Ciertamente, la situación política española se está complejizando por varias causas. Aunque considero que uno de los problemas más inmediatos es el del soberanismo catalán. La consulta del 9 de noviembre, si se llega a celebrar, aunque esté expresamente prohibida por nuestro sistema legal puede producir consecuencias desastrosas desde un punto de vista político. Además la credibilidad de la nación española se puede ver seriamente afectada, porque sería la manifestación de la falta de medidas ejecutivas reales para la evitación efectiva de la plasmación concretizada de la independencia de Cataluña. Si el gobierno central espera a situaciones consumadas para reaccionar me parece que utiliza un procedimiento que probablemente tendrá altos costes sociales, económicos y políticos.
Aumentará la inestabilidad de nuestra democracia y España será un país más débil, y con menos peso en la comunidad internacional. Y no conviene olvidar que es posible que se produzca un efecto llamada, o una especie de contagio en relación con otras comunidades españolas que verían reforzadas sus aspiraciones independentistas. Existen ya plataformas de apoyo respecto a la unidad de España que han tenido eco en los medios de comunicación, pero aunque ayudan me parece que los que deben mover ficha son, especialmente, los gobernantes que disponen de la autoridad y deberían ejercerla dentro de los cauces de las leyes, pero con rigor y sin concesiones.
Por otra parte, ante la el caso Pujol si se confirman judicialmente las cifras astronómicas de miles de millones de euros embolsadas ilegalmente se añade otro factor que reafirma la necesidad de una investigación desde los órganos judiciales de Madrid que correspondan, y de esta manera depurar responsabilidades. Porque no se entiende muy bien, que se piense que sea irrecuperable para el estado y para todos los españoles el dinero robado. Si Cataluña consigue cierto grado de independencia es probable que la investigación sobre la familia Pujol o sea sobreseída o se paralice.
Por tanto, estas cuestiones se añaden a las anteriormente expuestas con lo que el panorama no parece muy positivo respecto al clima social que se puede crear. Porque el tema de la corrupción no se puede cerrar en falso en Cataluña. Y en Andalucía tampoco, aunque sea algo general, porque hay muchos casos de corrupción por todo el estado español. España no debería de convertirse en un reino de taifas, porque perdería fuerza en el ámbito mundial. Además, la comunidad hispanoamericana es un activo importantísimo porque hablan la misma lengua y comparten una cultura similar.
El surgimiento en Latinoamérica de nuevas actitudes empresariales y emprendedoras es algo necesario para su despegue económico. Y España puede colaborar con sus profesionales y con ciencia y tecnología para el mayor y más rápido desarrollo de los países iberoamericanos. Es una oportunidad también para nuestro estado para salir de la crisis económica de modo más acelerado. Si se intensifican las relaciones comerciales, y numerosos proyectos se van convirtiendo en realidad la comunidad hispana será uno de los ejes de nuestra prosperidad. Los recursos minerales y de otros tipos en diversos países del cono sur y de Centroamérica deben redundar en el aumento del nivel de vida de toda la población. Si bien la nación española puede participar colaborativamente en el desarrollo del continente americano, con indudables beneficios económicos, sociales y culturales.
En el campo del saber y del conocimiento las posibilidades que ofrece la industria del libro son ilimitadas, si existe una conexión mucho más fluida y directa a través de internet y de otros medios entre España y los países americanos. El aumento de la alfabetización propiciará junto con la subida del nivel de vida un mayor número de potenciales lectores en América.