En diversos momentos y lugares habremos escuchado la idea legendaria, de que cada persona tiene su DOBLE en algún lugar, de cuyo nombre no sabemos nada. ¿Versiones literarias? ¿Convicción? ¿Meras ocurrencias? ¿Será verdad? Incluso si ocurriría en algún planeta diferente. Lo que no pasaba de ser una cuestión baladí, pudiera complicarse en un futuro; dado que las ciencias adelantan y las actitudes reflexivas desmerecen. Quizá las posibilidades sean ilimitadas, aunque lleven aparejados los riesgos o consecuencias, cuya consideración analizamos con un empeño menor.
Traigo a colación un asunto que supera las formas exteriores e incluso las modulaciones microscópicas; y tratándose de humanos es todavía mayor la discordancia. Desde los genes a la osamenta, la musculatura o el rostro; siendo elementos importantes, no completan la realidad de una persona. Intervienen los sentimientos, que de por sí son inabarcables; expresiones con múltiples matices y relaciones dinámicas plagadas de influencias y conexiones. Son la MIXTURA constituyente de la vida para cada individuo. Mucha finura sería requerida para la obtención de unos dobles exactos. Por el momento, observamos aproximaciones muy sectoriales, un gesto, malformaciones, determinadas funciones o errores.
La literatura expone una casuística ocasional interesante. Escojo para este comentario el personaje de Jim Braddon perfilado por Graham Green. Le achacaban el enorme parecido con un jerarca nazi de los campos de concentración, en los tiempos de nazis huidos y escondidos. Después de un accidente, ni el mismo sabía quien era en realidad. Involucrado por supuestos amigos y enemigos, con persecuciones, liberaciones y chica incluidos; unos y otros, él mismo, cayeron en la cuenta de que los rasgos idénticos no eran suficiente ARGUMENTO para la suplantación. El talante de su carácter, ciertas actitudes, así como sus iniciativas, ponían de manifiesto su sello particular, alejado del perverso nazi.
Quizá el mero hecho del posible doble exprese una falta notoria de humanidad. ¿O no? ¿Ustedes cómo lo ven? Trataríamos con otra especie en la que los aspectos comunes lo invadirían todo. Ni el mismo relato de los acontecimientos seguiría los trazos actuales; configuraría un MAMOTRETO sin variaciones de extraña compostura. La fantasía nos permite articular unas ideas con toda una graduación de las similitudes, totales o parciales, según las consideraciones establecidas, físicas, mentales o de la totalidad de la persona.
Muy a la vista, asoma ya la CLONACIÓN, que destaca este tipo de connotaciones, a las que añade un paso más, al exagerar alguno de los caracteres previstos para los afectados por dichos procedimientos. Sea potencia física, agresividad, placidez o apetito. La introducción de cada rasgo idéntico anula la verdadera potencia vital espontánea. Tanto si nos ceñimos a los humanos, como si tratamos de otros seres vivos, traspasamos unos límites, cuando aún ni siquiera avizoramos las repercusiones de semejantes actuaciones.
Si la figura del doble fuera posible, habría lugar para los INTERROGANTES. ¿Será para mejores logros? ¿Sólo aumentará los problemas? ¡Menuda responsabilidad! Si atendemos en exclusiva a ciertas mejoras sectoriales y olvidamos el listado progresivo de secuelas; es evidente, las preguntas pierden su interés. En aras de la novedad somos capaces de tolerarlo casi todo; originando una ambición inusitada, que suele estar reñida con la prudencia. Somos peligrosos en ese sentido (Y en otros), por que así favorecemos la pérdida de control y la huida hacia terrenos quebradizos.
Una visión somera de cada caso sugerido, es suficiente por el momento para cerciorarnos de que sólo valen las aproximaciones; pero, valga de anécdota, aviso o comentario crítico, el acercamiento figurado a lo que pudiera ocurrir con la clonación de algún personaje famoso. En ellos apreciaremos mejor los detalles de los proyectos, riesgos o maneras de entender la vida en sociedad.
Aunque hubieran tenido admiradores en el momento, los dobles de ciertos PRESIDENTES del gobierno español, aumentarían sus hazañas si las hubiere; pero también sería notable la aportación de inconveniencias, en forma de desmanes y carencias. ¿Habría que contar con todo? El comienzo democrático incluye a Felipe González, aunque supongo que precisaríamos una aclaración sobre filesas, el ínclito Juan Guerra o las andanzas del GAL. Las venturas de Aznar estuvieron empañadas por la incesante corrupción y por el colofón como agregado a EEUU en una guerra lamentada. Zapatero es a mi juicio el representante de la inutilidad nefasta. ¿Desearíamos estos dobles?
En el ámbito religioso y de la fe, sin ningún ánimo de menosprecio hacia los creyentes auténticos y bien enfocados; incluyo en este párrafo sobre la que llamo proclamación APRESURADA de santos. Demos por acertadas las fases del proceso en el marco de la fe católica. Los proclamados eran seres humanos, portadores también como todos de algún defecto, que no empañaría su Santidad. Ahora bien, en la fantasía de los posibles dobles de Juan XXIII y Juan Pablo II, la cercanía en el tiempo, nos ha permitido el conocimiento del trágico manejo del asunto de los curas pederastas; cuyo tratamiento desde la jerarquía me parece deplorable, incluidos los máximos superiores.
Los practicantes de la depravación nos ofrecen dos versiones. La de gente muy desastrada, cuyo aspecto no presagia nada bueno. Pero también estamos acostumbrados a conocer nuevos casos de sujetos depravados vestidos de etiqueta, bien relucientes, eventando de orgullo. Rechazamos de entrada la DEPRAVACIÓN, cuyos dobles nunca quisiéramos en los entornos; sobre todo los que añaden la hipocresía de las apariencias elegantes. Si nombro a Urdangarín, Blesa, Bárcena, ¿Estarán bien incluidos en la lista? Estoy seguro de que cualquiera las ampliaría con más nombres.
El doblaje de ciertas personas nos generaría muchas dificultades. Entre los premiados con el Nobel de la Paz, oteamos muchos estadistas de acuciantes labores de espionajes, guerras, asesinatos y también alguna masacre. Sus OASIS de PAZ, quizá justifiquen el premio. Sin embargo, desde EEUU, Rusia, etc. pergeñaron hazañas impresentables que pienso que no debiéramos endulzar.
Los que aportarían bondades pasan desapercibidos. Las inconveniencias aparecen desde ambientes bien distintos, siempre destacan los intempestivos e insolidarios. En definitiva, dobles a evitar. Imaginemos su reproducción en serie, aunque podemos observar sus efectos en directo, de cerca y de lejos, descarados a la luz del día o enmascarados deleznables, pero todos en plena circulación. Eso sí, tan activos que parecen triplicados. La tendencia repetitiva horroriza y aturde.