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Somos el preso y el carcelero, nosotros mismos hemos construido esta cárcel y una vez dentro hemos tirado las llaves fuera

Ahora o nunca, enfócate en lo que realmente importa

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Agosto va llegando a su fin, algunos disfrutan de sus últimos días de vacaciones y muchos tienen la sensación de que pronto estarán de nuevo subidos a un caballo desvocado que les transportará hasta las siguientes vacaciones. A veces sentimos que no estamos caminando en la dirección más adecuada, que hemos perdido el rumbo, que nos hemos olvidado de lo que realmente importa…

No sé si estarás de acuerdo conmigo, pero creo que ahora es momento de volver a tomar las riendas de ese caballo, de volver a repensar el lugar hacia el que queremos ir, y empezar a caminar en esa dirección. Sin darnos cuenta, nos hemos perdido en el tiempo, nos hemos dejado llevar por la corriente ¿te ha pasado alguna vez?

Cuando estás todo el día preocupado/a por cosas superficiales es que has perdido el rumbo, que algo no va del todo bien, que tu software interno necesita de algunos ajustes.

Cuando entre la prisa, la multitarea y el trabajo, no tenemos tiempo de hacernos las grandes preguntas, las que valen la pena, aquellas a las que de una u otra forma sí deberemos de dar respuesta en nuestro tiempo aquí, significa que hemos perdido el rumbo.

Puede, que ahora que estamos de vacaciones, tú y yo estemos de acuerdo, puede que ahora los dos digamos “Es verdad, deberíamos de centrarnos más en lo que realmente importa…”. Pero ambos sabemos que en un par de semanas los dos nos estaremos pinchando un poquito de cortisol en vena para afrontar todas las demandas del exterior, para dar respuesta a todos los “deberías” y “tendrías” que nosotros mismos nos autoimponemos.

Somos el preso y el carcelero, nosotros mismos hemos construido esta cárcel y una vez dentro hemos tirado las llaves fuera.

No me pongo tan filosófico muy a menudo, pero sí es cierto que las vacaciones y los días libres dan mucho tiempo para pensar, para hacerse las grandes preguntas de las que hablaba antes:

• ¿Eres feliz?
• ¿En qué medida quieres cambiar?
• ¿Crees que la vida es algo más que lo que vives ahora?
• ¿Cuál quieres que sea tu contribución?
• ¿Cuáles son tus sueños?
• ¿Qué anhelos guardas debajo de la almohada?
• ¿Qué estás dispuesto/a a hacer por tu felicidad?

Cuando no estás enfocado en lo que realmente importa
Tú y yo sabemos que cuando pierdes el foco lo pasas mal, que todo a tu alrededor parece ser un montaje, el de una obra de teatro de la que tú no eres el/la protagonista y en la que no has decidido participar.

Cuando no te centras en lo que realmente importa, no eres tú el/la que sueña, son los demás lo que sueñan por ti, es el entorno el que condiciona tu experiencia. La pasión no se puede ver en tus ojos, ni tampoco tu corazón la siente, te dejas llevar por la sensación de cansancio que sientes cada día cuando llegas a casa, sin ganas de hablar demasiado.

Hay personas que nunca serán felices, ellos mismos se dijeron una vez “no puedo, y nunca podré” y se castigaron a sí mismos… A estas personas no les sirven las técnicas de motivación, la actitud positiva o cualquier otra técnica barata para afrontar la vida. Pero todos somos un poco así, todos hemos dicho alguna vez “nunca podré” quizás el más peligroso de los diálogos que podemos mantener con nosotros mismos es aquel que nos incapacita, que nos encoje, que nos hace más pequeños, más insignificantes…

Pero tienes otra opción…
La otra alternativa es que tú y yo salgamos adelante, que nos enfoquemos en lo importante sin perder ni un minuto más, que nos miremos a los ojos de forma clara y sincera, que digamos a la vida “Sí”. Quizás esta opción sea más difícil, más compleja e incluso menos apetecible en ocasiones. Es más fácil quedarse adormilados disfrutando de los efectos de esta pseudovida que a veces confundimos con LA VIDA.

Pero me niego, me niego a pensar que tú, yo, nosotros, tenemos que dejar pasar el tiempo sin disfrutarlo de los pies a la cabeza. Desde las uñas de los pies hasta el último rincón de tu cuerpo están aquí de milagro, es un milagro que la vida se haya posado en ti, es un milagro que este planeta Tierra albergue vida, es un milagro que tú y yo podamos leernos a través de una pantalla ¿no te parece?

Tú eres un milagro
Pero si nuestra respuesta ante el milagro es la queja, no somos merecedores de tal milagro, quizás deberíamos retroceder un par de escalones en la cadena de la evolución. Hoy quiero otra alternativa, quiero ver otro tú, no me conformaré con un “casi tú”, o un “pseudo tú”, ni nada por el estilo, quiero ver tu mejor Tú.

Y para ello, te prometo seguir siendo tan pesado como pueda, escribir hasta se me caigan las uñas de los dedos, seguir dándote la lata, una y otra vez con el mismo mensaje hasta que lo escuches definitivamente ¿estás ahí?

• ¿Vás a cambiar?
• ¿Estás comprometido contigo mismo/a?
• ¿Volveremos a escuchar tus excusas?
• ¿Quieres brillar?

Eres tan maravilloso/a cuando brillas. Es tu turno.

