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Una letra que en el griego clásico se escribe con tres letras: P, H, e I

La incógnita del PSOE es la PHI (Φ)

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Las letras P, H e I en las filas socialistas del momento identifican a tres personas del Partido Socialista Obrero Español: (P) Pedro Sánchez, economista y Secretario Ge-neral en sustitución de Pérez Rubalcaba. (H) Hernando Vera, el abogado madrileño ele-gido portavoz del Grupo Socialista en el Congreso para suceder a Soraya Rodríguez. E (I) Iratxe García Pérez, la vasco-castellana diplomada en Trabajo Social que ha sucedi-do a Elena Valenciano para liderar a los socialistas españoles en el Parlamento Europeo.

Los tres, con algunos otros que están en el plano correspondiente a la Comisión Ejecutiva Federal (Luena, Montón, Puig, de la Rocha, Batet, García del Blanco, Mata-rín,…) o en otros puestos y menesteres, son la parte visible de la incógnita que dirige lo que hasta ahora ha sido el referente de la izquierda política española.

“Incógnita”, un concepto amplio a medio camino entre dos de las acepciones que hay en el diccionario para definirlo: “No conocido” y “Causa o razón oculta de algo”. Si el “no conocido” del trío, que es fruto del escaso quehacer público de los tres, se enlaza con la “causa o razón oculta de algo” que flota alrededor de los últimos nombramientos socialistas, se consigue un enigma en el que merece la pena detenerse: La realidad de una socialdemocracia en retroceso y redefinición, ayuna de soluciones para hacer frente a crisis y problemas, y en competencia con la Izquierda radical.

Por ello, alrededor de la incógnita socialista hay cuestiones que suscitan interés: El mismo nombre “Phi”, con las connotaciones que tiene. La realidad no visible de la incógnita (cohesión del grupo, liderazgo y alternativas). Y, lo más importante, qué es lo que puede aportar a la sociedad lo que aún es un enigma.

Con el nombre “Phi” se conoce el llamado número áureo heleno. Representado por la letra griega en honor a Fidias, fhi es un número algebraico irracional (1,61803398…) que surge de la relación entre dos segmentos determinados de una re-cta, “a” (mayor) y “b” (menor), cuando se produce la coincidencia de que el al dividir la suma de los dos segmentos (a+b) entre el mayor (a) ocurre que es igual al cociente entre la dimensión del mayor (a) y el menor (b). O, lo que es lo mismo a+b/a= a/b.

Por ventura o azar, el número áureo, también llamado divina proporción, se en-cuentra en algunas figuras geométricas, en proporciones de la naturaleza (en las nerva-turas de las hojas de algunos árboles, en el grosor de las ramas de otros, en el caparazón de algún caracol, en los flósculos de los girasoles…) y en el diseño de algunas obras de arquitectura que lo trataron como un concepto místico y supra racional.

Desde el griego Euclides, que fue el primero en estudiarlo en “Los Elementos”, hasta el teólogo y matemático italiano Luca Pacioli, que lo consideró un número divino, los estudios sobre fhi se han ido sucediendo a lo largo de la historia: Herodoto en sus estudios sobre las relaciones de magnitudes en la Gran Pirámide de Gizeh, Leonardo de Pisa, Kepler en su estudios sobre el triángulo, Ptolomeo en su célebre teorema sobre el pentágono, los hermanos Ohm (Martin y Georg Simon), Durero, Salvador Dalí…

También se ocupan de Fhi una buena parte de los observadores políticos que en estas fechas están atentos a lo que ocurre en la cúpula del hasta hoy primer partido de la Oposición. Hay algunos que, incluso, como diversión matemático-política divertida, tratan de sumar elementos personales (a modo de segmentos geométricos medidos en estaturas corporales) y de relacionarlos entre ellos con la esperanza de encontrar la rela-ción áurea entre las tallas (políticas y no geométricas) de Pedro Sánchez, Hernando e Iratxe que hagan innecesarias otras relaciones (no áureas) con determinados segmentos de la izquierda.

Sobre la incógnita Fhi, que tiene aromas románticos de un idealismo fantástico, preocupan las realidades tangibles que la acompañan: La cohesión de la cúpula, unida por la necesidad de continuismo y por el afán de medrar dentro de un grupo no compac-to. El diseño del grupo de cabeza, logrado como un equilibrio (quizá desequilibrado) entre sensibilidades, grupos e intereses varios. Las posibles alternativas, ocultas de mo-mento y con “cuchillos en los dientes y tijeras en ligas y refajos” (según expresión de hoy mismo). El seguimiento un punto frustrante de los primeros pasos del grupo. El análisis severo de un liderazgo frágil en el que se descubren y temen unas vacilaciones que preocupan: Idea confusa de un Estado Federal (o federalizado). Reformas Constitu-cionales imposibles sin un consenso del que se huye. Enunciados programáticos a veces confusos, otras difíciles y en algún caso imposibles, etc.

También es una preocupación general de todos, de los socialistas auténticos (de vocación y corazón), de los llegados (de acogida, parada o aluvión) y de los no socialis-tas, tratar de averiguar qué es lo que puede aportar el PSOE con esta “Phi” a la cabeza y cómo puede convertirse en un elemento útil para una situación en la que va siendo nece-sario empezar a despejar incógnitas y aportar soluciones.

