencia familiar o de sexo en España, sin ningún “género” de dudas. La más extensa y dramática, porque afecta a ese número de niños, en mayor o menor grado, que ven violado el primer derecho que les reconoce la ONU: el derecho a relacionarse con su familia. Además de ser la causa fundamental de los proporcionalmente pocos conflictos que luego estallarán con otro género de violencia, aunque tampoco esto se dé a conocer a la sociedad.

Lamentemos las 500 muertes por suicidio al año en España de personas (de ambos sexos) que llegan a tan drástica determinación después de que los Tribunales de Justicia española NO den solución a sus conflictos de pareja. También, como en el caso anterior, son los inoperantes Tribunales de Justicia (y otros organismos del Estado) los culpables directos de esta segunda por gravedad manifestación de la violencia familiar en España.

Lamentemos las 70 mujeres que mueren asesinadas al año por su pareja masculina en España. Así como también los 30 hombres que mueren al año a manos de su pareja femenina, de los que nadie se acordará en esta fecha como tampoco se divulgan sus casos a lo largo del año.

Lamentemos las 15 muertes al año entre miembros de parejas homosexuales (masculinas o femeninas) que tampoco aparecerán en los medios de comunicación. Porque la violencia que se ejerce contra los datos ocultará todo lo que no sirva para satanizar a un único sexo, que es lo que se pretende con campañas de este “género”.

Y lamentemos que, este año y con este género de celebración, los principales responsables de tan perversa podredumbre todavía no se conozcan públicamente ni reciban la sanción que merecen: los inoperantes Tribunales de Familia españoles y las mafias sexistas que medran al calor de los cargos y de los presupuestos de la Administración (judicial y no judicial) española. Y que, obviamente, viven tan bien a costa del sufrimiento ciudadano... que harán todo lo imaginable para que la situación se desconozca.

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Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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