Ahora o nunca, enfócate en lo que realmente importa

Somos el preso y el carcelero, nosotros mismos hemos construido esta cárcel y una vez dentro hemos tirado las llaves fuera
César Piqueras
jueves, 28 de agosto de 2014, 07:21 h (CET)
Agosto va llegando a su fin, algunos disfrutan de sus últimos días de vacaciones y muchos tienen la sensación de que pronto estarán de nuevo subidos a un caballo desvocado que les transportará hasta las siguientes vacaciones. A veces sentimos que no estamos caminando en la dirección más adecuada, que hemos perdido el rumbo, que nos hemos olvidado de lo que realmente importa…

No sé si estarás de acuerdo conmigo, pero creo que ahora es momento de volver a tomar las riendas de ese caballo, de volver a repensar el lugar hacia el que queremos ir, y empezar a caminar en esa dirección. Sin darnos cuenta, nos hemos perdido en el tiempo, nos hemos dejado llevar por la corriente ¿te ha pasado alguna vez?

Cuando estás todo el día preocupado/a por cosas superficiales es que has perdido el rumbo, que algo no va del todo bien, que tu software interno necesita de algunos ajustes.

Cuando entre la prisa, la multitarea y el trabajo, no tenemos tiempo de hacernos las grandes preguntas, las que valen la pena, aquellas a las que de una u otra forma sí deberemos de dar respuesta en nuestro tiempo aquí, significa que hemos perdido el rumbo.

Puede, que ahora que estamos de vacaciones, tú y yo estemos de acuerdo, puede que ahora los dos digamos “Es verdad, deberíamos de centrarnos más en lo que realmente importa…”. Pero ambos sabemos que en un par de semanas los dos nos estaremos pinchando un poquito de cortisol en vena para afrontar todas las demandas del exterior, para dar respuesta a todos los “deberías” y “tendrías” que nosotros mismos nos autoimponemos.

Somos el preso y el carcelero, nosotros mismos hemos construido esta cárcel y una vez dentro hemos tirado las llaves fuera.

No me pongo tan filosófico muy a menudo, pero sí es cierto que las vacaciones y los días libres dan mucho tiempo para pensar, para hacerse las grandes preguntas de las que hablaba antes:

• ¿Eres feliz?
• ¿En qué medida quieres cambiar?
• ¿Crees que la vida es algo más que lo que vives ahora?
• ¿Cuál quieres que sea tu contribución?
• ¿Cuáles son tus sueños?
• ¿Qué anhelos guardas debajo de la almohada?
• ¿Qué estás dispuesto/a a hacer por tu felicidad?

Cuando no estás enfocado en lo que realmente importa
Tú y yo sabemos que cuando pierdes el foco lo pasas mal, que todo a tu alrededor parece ser un montaje, el de una obra de teatro de la que tú no eres el/la protagonista y en la que no has decidido participar.

Cuando no te centras en lo que realmente importa, no eres tú el/la que sueña, son los demás lo que sueñan por ti, es el entorno el que condiciona tu experiencia. La pasión no se puede ver en tus ojos, ni tampoco tu corazón la siente, te dejas llevar por la sensación de cansancio que sientes cada día cuando llegas a casa, sin ganas de hablar demasiado.

Hay personas que nunca serán felices, ellos mismos se dijeron una vez “no puedo, y nunca podré” y se castigaron a sí mismos… A estas personas no les sirven las técnicas de motivación, la actitud positiva o cualquier otra técnica barata para afrontar la vida. Pero todos somos un poco así, todos hemos dicho alguna vez “nunca podré” quizás el más peligroso de los diálogos que podemos mantener con nosotros mismos es aquel que nos incapacita, que nos encoje, que nos hace más pequeños, más insignificantes…

Pero tienes otra opción…
La otra alternativa es que tú y yo salgamos adelante, que nos enfoquemos en lo importante sin perder ni un minuto más, que nos miremos a los ojos de forma clara y sincera, que digamos a la vida “Sí”. Quizás esta opción sea más difícil, más compleja e incluso menos apetecible en ocasiones. Es más fácil quedarse adormilados disfrutando de los efectos de esta pseudovida que a veces confundimos con LA VIDA.

Pero me niego, me niego a pensar que tú, yo, nosotros, tenemos que dejar pasar el tiempo sin disfrutarlo de los pies a la cabeza. Desde las uñas de los pies hasta el último rincón de tu cuerpo están aquí de milagro, es un milagro que la vida se haya posado en ti, es un milagro que este planeta Tierra albergue vida, es un milagro que tú y yo podamos leernos a través de una pantalla ¿no te parece?

Tú eres un milagro
Pero si nuestra respuesta ante el milagro es la queja, no somos merecedores de tal milagro, quizás deberíamos retroceder un par de escalones en la cadena de la evolución. Hoy quiero otra alternativa, quiero ver otro tú, no me conformaré con un “casi tú”, o un “pseudo tú”, ni nada por el estilo, quiero ver tu mejor Tú.

Y para ello, te prometo seguir siendo tan pesado como pueda, escribir hasta se me caigan las uñas de los dedos, seguir dándote la lata, una y otra vez con el mismo mensaje hasta que lo escuches definitivamente ¿estás ahí?

• ¿Vás a cambiar?
• ¿Estás comprometido contigo mismo/a?
• ¿Volveremos a escuchar tus excusas?
• ¿Quieres brillar?

Eres tan maravilloso/a cuando brillas. Es tu turno.

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