La incógnita del PSOE es la PHI (Φ)

Una letra que en el griego clásico se escribe con tres letras: P, H, e I
José Luis Heras Celemín
miércoles, 17 de septiembre de 2014, 06:53 h (CET)
Las letras P, H e I en las filas socialistas del momento identifican a tres personas del Partido Socialista Obrero Español: (P) Pedro Sánchez, economista y Secretario Ge-neral en sustitución de Pérez Rubalcaba. (H) Hernando Vera, el abogado madrileño ele-gido portavoz del Grupo Socialista en el Congreso para suceder a Soraya Rodríguez. E (I) Iratxe García Pérez, la vasco-castellana diplomada en Trabajo Social que ha sucedi-do a Elena Valenciano para liderar a los socialistas españoles en el Parlamento Europeo.

Los tres, con algunos otros que están en el plano correspondiente a la Comisión Ejecutiva Federal (Luena, Montón, Puig, de la Rocha, Batet, García del Blanco, Mata-rín,…) o en otros puestos y menesteres, son la parte visible de la incógnita que dirige lo que hasta ahora ha sido el referente de la izquierda política española.

“Incógnita”, un concepto amplio a medio camino entre dos de las acepciones que hay en el diccionario para definirlo: “No conocido” y “Causa o razón oculta de algo”. Si el “no conocido” del trío, que es fruto del escaso quehacer público de los tres, se enlaza con la “causa o razón oculta de algo” que flota alrededor de los últimos nombramientos socialistas, se consigue un enigma en el que merece la pena detenerse: La realidad de una socialdemocracia en retroceso y redefinición, ayuna de soluciones para hacer frente a crisis y problemas, y en competencia con la Izquierda radical.

Por ello, alrededor de la incógnita socialista hay cuestiones que suscitan interés: El mismo nombre “Phi”, con las connotaciones que tiene. La realidad no visible de la incógnita (cohesión del grupo, liderazgo y alternativas). Y, lo más importante, qué es lo que puede aportar a la sociedad lo que aún es un enigma.

Con el nombre “Phi” se conoce el llamado número áureo heleno. Representado por la letra griega en honor a Fidias, fhi es un número algebraico irracional (1,61803398…) que surge de la relación entre dos segmentos determinados de una re-cta, “a” (mayor) y “b” (menor), cuando se produce la coincidencia de que el al dividir la suma de los dos segmentos (a+b) entre el mayor (a) ocurre que es igual al cociente entre la dimensión del mayor (a) y el menor (b). O, lo que es lo mismo a+b/a= a/b.

Por ventura o azar, el número áureo, también llamado divina proporción, se en-cuentra en algunas figuras geométricas, en proporciones de la naturaleza (en las nerva-turas de las hojas de algunos árboles, en el grosor de las ramas de otros, en el caparazón de algún caracol, en los flósculos de los girasoles…) y en el diseño de algunas obras de arquitectura que lo trataron como un concepto místico y supra racional.

Desde el griego Euclides, que fue el primero en estudiarlo en “Los Elementos”, hasta el teólogo y matemático italiano Luca Pacioli, que lo consideró un número divino, los estudios sobre fhi se han ido sucediendo a lo largo de la historia: Herodoto en sus estudios sobre las relaciones de magnitudes en la Gran Pirámide de Gizeh, Leonardo de Pisa, Kepler en su estudios sobre el triángulo, Ptolomeo en su célebre teorema sobre el pentágono, los hermanos Ohm (Martin y Georg Simon), Durero, Salvador Dalí…

También se ocupan de Fhi una buena parte de los observadores políticos que en estas fechas están atentos a lo que ocurre en la cúpula del hasta hoy primer partido de la Oposición. Hay algunos que, incluso, como diversión matemático-política divertida, tratan de sumar elementos personales (a modo de segmentos geométricos medidos en estaturas corporales) y de relacionarlos entre ellos con la esperanza de encontrar la rela-ción áurea entre las tallas (políticas y no geométricas) de Pedro Sánchez, Hernando e Iratxe que hagan innecesarias otras relaciones (no áureas) con determinados segmentos de la izquierda.

Sobre la incógnita Fhi, que tiene aromas románticos de un idealismo fantástico, preocupan las realidades tangibles que la acompañan: La cohesión de la cúpula, unida por la necesidad de continuismo y por el afán de medrar dentro de un grupo no compac-to. El diseño del grupo de cabeza, logrado como un equilibrio (quizá desequilibrado) entre sensibilidades, grupos e intereses varios. Las posibles alternativas, ocultas de mo-mento y con “cuchillos en los dientes y tijeras en ligas y refajos” (según expresión de hoy mismo). El seguimiento un punto frustrante de los primeros pasos del grupo. El análisis severo de un liderazgo frágil en el que se descubren y temen unas vacilaciones que preocupan: Idea confusa de un Estado Federal (o federalizado). Reformas Constitu-cionales imposibles sin un consenso del que se huye. Enunciados programáticos a veces confusos, otras difíciles y en algún caso imposibles, etc.

También es una preocupación general de todos, de los socialistas auténticos (de vocación y corazón), de los llegados (de acogida, parada o aluvión) y de los no socialis-tas, tratar de averiguar qué es lo que puede aportar el PSOE con esta “Phi” a la cabeza y cómo puede convertirse en un elemento útil para una situación en la que va siendo nece-sario empezar a despejar incógnitas y aportar soluciones.

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