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¿Va a seguir P.Sánchez alimentando a Torra, Ponsetí y a toda esta camada de traidores a España?

​La inmundicia separatista se muestra tal y como es: intratable

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No se podía esperar menos de este personaje, Quim Torra, que ha decidido convertirse en la chinche metida entre las costuras del Gobierno, siempre decidido a no perder ocasión de ir avanzando en su empeño de convertirse en la referencia del separatismo catalán, aunque para ello se deba valer de una excusa tan impropia, oportunista, rácana y desleal como ha sido emplear el tema del coronavirus para criticar la actuación del Estado español, en cuanto a la forma en la que se ha enfocado su prevención, control y posterior intento de evitar su expansión por todo el territorio nacional. No es que pensemos que la forma en la que, el señor Sánchez y su equipo, han enfocado el tratamiento del problema social, económico, sanitario y administrativo de esta peste a la que nos hemos visto obligados a enfrentarnos, haya sido la mejor de las posibles, especialmente en lo que hace referencia a la tibieza con la que se han encarado las consecuencias económicas, industriales, empresariales, turísticas, financieras y competenciales, de modo que, muchas de las decisiones que ha tomado sobre esta cuestión han adolecido de improvisación, retraso, insuficiencia y falta de la valentía con la que debería haberse enfocado una pandemia de tal magnitud; sino que nos subleva el hecho de que, un personajillo como es el señor Torra, se atribuya la capacidad, las facultades, los derechos y la temeridad de pretender suplantar al Estado en una materia en la que, lo único que le correspondería hacer, sería colaborar y obedecer las órdenes del Gobierno, tal y como vienen haciendo el resto de autonomías de la nación, incluida la vasca (aunque, en este caso, con protestas y gestos impropios de enojo y de queja por parte del señor Urcullo, que tampoco desaprovecha ocasión de reclamar plena autonomía para lo que él considera su nación, el País Vasco).

Sólo la dependencia, como la que tienen el señor Sánchez y su ejecutivo, del apoyo de los separatistas catalanes, puede justificar que no se haya producido una destitución fulminante del presidente de la Generalitat catalana, ante un desplante (uno más de la multitud de ellos con los que ha pretendido humillar a la nación española), una salida de tono, una desvergüenza y una falta de lealtad, con amenazas de rebelarse contra las órdenes del Gobierno, con las que se ha despachado a gusto y públicamente, el señor Torra. Ha dicho, sin contención alguna, que “seguirá tomando decisiones basadas en voces expertas (por lo visto las que asesoran al Estado español, para este mequetrefe de la política, no lo son) porque para él “no podemos esperar a decisiones que no llegan”. Parece ser que para este personaje, ególatra e incapaz de dominar su sectarismo catalanista, lo que debería hacer el Gobierno central es dejarse aconsejar por la Generalitat, porque “Esto va de salud y vidas, no de proclamas patrióticas caducas y no recentralizar y liquidar el buen trabajo hecho desde el Gobern”.

Sí señores, al parecer nadie en España, salvo él, se ha dado cuenta de que el coronavirus es potencialmente letal y de que se expande a una velocidad de vértigo. Seguramente se debe al buen trabajo de su gobierno, la Generalitat, el hecho de que los contagiados en Cataluña superen los 903 y ya haya registrados 12 fallecimientos. Y por si no faltaran motivos para ponerles un bozal a los soberanistas catalanes, la portavoz del Gobern, la señora Meritchell Budó, en una de sus ruedas de prensa, se ha mostrado irascible y peleona exigiendo, una y otra vez al Gobierno de la nación, que “no se vulneren las competencias de Cataluña”, algo que el Gobern no va a permitir que suceda. ¿Cómo lo van a hacer? ¿Cuáles van a ser los medios que van a utilizar para impedirlo? Es un misterio si se tiene en cuenta que el Gobierno ha asumido todas las competencias sobre la policía, los mossos, el ejército etc. Pero lo que no se puede admitir de ninguna manera es que, en unos momentos de alerta general, de amenaza de una pandemia de la que todavía no se sabe cómo luchar contra ella, cuando todos los españoles estamos amenazados de contagiarnos, venga una señora como la Budo diciendo que ellos no están haciendo política sino que lo que pretenden es que les dejen hacer lo que consideren conveniente en Cataluña porque, a su criterio, ellos son los únicos que tienen competencia sobre los catalanes, olvidándose de que la mitad de los catalanes no son partidarios de dejarse gobernar por ellos ni están de acuerdo con el actual gobierno de la Generalitat.

