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Etiquetas | Hablemos sin tapujos | Política | Pedro Sánchez
“Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo” Albert Camus

Un CP a la carta a favor de los delincuentes

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No hay duda de que estamos viviendo, en España, lo que se podría fácilmente calificarse de una etapa política abracadabrante, en la que los principios de la lógica no tienen cabida y las reglas del sentido común han quedado relegadas a meras ilusiones ficticias sin ningún valor, ante la evidencia de que estamos en manos de unos gobernantes que han decidido prescindir de cualquier freno moral o ético sin que, al parecer, les importe lo más mínimo saltarse las normas de actuación cuando ello les reporta beneficios personales, partidistas o les proporcione poder.

El ejemplo de lo que parece que este gobierno, del señor Pedro Sánchez, un personaje siniestro que no abre la boca más que para engañar, mentir o calumniar a sus opositores, está dispuesto a llevar a cabo para un futuro inmediato, lo estamos viendo en la continua retractación, avasallamiento, humillación y sometimiento a los que está dispuesto a someterse, el señor Presidente, ante los separatistas catalanes; hasta el punto de que está predispuesto a cambiar el propio Código Penal para adecuarlo, en lo que tipifica el gravísimo delito de sedición, para convertirlo en un delito menor con el fin de que, con ello, se consigan beneficios inmediatos para todos aquellos políticos catalanes condenados, por el Tribunal Supremo, a importante penas por su participación en hechos delictivos, con motivo de la convocatoria de un referéndum ilegal el 1 de octubre del año 2017, que fueron calificados por el alto tribunal como delito de secesión y, en algunos casos, como malversación de caudales públicos.

Y es que, cuando un ministro de Justicia, como es el caso del nuestro, Juan Carlos Campo, no tiene empacho alguno en considerar, en un momento en el que se está negociando, en una mesa en la que el gobierno se ha prestado a negociar con los separatistas catalanes, de tú a tú; con un planteamiento maximalista del señor Torra que ha exigido hablar de “la resolución del conflicto político” que, según su entender, abarca “el reconocimiento y ejercicio del derecho de autodeterminación” y el “fin de la represión, amnistía y reparación”, unas palabras que suenan a sacrilegio político en quienes no han tenido inconveniente a enfrentarse a todo un Estado democrático, desobedecer las sentencias de sus tribunales de justicia y contravenir al TS y al TC cuando se les ha ordenado que se ajustasen a las leyes vigentes y a la Constitución; como un delito que está excesivamente castigado, en unos momentos en que los propios separatistas piden la amnistía de los condenados, ya nos podemos dar cuenta de cómo pintan las cosas en cuanto a lo que podemos esperar de estas absurdas e inoportunas conversaciones respeto a la modificación que se pretende introducir en el nuevo CP. No contentos con la anterior boutade y por si no fuera suficiente la bofetada que le han propinado a España y a los españoles, han añadido una segunda condición consistente en que se establezcan “unas condiciones favorables para la negociación”

Otras peticiones que consistirán en “un calendario de trabajo, un sistema de validación y una propuesta de mediación internacional (es decir, el volver a lo del famoso “relator”) y reconocimiento de todas las partes en conflicto, incluyendo presos y exiliados”. Los alemanes, cuando firmaron la paz de Versalles, al final de la I Guerra Mundial no fueron sometidos a una humillación semejante ni tuvieron que tragar tanta bilis como la que parece estar dispuesto a hacer este señor que está al frente del Gobierno y que parece que, con tal de mantenerse en el poder, parece que no tiene el menor escrúpulo de ceder de una manera ignominiosa ante los soberanistas catalanes. Y este mismo señor, junto a su cohorte de ministras feministas, a cual más fanatizada, siempre dispuestas a apoyar cualquier medida que decida tomar su líder; es el que, cuando es interpelado en el Parlamento, se pone su cara de cemento y todavía se burla de la oposición cuando le piden aclaraciones sobre la supina metida de pata en el caso de Delcy Rodríguez o se le hablan de lo que ha sucedido en Baleares cuando unos organismos públicos han permitido que unas adolescentes de las que eran responsables, se pudieran prostituir libremente, sin enterarse de nada.

Y, como simples ciudadanos de a pie, nos preguntamos si es posible que, para que unos políticos descastados se sigan manteniendo al frente del gobierno español, puedan ceder a una petición tan absurda, tan contraria al sentido común, tan anticonstitucional, antijurídica e ilegal, como es cambiar el CP, reducir el alcance penal del delito de secesión (nada menos que un intento de alterar la unidad de la nación española) aplicado a unos señores que estaban especialmente obligados, en virtud su condición de funcionarios y haber acatado la Constitución, a defenderla y poner todos los medios adecuados, precisamente para enfrentarse a aquellos sediciosos que intentaran contravenir las normas constitucionales; con el evidente y único fin de liberar a los condenados por la Justicia del cumplimiento de las penas que les fueron impuestas y volverlos a dejar en libertad para que, como todos ellos ya han venido anunciando a los cuatro vientos, tengan la oportunidad de volver a seguir conspirando ( en esta ocasión con mayor libertad y con el “beneplácito” del Gobierno) para que, en un plazo que, con toda seguridad, se podrá acordar en lo que se decida en semejante contubernio, se intente un cambio de Constitución, de manera que se les den facilidades para que puedan conseguir sus objetivos de independencia.

No vale que los miembros del Gobierno aleguen que no van a ceder en cuestiones de independencia porque, el mero hecho de prestarse a mantener conversaciones sobre tan escabroso tema; la simple aceptación de establecer una disputa, de tú a tú, entre el Gobierno de la nación y una autonomía, que no es más que una parte de la Administración del Estado, y la opacidad y exclusividad con la que se ha llevado a término semejante componenda, excluyendo de participar ( es evidente que ninguno de ellos se hubieran prestado a semejante deshonra) a todos los partidos de la oposición, como hubiera podido ser si de lo que se tratase hubiera sido de una rendición incondicional de los sublevados y el retorno a (lo que nunca debió haberse puesto en cuestión) a la disciplina constitucional de región de Cataluña, como una autonomía más de la nación española.

Como hemos repetido en muchas ocasiones, no tenemos más remedio que culparnos a nosotros mismos, los ciudadanos, de haber llegado a una situación en la que es difícil encontrarle una salida que no sea traumática y en la que alguna de las partes deba de pensar con sensatez si, lo que queremos para España los muchos millones de españoles que no estamos de acuerdo con la deriva que está tomando la política en nuestro país, se ha de conseguir recurriendo a dejarse pisotear todas las libertades, derechos constitucionales ( léase propiedad privada o la aplicación de impuestos incautatorios) o sentimientos patrios o bien, estos partidos que tradicionalmente se han venido caracterizando por defender las libertades de la ciudadanía, los derechos constitucionales, las creencias religiosas, la vida y las buenas costumbres, se ponen las pilas, se arman de valor y se deciden a formar un frente común que les permita sumar y no dividir; todo en bien de una patria que, de seguir por el camino al que nos conducen estos gobernantes que se han hecho con el poder; es evidente que no vamos a tardar mucho en ver los resultados de una política tan equivocada y padecer sus consecuencias.

Una economía, en la que los despilfarros de la Tesorería del Estado, la nueva estrategia fiscal, mediante la cual van a intentar que, todo el dinero que precisan para llevar a cabo esta política comunistoide que van a tener que aplicar para contentar al comunismo del señor Pablo Iglesias y de esta feminista, libertaria e inconsciente, la señora Irene Montero, mediante la cual van a fomentar la famosa “igualdad”, va a tener como consecuencia el que, los ricos, asustados, abandonen España para evitar pagar los impuestos con los que se los amenaza y, el resto, los que quedemos, porque no estamos en condiciones de abandonar el país, vamos a tener ocasión de conocer de cerca las delicias de un régimen estalinista como el que ayudaron a implantar, en la Venezuela del señor Maduro, estos señores de la cúpula de Podemos, que ahora son los que, habiendo perdido en las elecciones pasadas una serie de escaños, han sido los que, finalmente, más beneficio han sacado de las circunstancias que han acompañado la subida al poder del PSOE.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos con perplejidad la tranquilidad con la que una parte de la ciudadanía, no precisamente la más izquierdista, junto a los representantes de la prensa, ya no hablemos de este abrumador tanto por ciento que ,siempre ha venido apoyando a las izquierdas y al separatismo, sino a otros sectores más conservadores que, ignoramos si debido al miedo de posibles represalias de los nuevos gobernantes o por pertenecer a este sector que siempre existe de los llamados “chaqueteros”, siempre está dispuesto a formar parte de los siguen a los que están al mando y, para los cuales, las ideas, las convicciones políticas, los valores morales y éticos, no son más que molestos acompañantes, de los cuales conviene prescindir cuando lo que resulta más rentable es colocarse de la parte que soplan los vientos. Tiendo la vela de aventura/ que hay otro mundo que encontrar/ siembro la flor junto a la espiga/ y se hacen versos en mi hogar.

Un CP a la carta a favor de los delincuentes

“Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo” Albert Camus
Miguel Massanet
viernes, 28 de febrero de 2020, 09:22 h (CET)

No hay duda de que estamos viviendo, en España, lo que se podría fácilmente calificarse de una etapa política abracadabrante, en la que los principios de la lógica no tienen cabida y las reglas del sentido común han quedado relegadas a meras ilusiones ficticias sin ningún valor, ante la evidencia de que estamos en manos de unos gobernantes que han decidido prescindir de cualquier freno moral o ético sin que, al parecer, les importe lo más mínimo saltarse las normas de actuación cuando ello les reporta beneficios personales, partidistas o les proporcione poder.

El ejemplo de lo que parece que este gobierno, del señor Pedro Sánchez, un personaje siniestro que no abre la boca más que para engañar, mentir o calumniar a sus opositores, está dispuesto a llevar a cabo para un futuro inmediato, lo estamos viendo en la continua retractación, avasallamiento, humillación y sometimiento a los que está dispuesto a someterse, el señor Presidente, ante los separatistas catalanes; hasta el punto de que está predispuesto a cambiar el propio Código Penal para adecuarlo, en lo que tipifica el gravísimo delito de sedición, para convertirlo en un delito menor con el fin de que, con ello, se consigan beneficios inmediatos para todos aquellos políticos catalanes condenados, por el Tribunal Supremo, a importante penas por su participación en hechos delictivos, con motivo de la convocatoria de un referéndum ilegal el 1 de octubre del año 2017, que fueron calificados por el alto tribunal como delito de secesión y, en algunos casos, como malversación de caudales públicos.

Y es que, cuando un ministro de Justicia, como es el caso del nuestro, Juan Carlos Campo, no tiene empacho alguno en considerar, en un momento en el que se está negociando, en una mesa en la que el gobierno se ha prestado a negociar con los separatistas catalanes, de tú a tú; con un planteamiento maximalista del señor Torra que ha exigido hablar de “la resolución del conflicto político” que, según su entender, abarca “el reconocimiento y ejercicio del derecho de autodeterminación” y el “fin de la represión, amnistía y reparación”, unas palabras que suenan a sacrilegio político en quienes no han tenido inconveniente a enfrentarse a todo un Estado democrático, desobedecer las sentencias de sus tribunales de justicia y contravenir al TS y al TC cuando se les ha ordenado que se ajustasen a las leyes vigentes y a la Constitución; como un delito que está excesivamente castigado, en unos momentos en que los propios separatistas piden la amnistía de los condenados, ya nos podemos dar cuenta de cómo pintan las cosas en cuanto a lo que podemos esperar de estas absurdas e inoportunas conversaciones respeto a la modificación que se pretende introducir en el nuevo CP. No contentos con la anterior boutade y por si no fuera suficiente la bofetada que le han propinado a España y a los españoles, han añadido una segunda condición consistente en que se establezcan “unas condiciones favorables para la negociación”

Otras peticiones que consistirán en “un calendario de trabajo, un sistema de validación y una propuesta de mediación internacional (es decir, el volver a lo del famoso “relator”) y reconocimiento de todas las partes en conflicto, incluyendo presos y exiliados”. Los alemanes, cuando firmaron la paz de Versalles, al final de la I Guerra Mundial no fueron sometidos a una humillación semejante ni tuvieron que tragar tanta bilis como la que parece estar dispuesto a hacer este señor que está al frente del Gobierno y que parece que, con tal de mantenerse en el poder, parece que no tiene el menor escrúpulo de ceder de una manera ignominiosa ante los soberanistas catalanes. Y este mismo señor, junto a su cohorte de ministras feministas, a cual más fanatizada, siempre dispuestas a apoyar cualquier medida que decida tomar su líder; es el que, cuando es interpelado en el Parlamento, se pone su cara de cemento y todavía se burla de la oposición cuando le piden aclaraciones sobre la supina metida de pata en el caso de Delcy Rodríguez o se le hablan de lo que ha sucedido en Baleares cuando unos organismos públicos han permitido que unas adolescentes de las que eran responsables, se pudieran prostituir libremente, sin enterarse de nada.

Y, como simples ciudadanos de a pie, nos preguntamos si es posible que, para que unos políticos descastados se sigan manteniendo al frente del gobierno español, puedan ceder a una petición tan absurda, tan contraria al sentido común, tan anticonstitucional, antijurídica e ilegal, como es cambiar el CP, reducir el alcance penal del delito de secesión (nada menos que un intento de alterar la unidad de la nación española) aplicado a unos señores que estaban especialmente obligados, en virtud su condición de funcionarios y haber acatado la Constitución, a defenderla y poner todos los medios adecuados, precisamente para enfrentarse a aquellos sediciosos que intentaran contravenir las normas constitucionales; con el evidente y único fin de liberar a los condenados por la Justicia del cumplimiento de las penas que les fueron impuestas y volverlos a dejar en libertad para que, como todos ellos ya han venido anunciando a los cuatro vientos, tengan la oportunidad de volver a seguir conspirando ( en esta ocasión con mayor libertad y con el “beneplácito” del Gobierno) para que, en un plazo que, con toda seguridad, se podrá acordar en lo que se decida en semejante contubernio, se intente un cambio de Constitución, de manera que se les den facilidades para que puedan conseguir sus objetivos de independencia.

No vale que los miembros del Gobierno aleguen que no van a ceder en cuestiones de independencia porque, el mero hecho de prestarse a mantener conversaciones sobre tan escabroso tema; la simple aceptación de establecer una disputa, de tú a tú, entre el Gobierno de la nación y una autonomía, que no es más que una parte de la Administración del Estado, y la opacidad y exclusividad con la que se ha llevado a término semejante componenda, excluyendo de participar ( es evidente que ninguno de ellos se hubieran prestado a semejante deshonra) a todos los partidos de la oposición, como hubiera podido ser si de lo que se tratase hubiera sido de una rendición incondicional de los sublevados y el retorno a (lo que nunca debió haberse puesto en cuestión) a la disciplina constitucional de región de Cataluña, como una autonomía más de la nación española.

Como hemos repetido en muchas ocasiones, no tenemos más remedio que culparnos a nosotros mismos, los ciudadanos, de haber llegado a una situación en la que es difícil encontrarle una salida que no sea traumática y en la que alguna de las partes deba de pensar con sensatez si, lo que queremos para España los muchos millones de españoles que no estamos de acuerdo con la deriva que está tomando la política en nuestro país, se ha de conseguir recurriendo a dejarse pisotear todas las libertades, derechos constitucionales ( léase propiedad privada o la aplicación de impuestos incautatorios) o sentimientos patrios o bien, estos partidos que tradicionalmente se han venido caracterizando por defender las libertades de la ciudadanía, los derechos constitucionales, las creencias religiosas, la vida y las buenas costumbres, se ponen las pilas, se arman de valor y se deciden a formar un frente común que les permita sumar y no dividir; todo en bien de una patria que, de seguir por el camino al que nos conducen estos gobernantes que se han hecho con el poder; es evidente que no vamos a tardar mucho en ver los resultados de una política tan equivocada y padecer sus consecuencias.

Una economía, en la que los despilfarros de la Tesorería del Estado, la nueva estrategia fiscal, mediante la cual van a intentar que, todo el dinero que precisan para llevar a cabo esta política comunistoide que van a tener que aplicar para contentar al comunismo del señor Pablo Iglesias y de esta feminista, libertaria e inconsciente, la señora Irene Montero, mediante la cual van a fomentar la famosa “igualdad”, va a tener como consecuencia el que, los ricos, asustados, abandonen España para evitar pagar los impuestos con los que se los amenaza y, el resto, los que quedemos, porque no estamos en condiciones de abandonar el país, vamos a tener ocasión de conocer de cerca las delicias de un régimen estalinista como el que ayudaron a implantar, en la Venezuela del señor Maduro, estos señores de la cúpula de Podemos, que ahora son los que, habiendo perdido en las elecciones pasadas una serie de escaños, han sido los que, finalmente, más beneficio han sacado de las circunstancias que han acompañado la subida al poder del PSOE.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos con perplejidad la tranquilidad con la que una parte de la ciudadanía, no precisamente la más izquierdista, junto a los representantes de la prensa, ya no hablemos de este abrumador tanto por ciento que ,siempre ha venido apoyando a las izquierdas y al separatismo, sino a otros sectores más conservadores que, ignoramos si debido al miedo de posibles represalias de los nuevos gobernantes o por pertenecer a este sector que siempre existe de los llamados “chaqueteros”, siempre está dispuesto a formar parte de los siguen a los que están al mando y, para los cuales, las ideas, las convicciones políticas, los valores morales y éticos, no son más que molestos acompañantes, de los cuales conviene prescindir cuando lo que resulta más rentable es colocarse de la parte que soplan los vientos. Tiendo la vela de aventura/ que hay otro mundo que encontrar/ siembro la flor junto a la espiga/ y se hacen versos en mi hogar.

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