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Parece que el bipartidismo, el régimen del 78, está empezando a hacer aguas

Del presente y del futuro inmediato de España

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El nivel de la economía sumergida ha alcanzado cotas históricas. Y no lo digo yo, ni el CIS (pues este organismo sólo conoce de la economía flotante, no de la sumergida). Lo dice el dueño del bar de la esquina, que es el que realmente sabe de dónde sacan los cuartos sus clientes para pagarse el cubata. La peluqueras también saben del asunto, pero menos, porque las sumergidas se hacen el corte y marcado en sus casas, que lo que sacan de las profundidades del empleo esclavista apenas les llega para llenar la olla.

Pero el caso es que la economía sumergida está alcanzando proporciones monstruosas, hasta tal punto que empieza a amenazar con un tsunami que va a acabar por destrozar los pocos derechos laborales que ´aún le quedan al obrero español. Pero está claro que la cosa no va a pasar de ahí, la precariedad laboral, el empleo esclavo no llegará nunca a provocar una revolución bolchevique. Este país, en eso de buscarse la vida, no tiene rival. Entre la pensión del abuelo, las chapuzas del padre y los trapicheos del hijo, la cosa da para comer, hartarse de ver partidos de fútbol por la tarde, jugar a la play y, de cuando en cuando, viajar al pueblo para orearse. Así que la casta puede estar tranquila, no va a haber revolución.

Otra cosa bien distinta es la política institucional. Parece que el bipartidismo, el régimen del 78, está empezando a hacer aguas. Por eso no es de extrañar el aluvión de críticas acerbas que le está lloviendo a Podemos desde Ferraz hasta Génova, pasando por la plaça Sant Jaume. Pues es Podemos el que ha acertado en darle en toda la línea de flotación al buque insignia del sistema, con la artillería de la indignación ciudadana. Y si la cosa sigue por estos derroteros, vamos a ver dónde asientan sus todavía aforadas posaderas los caudillos del régimen, cuando sean apartados de sus escaños por los adalides del nuevo régimen. Hay quien dice que si Felipe V trajo a los Borbones a España, será Felipe VI el que los devuelva a su lugar de origen, al pueblo de Roberto de Clermont, su fundador; creo que es Clermont-Ferrand, población situada en el departamento de Puy-de-Dóme (mítica etapa del Tour de Francia, escenario del legendario duelo entre Poulidor y Anquetil, y del puñetazo que le propinó un espectador en el estómago a Eddy Merckx).


La última moda es criticar a los miembros de Podemos por lo mal que encajan las críticas. Pero, vamos a ver, ¿cómo quieren que las encajen, si los están abrasando al poco de nacer y han nacido de la misma indignación que les han provocado los que ahora les critican?

Pues eso, que Felipe VI se vaya buscando ya un empleo en el comité de organización del Tour de Francia, y que los demás miembros de la casta se vayan rifando cargos en las empresas energéticas, en los bancos, o vuelvan a sus distintos puestos de funcionarios en las administraciones públicas, que su dinero ha costado hacer de ellos carrera y que se sacaran unas oposiciones para nada, para refocilarse al calor de la soberanía popular. Que de aquí a un año los parlamentos van a estar tomados por las hordas insurrectas de Podemos.

Del presente y del futuro inmediato de España

Parece que el bipartidismo, el régimen del 78, está empezando a hacer aguas
Mario López
jueves, 4 de septiembre de 2014, 06:26 h (CET)
El nivel de la economía sumergida ha alcanzado cotas históricas. Y no lo digo yo, ni el CIS (pues este organismo sólo conoce de la economía flotante, no de la sumergida). Lo dice el dueño del bar de la esquina, que es el que realmente sabe de dónde sacan los cuartos sus clientes para pagarse el cubata. La peluqueras también saben del asunto, pero menos, porque las sumergidas se hacen el corte y marcado en sus casas, que lo que sacan de las profundidades del empleo esclavista apenas les llega para llenar la olla.

Pero el caso es que la economía sumergida está alcanzando proporciones monstruosas, hasta tal punto que empieza a amenazar con un tsunami que va a acabar por destrozar los pocos derechos laborales que ´aún le quedan al obrero español. Pero está claro que la cosa no va a pasar de ahí, la precariedad laboral, el empleo esclavo no llegará nunca a provocar una revolución bolchevique. Este país, en eso de buscarse la vida, no tiene rival. Entre la pensión del abuelo, las chapuzas del padre y los trapicheos del hijo, la cosa da para comer, hartarse de ver partidos de fútbol por la tarde, jugar a la play y, de cuando en cuando, viajar al pueblo para orearse. Así que la casta puede estar tranquila, no va a haber revolución.

Otra cosa bien distinta es la política institucional. Parece que el bipartidismo, el régimen del 78, está empezando a hacer aguas. Por eso no es de extrañar el aluvión de críticas acerbas que le está lloviendo a Podemos desde Ferraz hasta Génova, pasando por la plaça Sant Jaume. Pues es Podemos el que ha acertado en darle en toda la línea de flotación al buque insignia del sistema, con la artillería de la indignación ciudadana. Y si la cosa sigue por estos derroteros, vamos a ver dónde asientan sus todavía aforadas posaderas los caudillos del régimen, cuando sean apartados de sus escaños por los adalides del nuevo régimen. Hay quien dice que si Felipe V trajo a los Borbones a España, será Felipe VI el que los devuelva a su lugar de origen, al pueblo de Roberto de Clermont, su fundador; creo que es Clermont-Ferrand, población situada en el departamento de Puy-de-Dóme (mítica etapa del Tour de Francia, escenario del legendario duelo entre Poulidor y Anquetil, y del puñetazo que le propinó un espectador en el estómago a Eddy Merckx).


La última moda es criticar a los miembros de Podemos por lo mal que encajan las críticas. Pero, vamos a ver, ¿cómo quieren que las encajen, si los están abrasando al poco de nacer y han nacido de la misma indignación que les han provocado los que ahora les critican?

Pues eso, que Felipe VI se vaya buscando ya un empleo en el comité de organización del Tour de Francia, y que los demás miembros de la casta se vayan rifando cargos en las empresas energéticas, en los bancos, o vuelvan a sus distintos puestos de funcionarios en las administraciones públicas, que su dinero ha costado hacer de ellos carrera y que se sacaran unas oposiciones para nada, para refocilarse al calor de la soberanía popular. Que de aquí a un año los parlamentos van a estar tomados por las hordas insurrectas de Podemos.

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