Entrar en la enfermería del Valencia a día de hoy, supone encontrarse sin camilla donde tenderse. Lo de este equipo es de expediente X. El más supersticioso podrá decir que a este equipo le han echado una maldición, que algún brujo le está haciendo gurú a los jugadores ches o que algún enemigo les ha puesto el número trece en el martes y les ha derramado sal en las camisetas. Es el colmo de la mala suerte.

A los de antes, ayer se unieron Tavano, Morientes y Joaquín, aunque presumiblemente estarán ante el Real Madrid. Pero Quique está sin muchos de los hombres fuertes de este equipo. No están Villa ni Albelda, tampoco Edu, que se pierde la temporada. Moretti sigue de baja, y también del Horno, Marchena y Gavilán; Vicente también está tocado, de nuevo. Y algo curioso es que la mayoría tienen lesión en la rodilla. Aunque parezca una barbaridad, la cosa podría ser peor si Morientes y compañía no se recuperan.

A este paso el Valencia va a tener que echar mano de las estampitas y no precisamente de las de fútbol. No sabemos si es el césped, la dureza de los entrenamientos, la sobrecarga de partidos, la comida o simplemente una mala racha, pero como se apunte alguien más a la lista, los valencianistas van a tener que formar equipo nuevo o ascender al filial a primera.

Una barita mágina, polvos de la buena suerte, una brujita blanca, pisar una caca (o más de una), encontrar un trébol de cuatro hojas o encomendarse al diablo parecen ser soluciones para que esto no siga pasándole a la naranja mecánica. Pero como he dicho antes, la cosa podría estar peor; de hecho han ganado en Champions y son definitivamente primeros de grupo. Con más o menos jugadores, seguro que el Valencia no defrauda, así que no queda más que decir: ¡Virgencita que me quede como estoy!