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Acercarse y dejarse tocar es un experiencia vital para desarrollarse como persona

Me agobia que me toquen, no lo soporto

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Dice Angela de 31 años : "si voy a una fiesta o me reuno con gente y no sé cómo negarme, me siento mal, acosada. Esquivo los besos, los abrazos y odio los lugares abarrotados de personas. Y es que mientras los otros buscan caricias y conocer gente, yo hago todo lo que puedo por evitarlas" Algunos ante la posibilidad de un contacto tienen dificultades para respirar, taquicardias y pensamientos obsesivos, exceso de sudoración...

270814anadecalle

¿Por qué este rechazo ante el contacto físico que les aisla y les aleja de los demás? Creo que acercarse y dejarse tocar es un experiencia vital para desarrollarse como persona. Se puede vivir sin ella aunque es una carencia que acarrea disfunciones del comportamiento, de la sexualidad y con la pareja, nos afecta y nos puede limitar personalmente y en el contacto social. La capacidad para percibir es igual a un buen funcionamiento fisiológico, y nos marcan las experiencias tempranas y la calidad de nuestros lazos afectivos más tarde.

La carencia de contacto humano en la infancia y hasta los 6 años o sufrir experiencias traumáticas marcan la calidad de nuestra vida posterior y pueden causar este trastorno. Los especialistas afirmamos que el cuerpo tiene memoria y unas marcas invisibles que están provocadas por los intercambios afectivos y tactiles con nuestras figuras parentales. Cuando las personas sienten angustia al contacto con otras, suele haber detrás una relación complicada con la figura de apego, con la madre.

Si huimos de ese contacto, de esas relaciones, es una manera de no sentirnos obligados a abrir ese gran archivo con los recuerdos más dolorosos. Es una dificultad para compartir nuestro espacio vital, lo más cercano a nuestro cuerpo. La consideramos como parte de nuestra intimidad, ajena a nuestro entorno. Esta actitud se puede definir como "fobia al contacto" con las personas. La fobia es un mecanismo de defensa con el que el individuo reacciona frente a la angustia.

Tener fobia a algo concreto : al contacto físico con el otro que se puede evitar es preferible, que sentirse invadido por esa angustia indeterminada, sin salida. La fobia establece una franja entre zonas de peligro y de seguridad. De todos cinco sentidos el tacto es el único recíproco. Suele pasar que cuando toco, también soy tocado. Y establecer este contacto íntimo podría asustar con facilidad. En consulta Marian, de 36 años afirma "si alguno se muestra demasiado táctil conmigo me parece que piensa que puede hacer lo que quiera y reacciono con agresividad".

Sigmund Freud ya decía que la piel es la zona erógena más grande de nuestro cuerpo. Alguien puede sentir miedo ante un reacción involuntaria por parte de otro, que imagina qie nos sentimos atraídos por él. Para no pasar ese mal trago y que no haya confusiones se encierran en sí mismos y así lo evitan. Las causas son muy variadas, como asegura la psicoanalista Pilar Fernández : "hay que situarla dentro de la historia familiar, es fundamental, lo que no significa que podamos centrarnos en un acontecimiento concreto que se relacione completamente con el trastorno. Nos interesa fijarnos en ese entramado de deseos y palabras que configuran al sujeto.

Carmen me cuenta en mi consulta que "hay niños pequeños que están encantados cuando reciben besos y caricias, pero yo los recibo como una tortura. Creo que hacia los 10 años se me ocurrió moverme sin parar si alguno se acercaba, para no ser tocada. Me suponía tal angustia el contacto que dedidí hacer Terapia. A través de la Terapia entendí que para protegerme de los otros había transformado la piel en un caparazón para evitar sentirme invadida y controlada por mi madre"

¿Qué hacer en esta situación? Observa si este rechazo se produce con una persona en particular o si te sientes así con todas las personas. Así con tus respuestas puedes calmarte un poco. Y ... sabes que el roce no se puede evitar, es reconfortante y te ayuda a descubrir tu propio contacto y con Terapia puedes cambiar de actitud y descubrir el placer que te puede producir. Además ser positivo permite la adaptación al contacto con otras personas y ayuda a elaborar estrategias de autocontrol, que pueden favorecer el acercamiento y no la huida.

Por último, si formas parte de su entorno no lo sientas como una ofensa si trata de evitar tus besos o se mueve para no sentir tu mano, porque en ese momento no te rechaza. Y cuando os encontréis no saludes con un beso, en su lugar pregunta : ¿No me das un beso? Deja que decida para que se sienta menos invadid@.

Ana de Calle. Sexóloga y Terapéuta de Pareja
www.elsexoesvida.com
+34 639 555 994
Autora de 'El sexo magia para tu cuerpo'

Me agobia que me toquen, no lo soporto

Acercarse y dejarse tocar es un experiencia vital para desarrollarse como persona
Ana de Calle
miércoles, 27 de agosto de 2014, 09:43 h (CET)
Dice Angela de 31 años : "si voy a una fiesta o me reuno con gente y no sé cómo negarme, me siento mal, acosada. Esquivo los besos, los abrazos y odio los lugares abarrotados de personas. Y es que mientras los otros buscan caricias y conocer gente, yo hago todo lo que puedo por evitarlas" Algunos ante la posibilidad de un contacto tienen dificultades para respirar, taquicardias y pensamientos obsesivos, exceso de sudoración...