Y, sin que sirva de precedente, en esta ocasión tenemos que romper una lanza en favor de la señora ministra de Defensa, la señora Robles que, en la rueda de prensa que dieron los ministros de Fomento, Defensa, Sanidad e Interior, fue la única que tuvo los arrestos necesarios para dejar clara su postura respecto a la insolidaridad de Cataluña y de las amenazas del señor Torra de incumplir las órdenes del Gobierno. En esta ocasión la señora Margarita Robles supo estar en el puesto que le correspondía y, ante la forma meliflua con la que el señor ministro de Sanidad se sacó de encima la pregunta que le hicieron los periodistas respecto a cuál sería la reacción del Gobierno en el caso de que Cataluña se insubordinara y no obedeciera las instrucciones que se le dieran; la señora ministra no tuvo pelos en la lengua al decir que se tenían los medios para hacer que se cumplieran en todas las comunidades las instrucciones respecto a las actuaciones que se deberían llevar a cabo en orden a la lucha y prevención de la grave epidemia que está padeciendo España y que quienes desobedecieran deberían aceptar las consecuencias.

Nos guste o no, seamos partidarios o detractores suyos, en estos momentos no toca otra cosa que ponernos a las órdenes de nuestros gobernantes, seguir sus instrucciones y esperar que las medidas que se están tomando sean capaces de poner freno a la expansión de la enfermedad y su posterior erradicación de todos los países sobre los que se ha expandido. Resulta infantil que desde el separatismo catalán pretendan justificar su postura rebelde, sus palabras de reproche, sus airadas reacciones y sus exabruptos improcedentes, dando a entender que lo único que pretenden es que se los deje solos, convirtiendo a Cataluña en una ínsula Barataria, alejada del resto de España y bajo el dominio absoluto de la Generalitat para que, de esta forma, se puedan ir entrenado en gobernar como si se tratara de un estado independiente del resto de la nación española. Creemos que ya ha llegado la hora de que se les enseñe a estos señores que todo este tinglado que pretenden imponernos, con Sánchez o sin él, está condenado al fracaso y que si se sigue por este peligroso camino puede que el resultado no sea precisamente el que ellos pretenden que sea. Como todo lo que ocurre en este planeta, con más o menos muertos; más tarde o más temprano esta peste del 2021 acabará un día u otro y, España, volverá a la normalidad. Entonces ya habrá tiempo para pasar la factura a aquellos que no hayan sabido cumplir con su cometido o respecto a los que hayan pretendido valerse de una situación de extremo peligro, para sacar réditos políticos de ella.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, creemos que ha llegado el momento en que nos ocupemos de la salud de los españoles, de superar una epidemia que se viene mostrando incontrolable, de olvidarnos por un tiempo de nuestras ideas políticas, de nuestros enfrentamientos partidistas o de lo que unos y otros podamos pensar de nuestros adversarios o de nuestro gobierno, para sumar en lugar de dividir, mostrar solidaridad en lugar de repulsa y, en definitiva, trabajar todos unidos bajo la directiva del Gobierno para poder superar, cuanto antes, esta situación de extrema inseguridad en la el Destino o la Providencia nos ha colocado. “Cuando se sugieren muchos remedios para un solo mal, quiere decir que no se puede curar.” Antón Pavlovich Chéjov.

