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Juan Manuel Chica, Jaén

La regeneración política y la fábula de la zorra y el erizo

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Temístocles en la Atenas del siglo V a. C ante la hartura del pueblo hacia los magistrados por la avaricia de éstos, les relató una fábula en la que una zorra cansada de ser picada por las moscas pidió ayuda a un erizo que pasaba por allí, y aunque efectivamente el erizo le salvó de las picaduras de las molestas moscas sus púas le hicieron aún más daño. En los tiempos de ahora y aquí en España fruto de una desafección generalizada con nuestra clase política —desafecto ganado a pulso— ha surgido con fuerza un nuevo grupo político —Podemos— y el dictamen que dan nuestros políticos a este fenómeno — sorprendidos y temerosos de que puedan menguar sus acomodadas posiciones y prebendas — es que dicho partido lejos de ser la solución supondría —caso de gobernar— un mal mayor.

Nos lo comparan con el erizo de la fábula cuyo remedio es peor aún que el mal que erradica. Estaría por ver si Podemos lo haría peor que cualquier otro partido si llegara al poder —tendrían que esmerarse mucho para bajar el listón— pero lo que sí es indudable es que supone un soplo de aire fresco que puede ayudar a sanear y a regenerar de manera sistémica, desde dentro, —algo casi imposible— nuestro apoltronado sistema bipartidista mediante el ejemplo y la ilusión. Puesto ya que parece que asumimos resignadamente que nuestros políticos son el mal necesario de nuestra democracia entre otras cosas, porque cualquier alternativa es mucho peor hagamos todo lo que podamos para que nuestros políticos se conviertan en ejemplos de excelencia y conduzcan y alumbren a la sociedad.

No al revés.

La regeneración política y la fábula de la zorra y el erizo

Juan Manuel Chica, Jaén
Lectores
martes, 19 de agosto de 2014, 10:26 h (CET)
Temístocles en la Atenas del siglo V a. C ante la hartura del pueblo hacia los magistrados por la avaricia de éstos, les relató una fábula en la que una zorra cansada de ser picada por las moscas pidió ayuda a un erizo que pasaba por allí, y aunque efectivamente el erizo le salvó de las picaduras de las molestas moscas sus púas le hicieron aún más daño. En los tiempos de ahora y aquí en España fruto de una desafección generalizada con nuestra clase política —desafecto ganado a pulso— ha surgido con fuerza un nuevo grupo político —Podemos— y el dictamen que dan nuestros políticos a este fenómeno — sorprendidos y temerosos de que puedan menguar sus acomodadas posiciones y prebendas — es que dicho partido lejos de ser la solución supondría —caso de gobernar— un mal mayor.

Nos lo comparan con el erizo de la fábula cuyo remedio es peor aún que el mal que erradica. Estaría por ver si Podemos lo haría peor que cualquier otro partido si llegara al poder —tendrían que esmerarse mucho para bajar el listón— pero lo que sí es indudable es que supone un soplo de aire fresco que puede ayudar a sanear y a regenerar de manera sistémica, desde dentro, —algo casi imposible— nuestro apoltronado sistema bipartidista mediante el ejemplo y la ilusión. Puesto ya que parece que asumimos resignadamente que nuestros políticos son el mal necesario de nuestra democracia entre otras cosas, porque cualquier alternativa es mucho peor hagamos todo lo que podamos para que nuestros políticos se conviertan en ejemplos de excelencia y conduzcan y alumbren a la sociedad.

No al revés.

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