270814anadecalle

¿Por qué este rechazo ante el contacto físico que les aisla y les aleja de los demás? Creo que acercarse y dejarse tocar es un experiencia vital para desarrollarse como persona. Se puede vivir sin ella aunque es una carencia que acarrea disfunciones del comportamiento, de la sexualidad y con la pareja, nos afecta y nos puede limitar personalmente y en el contacto social. La capacidad para percibir es igual a un buen funcionamiento fisiológico, y nos marcan las experiencias tempranas y la calidad de nuestros lazos afectivos más tarde.

La carencia de contacto humano en la infancia y hasta los 6 años o sufrir experiencias traumáticas marcan la calidad de nuestra vida posterior y pueden causar este trastorno. Los especialistas afirmamos que el cuerpo tiene memoria y unas marcas invisibles que están provocadas por los intercambios afectivos y tactiles con nuestras figuras parentales. Cuando las personas sienten angustia al contacto con otras, suele haber detrás una relación complicada con la figura de apego, con la madre.

Si huimos de ese contacto, de esas relaciones, es una manera de no sentirnos obligados a abrir ese gran archivo con los recuerdos más dolorosos. Es una dificultad para compartir nuestro espacio vital, lo más cercano a nuestro cuerpo. La consideramos como parte de nuestra intimidad, ajena a nuestro entorno. Esta actitud se puede definir como "fobia al contacto" con las personas. La fobia es un mecanismo de defensa con el que el individuo reacciona frente a la angustia.

Tener fobia a algo concreto : al contacto físico con el otro que se puede evitar es preferible, que sentirse invadido por esa angustia indeterminada, sin salida. La fobia establece una franja entre zonas de peligro y de seguridad. De todos cinco sentidos el tacto es el único recíproco. Suele pasar que cuando toco, también soy tocado. Y establecer este contacto íntimo podría asustar con facilidad. En consulta Marian, de 36 años afirma "si alguno se muestra demasiado táctil conmigo me parece que piensa que puede hacer lo que quiera y reacciono con agresividad".

Sigmund Freud ya decía que la piel es la zona erógena más grande de nuestro cuerpo. Alguien puede sentir miedo ante un reacción involuntaria por parte de otro, que imagina qie nos sentimos atraídos por él. Para no pasar ese mal trago y que no haya confusiones se encierran en sí mismos y así lo evitan. Las causas son muy variadas, como asegura la psicoanalista Pilar Fernández : "hay que situarla dentro de la historia familiar, es fundamental, lo que no significa que podamos centrarnos en un acontecimiento concreto que se relacione completamente con el trastorno. Nos interesa fijarnos en ese entramado de deseos y palabras que configuran al sujeto.

Carmen me cuenta en mi consulta que "hay niños pequeños que están encantados cuando reciben besos y caricias, pero yo los recibo como una tortura. Creo que hacia los 10 años se me ocurrió moverme sin parar si alguno se acercaba, para no ser tocada. Me suponía tal angustia el contacto que dedidí hacer Terapia. A través de la Terapia entendí que para protegerme de los otros había transformado la piel en un caparazón para evitar sentirme invadida y controlada por mi madre"

¿Qué hacer en esta situación? Observa si este rechazo se produce con una persona en particular o si te sientes así con todas las personas. Así con tus respuestas puedes calmarte un poco. Y ... sabes que el roce no se puede evitar, es reconfortante y te ayuda a descubrir tu propio contacto y con Terapia puedes cambiar de actitud y descubrir el placer que te puede producir. Además ser positivo permite la adaptación al contacto con otras personas y ayuda a elaborar estrategias de autocontrol, que pueden favorecer el acercamiento y no la huida.

Por último, si formas parte de su entorno no lo sientas como una ofensa si trata de evitar tus besos o se mueve para no sentir tu mano, porque en ese momento no te rechaza. Y cuando os encontréis no saludes con un beso, en su lugar pregunta : ¿No me das un beso? Deja que decida para que se sienta menos invadid@.

Ana de Calle. Sexóloga y Terapéuta de Pareja
www.elsexoesvida.com
+34 639 555 994
Autora de 'El sexo magia para tu cuerpo'

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En todas las relaciones sociales que con el tiempo acaban siendo más íntimas, los comienzos suelen ser fáciles porque existe una motivación que hace que eso prospere, que vaya avanzando porque el interés emocional es mutuo por ambas partes. Y esto es aplicable para amistades o parejas. En todas ellas, es imprescindible que haya reciprocidad, que exista una conexión que funcione como la gasolina de un automóvil que propicia que día tras día se mueva y circule.

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La tristeza es una emoción humana común y natural. Todos pasamos por momentos difíciles en la vida, y en esos momentos, tener el apoyo de amigos y seres queridos puede marcar la diferencia. Cuando un amigo está triste, es natural querer ayudar, pero a menudo nos enfrentamos a la dificultad de no encontrar las palabras adecuadas para reconfortarlos.

 
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