​La inmundicia separatista se muestra tal y como es: intratable

¿Va a seguir P.Sánchez alimentando a Torra, Ponsetí y a toda esta camada de traidores a España?
Miguel Massanet
martes, 17 de marzo de 2020, 18:25 h (CET)

No se podía esperar menos de este personaje, Quim Torra, que ha decidido convertirse en la chinche metida entre las costuras del Gobierno, siempre decidido a no perder ocasión de ir avanzando en su empeño de convertirse en la referencia del separatismo catalán, aunque para ello se deba valer de una excusa tan impropia, oportunista, rácana y desleal como ha sido emplear el tema del coronavirus para criticar la actuación del Estado español, en cuanto a la forma en la que se ha enfocado su prevención, control y posterior intento de evitar su expansión por todo el territorio nacional. No es que pensemos que la forma en la que, el señor Sánchez y su equipo, han enfocado el tratamiento del problema social, económico, sanitario y administrativo de esta peste a la que nos hemos visto obligados a enfrentarnos, haya sido la mejor de las posibles, especialmente en lo que hace referencia a la tibieza con la que se han encarado las consecuencias económicas, industriales, empresariales, turísticas, financieras y competenciales, de modo que, muchas de las decisiones que ha tomado sobre esta cuestión han adolecido de improvisación, retraso, insuficiencia y falta de la valentía con la que debería haberse enfocado una pandemia de tal magnitud; sino que nos subleva el hecho de que, un personajillo como es el señor Torra, se atribuya la capacidad, las facultades, los derechos y la temeridad de pretender suplantar al Estado en una materia en la que, lo único que le correspondería hacer, sería colaborar y obedecer las órdenes del Gobierno, tal y como vienen haciendo el resto de autonomías de la nación, incluida la vasca (aunque, en este caso, con protestas y gestos impropios de enojo y de queja por parte del señor Urcullo, que tampoco desaprovecha ocasión de reclamar plena autonomía para lo que él considera su nación, el País Vasco).

Sólo la dependencia, como la que tienen el señor Sánchez y su ejecutivo, del apoyo de los separatistas catalanes, puede justificar que no se haya producido una destitución fulminante del presidente de la Generalitat catalana, ante un desplante (uno más de la multitud de ellos con los que ha pretendido humillar a la nación española), una salida de tono, una desvergüenza y una falta de lealtad, con amenazas de rebelarse contra las órdenes del Gobierno, con las que se ha despachado a gusto y públicamente, el señor Torra. Ha dicho, sin contención alguna, que “seguirá tomando decisiones basadas en voces expertas (por lo visto las que asesoran al Estado español, para este mequetrefe de la política, no lo son) porque para él “no podemos esperar a decisiones que no llegan”. Parece ser que para este personaje, ególatra e incapaz de dominar su sectarismo catalanista, lo que debería hacer el Gobierno central es dejarse aconsejar por la Generalitat, porque “Esto va de salud y vidas, no de proclamas patrióticas caducas y no recentralizar y liquidar el buen trabajo hecho desde el Gobern”.

Sí señores, al parecer nadie en España, salvo él, se ha dado cuenta de que el coronavirus es potencialmente letal y de que se expande a una velocidad de vértigo. Seguramente se debe al buen trabajo de su gobierno, la Generalitat, el hecho de que los contagiados en Cataluña superen los 903 y ya haya registrados 12 fallecimientos. Y por si no faltaran motivos para ponerles un bozal a los soberanistas catalanes, la portavoz del Gobern, la señora Meritchell Budó, en una de sus ruedas de prensa, se ha mostrado irascible y peleona exigiendo, una y otra vez al Gobierno de la nación, que “no se vulneren las competencias de Cataluña”, algo que el Gobern no va a permitir que suceda. ¿Cómo lo van a hacer? ¿Cuáles van a ser los medios que van a utilizar para impedirlo? Es un misterio si se tiene en cuenta que el Gobierno ha asumido todas las competencias sobre la policía, los mossos, el ejército etc. Pero lo que no se puede admitir de ninguna manera es que, en unos momentos de alerta general, de amenaza de una pandemia de la que todavía no se sabe cómo luchar contra ella, cuando todos los españoles estamos amenazados de contagiarnos, venga una señora como la Budo diciendo que ellos no están haciendo política sino que lo que pretenden es que les dejen hacer lo que consideren conveniente en Cataluña porque, a su criterio, ellos son los únicos que tienen competencia sobre los catalanes, olvidándose de que la mitad de los catalanes no son partidarios de dejarse gobernar por ellos ni están de acuerdo con el actual gobierno de la Generalitat.

