Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Buñuelos de viento
A San Martín le están tapando la fachada principal con un edificio contemporáneo que ofende y minusvalora una pieza emblemática del arte románico

San Martín, sitiado

|

He contemplado con absoluta desolación el desastre que alguien ha autorizado en San Martín de Frómista, monumento nacional desde 1894 y Bien de Interés cultural desde 1982, una joya que embebe a miles de visitantes al año al pie del Camino de Santiago, un monumento tan importante que es imposible saber la cantidad de dinero que ha empleado la Administración en su embellecimiento y mantenimiento. Desde que en 1895 Manuel Álvarez puso manos a la obra de restauración, tan polémica, ¿cuánto ha invertido el Estado en conservar y valorar tan preciosa joya románica?

Y sin embargo hoy le está creciendo un adosado a tan preciada reliquia, tan encima, tan encima que parece que va a devorarlo. Antes frente al monumento había un solar, un patio tapiado que daba aire a la joya románica, que permitía su contemplación como un edificio exento; ahora se está levantando una nueva vivienda y donde estaba ese patio se está edificando, cercando San Martín, tapiándolo, sitiándolo.

La construcción de un edificio tan próximo suena a burla a nuestro patrimonio y desde luego es un insulto al esmero con que las autoridades han tratado en otro tiempo este preciadísimo monumento castellano. A San Martín le están tapando la fachada principal con un edificio contemporáneo que ofende y minusvalora una pieza emblemática del arte románico. Las obras de arte, usted sabe, lector, necesitan “aire”, espacio suficiente para ser observado a distancia. A San Martín de Frómista se lo niegan, le han metido casi encima una vivienda que entorpece y afea la contemplación.


Me pregunto si tanta necesidad de espacio hay en la inmensidad de Tierra de Campos, si los horizontes no están suficientemente lejanos, si nuestra ¿civilizada? Administración autonómica no ha podido encontrar mejor manera de compaginar derechos de unos y otros; me pregunto si no quedaban alternativas para facilitar la construcción y mantener límpido San Martín; me pregunto dónde quedan el entendimiento y la sensibilidad artística de quien autorizó enterrar San Martín entre edificios.

Tapian San Martín, cuya elegancia exenta tantas veces hemos contemplado tantos, y ya que estamos en tiempos de crisis déjenme acabar con un argumento económico: ¿qué hacemos ahora con esos millones que durante más de cien años hemos gastado en ponerlo en valor? ¿Para qué?

San Martín, sitiado

A San Martín le están tapando la fachada principal con un edificio contemporáneo que ofende y minusvalora una pieza emblemática del arte románico
Pedro de Hoyos
viernes, 29 de agosto de 2014, 10:47 h (CET)
He contemplado con absoluta desolación el desastre que alguien ha autorizado en San Martín de Frómista, monumento nacional desde 1894 y Bien de Interés cultural desde 1982, una joya que embebe a miles de visitantes al año al pie del Camino de Santiago, un monumento tan importante que es imposible saber la cantidad de dinero que ha empleado la Administración en su embellecimiento y mantenimiento. Desde que en 1895 Manuel Álvarez puso manos a la obra de restauración, tan polémica, ¿cuánto ha invertido el Estado en conservar y valorar tan preciosa joya románica?

Y sin embargo hoy le está creciendo un adosado a tan preciada reliquia, tan encima, tan encima que parece que va a devorarlo. Antes frente al monumento había un solar, un patio tapiado que daba aire a la joya románica, que permitía su contemplación como un edificio exento; ahora se está levantando una nueva vivienda y donde estaba ese patio se está edificando, cercando San Martín, tapiándolo, sitiándolo.

La construcción de un edificio tan próximo suena a burla a nuestro patrimonio y desde luego es un insulto al esmero con que las autoridades han tratado en otro tiempo este preciadísimo monumento castellano. A San Martín le están tapando la fachada principal con un edificio contemporáneo que ofende y minusvalora una pieza emblemática del arte románico. Las obras de arte, usted sabe, lector, necesitan “aire”, espacio suficiente para ser observado a distancia. A San Martín de Frómista se lo niegan, le han metido casi encima una vivienda que entorpece y afea la contemplación.


Me pregunto si tanta necesidad de espacio hay en la inmensidad de Tierra de Campos, si los horizontes no están suficientemente lejanos, si nuestra ¿civilizada? Administración autonómica no ha podido encontrar mejor manera de compaginar derechos de unos y otros; me pregunto si no quedaban alternativas para facilitar la construcción y mantener límpido San Martín; me pregunto dónde quedan el entendimiento y la sensibilidad artística de quien autorizó enterrar San Martín entre edificios.

Tapian San Martín, cuya elegancia exenta tantas veces hemos contemplado tantos, y ya que estamos en tiempos de crisis déjenme acabar con un argumento económico: ¿qué hacemos ahora con esos millones que durante más de cien años hemos gastado en ponerlo en valor? ¿Para qué?

Noticias relacionadas

Un 23 de abril de 1934, según el diario El Mundo de Buenos Aires, la Sociedad de las Naciones había desmentido actos de canibalismo en las tropas bolivianas que combatían en el Chaco. El New York Times había publicado trascendidos que circulaban en La Paz, dando cuenta de que nativos del Chaco, sin ningún respeto,  habían matado y devorado a oficiales bolivianos, en protesta por el reclutamiento forzozo de los pueblos originarios.

Tenemos un país donde miles de personas votan a asesinos. Algo no está bien. Adoctrinados en el odio a España, desde pequeños, votan. El problema es que representan el 0,7% pero influyen en España al 100%. Poco que hacer. Puede ir a peor. Aficiones y aflicciones del personal de allí, allá o acullá; y el de aquí. Por lo que hay y pueda ocurrir, el resultado importa. En el País Vasco sobre todo, también en el resto de España y en la UE.

Las  conductas de riesgo son aquellos comportamientos que implican un efecto placentero inmediato pero carecen de una valoración de las consecuencias posteriores. Es preciso comprender que son los mecanismos cognitivos los que guían al adolescente y joven a la asunción de conductas de riesgo.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto