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José Antonio Viera es Profesor de Secundaria y uno de los modelos a seguir para caminar por el sendero de la política, ya ven: inició su fulminante carrera siendo concejal de Tocina, de ahí saltó a ser Delegado Provincial de Educación y Ciencia, y brincó a la Delegación de Gobernación de la “ciudad que se basta a sí misma”, o sea, Sevilla, fue nombrado por la Junta Andaluza como Coordinador General para arreglar el desastre de la Balsa de Aznalcóllar y, debido a su buena gestión, fue designado Consejero de Empleo e Innovación de la Junta de Andalucía al tiempo que Secretario Provincial del PSOE sevillano, también fue Diputado andaluz y ahora lo es Nacional, donde calienta el sillón de su escaño desde el año 2011; pero mira por donde es uno de los doscientos preimputados por la juez Alaya en el tristemente famoso casos de los EREs fraudulentos de Andalucía.
Presuntamente, lo último es una mácula en tan brillante historial que puede servir de modelo para los cachorrillos que se dediquen a escalar y escalar puestos en la infame política que nos sacude de lo lindo y de lo feo en la rabiosa actualidad que nos embarga.
Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.
Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.
Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.
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