Y, sin que sirva de precedente, en esta ocasión tenemos que romper una lanza en favor de la señora ministra de Defensa, la señora Robles que, en la rueda de prensa que dieron los ministros de Fomento, Defensa, Sanidad e Interior, fue la única que tuvo los arrestos necesarios para dejar clara su postura respecto a la insolidaridad de Cataluña y de las amenazas del señor Torra de incumplir las órdenes del Gobierno. En esta ocasión la señora Margarita Robles supo estar en el puesto que le correspondía y, ante la forma meliflua con la que el señor ministro de Sanidad se sacó de encima la pregunta que le hicieron los periodistas respecto a cuál sería la reacción del Gobierno en el caso de que Cataluña se insubordinara y no obedeciera las instrucciones que se le dieran; la señora ministra no tuvo pelos en la lengua al decir que se tenían los medios para hacer que se cumplieran en todas las comunidades las instrucciones respecto a las actuaciones que se deberían llevar a cabo en orden a la lucha y prevención de la grave epidemia que está padeciendo España y que quienes desobedecieran deberían aceptar las consecuencias.

Nos guste o no, seamos partidarios o detractores suyos, en estos momentos no toca otra cosa que ponernos a las órdenes de nuestros gobernantes, seguir sus instrucciones y esperar que las medidas que se están tomando sean capaces de poner freno a la expansión de la enfermedad y su posterior erradicación de todos los países sobre los que se ha expandido. Resulta infantil que desde el separatismo catalán pretendan justificar su postura rebelde, sus palabras de reproche, sus airadas reacciones y sus exabruptos improcedentes, dando a entender que lo único que pretenden es que se los deje solos, convirtiendo a Cataluña en una ínsula Barataria, alejada del resto de España y bajo el dominio absoluto de la Generalitat para que, de esta forma, se puedan ir entrenado en gobernar como si se tratara de un estado independiente del resto de la nación española. Creemos que ya ha llegado la hora de que se les enseñe a estos señores que todo este tinglado que pretenden imponernos, con Sánchez o sin él, está condenado al fracaso y que si se sigue por este peligroso camino puede que el resultado no sea precisamente el que ellos pretenden que sea. Como todo lo que ocurre en este planeta, con más o menos muertos; más tarde o más temprano esta peste del 2021 acabará un día u otro y, España, volverá a la normalidad. Entonces ya habrá tiempo para pasar la factura a aquellos que no hayan sabido cumplir con su cometido o respecto a los que hayan pretendido valerse de una situación de extremo peligro, para sacar réditos políticos de ella.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, creemos que ha llegado el momento en que nos ocupemos de la salud de los españoles, de superar una epidemia que se viene mostrando incontrolable, de olvidarnos por un tiempo de nuestras ideas políticas, de nuestros enfrentamientos partidistas o de lo que unos y otros podamos pensar de nuestros adversarios o de nuestro gobierno, para sumar en lugar de dividir, mostrar solidaridad en lugar de repulsa y, en definitiva, trabajar todos unidos bajo la directiva del Gobierno para poder superar, cuanto antes, esta situación de extrema inseguridad en la el Destino o la Providencia nos ha colocado. “Cuando se sugieren muchos remedios para un solo mal, quiere decir que no se puede curar.” Antón Pavlovich Chéjov.

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