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Se nota que en temas educativos hay un permanente despropósito y una clara hipocresía en cuanto a la actuación diaria, además de una evidente falta de perspectiva

LOMCE: motivo de disputa política

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La prensa de hace unos días plasmaba que la LOMCE ha sido calificada como “una ley de derechas” y esa ha sido la causa de que comunidades gobernadas por el PSOE y otros partidos hayan decidido no aceptarla, además de no poner en marcha el calendario que estaba previsto para el presente curso escolar. En una palabra: los miembros de la “casta” no se conforman con legislar mal, meternos en crisis, aprovecharse personalmente de las instituciones y perder el tiempo tirándose la boina unos a otros sino que planifican mal e incumplen sus propias normas. Ver para creer. Pero ya llegarán las elecciones municipales y autonómicas. ¡Ya verán como aún hay gente dispuesta a continuar siendo ‘masoquista’! Lo bueno de tener aún un margen de ocho meses es que todavía se puede convencer a mucha gente para que no deposite el voto a los de siempre.

Esos que se niegan a implantar la LOMCE se acogen a que el PP va a perder el Gobierno y una de las primeras leyes que se eliminarán será esa, a la vez que se llevará a cabo otra reforma educativa. No me digan que no se parece a la fábula de Aracne. Otro de los motivos es que ya nadie cree en PISA desde que se conoce su metodología de trabajo: PISA ya no corta el bacalao a la hora de analizar y evaluar los sistemas educativos. Poco a poco, hasta Castilla y León –que suele recibir buena puntuación—va perdiendo la confianza; una confianza que servía hace años para sacar la bandera de la educación y para ponerse puntos los políticos en nombre de las ‘desastrosas’ políticas de recortes que abandera el Partido Popular desde 2011.

Dicha política de recortes -- que también va a condicionar la implantación de la LOMCE-- ha hecho que la tasa de interinos se dispare en todas las comunidades autónomas. La falta de reposición de efectivos ha hecho perder seriedad a la administración educativa, hasta el punto de que es la administración más desprestigiada y de la que solo se salva el profesorado: sin duda el pilar más firme del sistema educativo.

Hay consejeros que se obsesionan con repetir que estamos ante una oportunidad “para mejorar los resultados”, cuando, en realidad, vamos a perder una gran oportunidad para dar un paso al frente. Incluso somos uno de los países que menos invierten en educación y que más ‘pían por piar’. La administración educativa se pasa el día modificando los currículos, como consecuencia de tanto cambio absurdo. ¿Dónde está la culpa? Pues precisamente en la falta de consenso y en el poco interés que tiene la educación para los políticos de esta generación.

A medida que se acercan las elecciones volverán a hablar de consenso y se echarán la culpa unos a otros. Incluso sacarán a relucir el estatuto del profesorado; algo de lo que no volvieron a acordarse desde que se votó en 2011. Se nota que en educación y en sanidad hay un permanente despropósito y una clara hipocresía en cuanto a la actuación diaria, además de una clara falta de perspectiva. En el caso de la educación, sigue sin estar de moda.

Hay tres claves para que la educación pueda progresar sin peligro y mejorar su calidad para llegar a la excelencia: la necesaria reflexión de los responsables políticos, la necesidad de consenso entre las fuerzas políticas y la eliminación de la ideología que casi siempre impregna a la educación.

¿Dónde está el problema? En la falta de dignidad de muchos políticos, en la hipocresía que dejan traslucir y en su demostrada incapacidad para generar ilusión. A la vez que falta gente preparada en la administración educativa, sobran gaznápiros que llegan para quedarse. Y lo peor de todo es que se quedan durante mucho tiempo.

LOMCE: motivo de disputa política

Se nota que en temas educativos hay un permanente despropósito y una clara hipocresía en cuanto a la actuación diaria, además de una evidente falta de perspectiva
Jesús  Salamanca
lunes, 15 de septiembre de 2014, 06:15 h (CET)
La prensa de hace unos días plasmaba que la LOMCE ha sido calificada como “una ley de derechas” y esa ha sido la causa de que comunidades gobernadas por el PSOE y otros partidos hayan decidido no aceptarla, además de no poner en marcha el calendario que estaba previsto para el presente curso escolar. En una palabra: los miembros de la “casta” no se conforman con legislar mal, meternos en crisis, aprovecharse personalmente de las instituciones y perder el tiempo tirándose la boina unos a otros sino que planifican mal e incumplen sus propias normas. Ver para creer. Pero ya llegarán las elecciones municipales y autonómicas. ¡Ya verán como aún hay gente dispuesta a continuar siendo ‘masoquista’! Lo bueno de tener aún un margen de ocho meses es que todavía se puede convencer a mucha gente para que no deposite el voto a los de siempre.

Esos que se niegan a implantar la LOMCE se acogen a que el PP va a perder el Gobierno y una de las primeras leyes que se eliminarán será esa, a la vez que se llevará a cabo otra reforma educativa. No me digan que no se parece a la fábula de Aracne. Otro de los motivos es que ya nadie cree en PISA desde que se conoce su metodología de trabajo: PISA ya no corta el bacalao a la hora de analizar y evaluar los sistemas educativos. Poco a poco, hasta Castilla y León –que suele recibir buena puntuación—va perdiendo la confianza; una confianza que servía hace años para sacar la bandera de la educación y para ponerse puntos los políticos en nombre de las ‘desastrosas’ políticas de recortes que abandera el Partido Popular desde 2011.

Dicha política de recortes -- que también va a condicionar la implantación de la LOMCE-- ha hecho que la tasa de interinos se dispare en todas las comunidades autónomas. La falta de reposición de efectivos ha hecho perder seriedad a la administración educativa, hasta el punto de que es la administración más desprestigiada y de la que solo se salva el profesorado: sin duda el pilar más firme del sistema educativo.

Hay consejeros que se obsesionan con repetir que estamos ante una oportunidad “para mejorar los resultados”, cuando, en realidad, vamos a perder una gran oportunidad para dar un paso al frente. Incluso somos uno de los países que menos invierten en educación y que más ‘pían por piar’. La administración educativa se pasa el día modificando los currículos, como consecuencia de tanto cambio absurdo. ¿Dónde está la culpa? Pues precisamente en la falta de consenso y en el poco interés que tiene la educación para los políticos de esta generación.

A medida que se acercan las elecciones volverán a hablar de consenso y se echarán la culpa unos a otros. Incluso sacarán a relucir el estatuto del profesorado; algo de lo que no volvieron a acordarse desde que se votó en 2011. Se nota que en educación y en sanidad hay un permanente despropósito y una clara hipocresía en cuanto a la actuación diaria, además de una clara falta de perspectiva. En el caso de la educación, sigue sin estar de moda.

Hay tres claves para que la educación pueda progresar sin peligro y mejorar su calidad para llegar a la excelencia: la necesaria reflexión de los responsables políticos, la necesidad de consenso entre las fuerzas políticas y la eliminación de la ideología que casi siempre impregna a la educación.

¿Dónde está el problema? En la falta de dignidad de muchos políticos, en la hipocresía que dejan traslucir y en su demostrada incapacidad para generar ilusión. A la vez que falta gente preparada en la administración educativa, sobran gaznápiros que llegan para quedarse. Y lo peor de todo es que se quedan durante mucho tiempo.

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