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Etiquetas | Política | Coronavirus | Pedro Sánchez
España ya no puede tener al frente del Gobierno a un siniestro personaje como Sánchez, respaldado por un comunista de palo y zanahoria

​El coronavirus destroza al gobierno

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Es una pena que todavía haya ciudadanos que no dejen de hacer la cabra y muestren a diario su irresponsabilidad. Me refiero a todos aquellos que no cumplen las normas del estado de alarma o abusan de ellas. Entre esos inconscientes o tarambanas se encuentra el vicepresidente del Gobierno actual, Pablo Iglesias: estando una “miembra” de su casa afectada por el virus, el muy imprudente y cantamañanas abandona la cuarentena para asistir al Consejo de Ministros, como si no lo hubiera podido presenciar por videoconferencia. ¡Y lo hizo, según él, porque se lo pidió otro irresponsable que también debía guardarla, el presidente! ¿Pero con quién nos gastamos los cuartos, Dios mío?

Tres días antes del celebrarse el viciado y catastrófico 8M ya se conocía en el Gobierno la peligrosidad de la situación, pero el presidente no podía dejar sin lucimiento a la ministra de Igual Da y a sus chicas ministeriales. Para el tarambana del Gobierno era más importante el sectarismo de la vulgar corriente feminista española que la salud de toda la ciudadanía. Ahora estamos viendo las consecuencias de aquella irregularidad: además de las ministras y otras “jolgoristas” están cayendo como moscas muchas asistentes anónimas. El virus no conoce sexos ni géneros y purgaremos justos por inconscientes o como decía ayer la prensa francesa: “¡En España están pagando justos por babosas!”

En la Organización Mundial de la Salud (OMS) se llevaban las manos a la cabeza ante la inconsciencia del Gobierno español y la inmadurez de la ministra que quería abanderar la fiesta, por eso ésta ha llevado todos los “zascas” de las redes y todos los soplamocos didácticos de periodistas y analistas. Se trataba de extremar todas las medidas de los gobiernos, con el fin de que los contagios no llegaran como el efecto dominó. Llego a la conclusión de que algunos especímenes activistas no saben qué es eso de “extremar medidas” para “evitar plaga de contagios”: no solo me refiero a la que iba “sola y borracha” que antes de acabar la “manifa” se largó como el capitán araña; es decir, embarcó a miles de mujeres y después las dejó tiradas. En ese grupo de inconscientes entran las demás ministras que asistieron como si de fiesta campera se tratara y hasta la compañera de Pedro “Plagio” tenía que salir en la foto con eso de “Madrid será la tumba del fascismo”. Supongo que ahora también podrá decir que Madrid es el cementerio más grande que ha generado el coronavirus y su compañero cargará con ello por los siglos de los siglos.

Italianos y franceses no podían creer lo que veían: un acto tumultuoso y desbordado con nula organización. Apenas cuatro días antes habían difundido los gobiernos de estos dos países lo de eliminar gestos como estrechar la mano, caminar a un metro o más de distancia, cierre de colegios y todo lo que supusiera concentraciones. Una vez más, el Gobierno español desobedecía los consejos del máximo organismo mundial de salud y se pasaba por el “arco del triunfo” la prohibición de actos tumultuosos y la experiencia que ya tenían franceses e italianos.

El ocultamiento de la gravedad del Covid-19 ha generado cientos de muertos y podría multiplicarse en los próximos días. El Gobierno sí es culpable de esas muertes: no solo ha ocultado la verdad sino que ha mentido y “ha retorcido el rabo a la cabra”. Sánchez está fuera de juego, descolocado, desnortado, atontado, sin argumentos, con dos gobiernos en uno y con un vicepresidente que pretende quitarle el sueño. Fuera de su actitud chulesca no hay nada más allá del vacío y la falta de liderazgo. Y la ciudadanía española no confía en esta gente para resolver el problemón. Una falta de confianza que nunca existió con el gobierno de Rajoy, en el que sí confiaba la población y acabó resolviendo el famoso ébola aunque con la desgracia de cinco muertos y un perro sacrificado. Tampoco me olvido del Prestige. ¡Ay si hubiera habido una infección de miles de ciudadanos y cientos de muertos estando Mariano Rajoy o Aznar en el Gobierno! No duden de la guerra urbana que hubiera desatado la siniestra, los escraches a políticos, los acosos a ministros…. Y no me digan lo contrario porque ya sucedió y quedó sin sanción, excepto a Jorge Verstrynge.

Resulta que Pedro ‘Plagio’ Sánchez quiere intervenir en el Parlamento en un par de días. Cada vez que habla sube el pan, tiemblan los agricultores y se desmaya la Bolsa. El presidente, además de un demostrado gafe es un irresponsable e impresentable peligro público. Tan pronto como pase este virus, la convivencia ya no volverá a ser la misma dado que nos encontraremos con cinco millones de parados; las medidas que tome el martes no van a paliar nada, además no creemos en él: aún no ha pagado a los del desastre de Lorca ni a los de Mallorca y a nadie de cuantos han sufrido desastres medioambientales.

Pedro no tiene credibilidad. Es patético y desvergonzado. Mentiroso y aprovechado. España no se merece un presidente que la venda al comunismo degenerado y prochavista. Ya no puede tener al frente de su Gobierno a un siniestro personaje como éste, acompañado por un comunista de palo y zanahoria, cuya aspiración es expropiar lo de los demás y jugar a ser casta, como ya lo es. En tanto, Fernando Simón asume el ridículo diario de cubrir las espaldas a esos dos vencejos de baja pobreza dialéctica.

​El coronavirus destroza al gobierno

España ya no puede tener al frente del Gobierno a un siniestro personaje como Sánchez, respaldado por un comunista de palo y zanahoria
Jesús  Salamanca
martes, 17 de marzo de 2020, 18:35 h (CET)

Es una pena que todavía haya ciudadanos que no dejen de hacer la cabra y muestren a diario su irresponsabilidad. Me refiero a todos aquellos que no cumplen las normas del estado de alarma o abusan de ellas. Entre esos inconscientes o tarambanas se encuentra el vicepresidente del Gobierno actual, Pablo Iglesias: estando una “miembra” de su casa afectada por el virus, el muy imprudente y cantamañanas abandona la cuarentena para asistir al Consejo de Ministros, como si no lo hubiera podido presenciar por videoconferencia. ¡Y lo hizo, según él, porque se lo pidió otro irresponsable que también debía guardarla, el presidente! ¿Pero con quién nos gastamos los cuartos, Dios mío?

Tres días antes del celebrarse el viciado y catastrófico 8M ya se conocía en el Gobierno la peligrosidad de la situación, pero el presidente no podía dejar sin lucimiento a la ministra de Igual Da y a sus chicas ministeriales. Para el tarambana del Gobierno era más importante el sectarismo de la vulgar corriente feminista española que la salud de toda la ciudadanía. Ahora estamos viendo las consecuencias de aquella irregularidad: además de las ministras y otras “jolgoristas” están cayendo como moscas muchas asistentes anónimas. El virus no conoce sexos ni géneros y purgaremos justos por inconscientes o como decía ayer la prensa francesa: “¡En España están pagando justos por babosas!”

En la Organización Mundial de la Salud (OMS) se llevaban las manos a la cabeza ante la inconsciencia del Gobierno español y la inmadurez de la ministra que quería abanderar la fiesta, por eso ésta ha llevado todos los “zascas” de las redes y todos los soplamocos didácticos de periodistas y analistas. Se trataba de extremar todas las medidas de los gobiernos, con el fin de que los contagios no llegaran como el efecto dominó. Llego a la conclusión de que algunos especímenes activistas no saben qué es eso de “extremar medidas” para “evitar plaga de contagios”: no solo me refiero a la que iba “sola y borracha” que antes de acabar la “manifa” se largó como el capitán araña; es decir, embarcó a miles de mujeres y después las dejó tiradas. En ese grupo de inconscientes entran las demás ministras que asistieron como si de fiesta campera se tratara y hasta la compañera de Pedro “Plagio” tenía que salir en la foto con eso de “Madrid será la tumba del fascismo”. Supongo que ahora también podrá decir que Madrid es el cementerio más grande que ha generado el coronavirus y su compañero cargará con ello por los siglos de los siglos.

Italianos y franceses no podían creer lo que veían: un acto tumultuoso y desbordado con nula organización. Apenas cuatro días antes habían difundido los gobiernos de estos dos países lo de eliminar gestos como estrechar la mano, caminar a un metro o más de distancia, cierre de colegios y todo lo que supusiera concentraciones. Una vez más, el Gobierno español desobedecía los consejos del máximo organismo mundial de salud y se pasaba por el “arco del triunfo” la prohibición de actos tumultuosos y la experiencia que ya tenían franceses e italianos.

El ocultamiento de la gravedad del Covid-19 ha generado cientos de muertos y podría multiplicarse en los próximos días. El Gobierno sí es culpable de esas muertes: no solo ha ocultado la verdad sino que ha mentido y “ha retorcido el rabo a la cabra”. Sánchez está fuera de juego, descolocado, desnortado, atontado, sin argumentos, con dos gobiernos en uno y con un vicepresidente que pretende quitarle el sueño. Fuera de su actitud chulesca no hay nada más allá del vacío y la falta de liderazgo. Y la ciudadanía española no confía en esta gente para resolver el problemón. Una falta de confianza que nunca existió con el gobierno de Rajoy, en el que sí confiaba la población y acabó resolviendo el famoso ébola aunque con la desgracia de cinco muertos y un perro sacrificado. Tampoco me olvido del Prestige. ¡Ay si hubiera habido una infección de miles de ciudadanos y cientos de muertos estando Mariano Rajoy o Aznar en el Gobierno! No duden de la guerra urbana que hubiera desatado la siniestra, los escraches a políticos, los acosos a ministros…. Y no me digan lo contrario porque ya sucedió y quedó sin sanción, excepto a Jorge Verstrynge.

Resulta que Pedro ‘Plagio’ Sánchez quiere intervenir en el Parlamento en un par de días. Cada vez que habla sube el pan, tiemblan los agricultores y se desmaya la Bolsa. El presidente, además de un demostrado gafe es un irresponsable e impresentable peligro público. Tan pronto como pase este virus, la convivencia ya no volverá a ser la misma dado que nos encontraremos con cinco millones de parados; las medidas que tome el martes no van a paliar nada, además no creemos en él: aún no ha pagado a los del desastre de Lorca ni a los de Mallorca y a nadie de cuantos han sufrido desastres medioambientales.

Pedro no tiene credibilidad. Es patético y desvergonzado. Mentiroso y aprovechado. España no se merece un presidente que la venda al comunismo degenerado y prochavista. Ya no puede tener al frente de su Gobierno a un siniestro personaje como éste, acompañado por un comunista de palo y zanahoria, cuya aspiración es expropiar lo de los demás y jugar a ser casta, como ya lo es. En tanto, Fernando Simón asume el ridículo diario de cubrir las espaldas a esos dos vencejos de baja pobreza dialéctica.

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