Miles de personas asesinadas. Mujeres salvajemente violadas en grupo para luego ser ejecutadas o vendidas como esclavas en Mosul y otras ciudades. Hombres crucificados, degollados o ahorcados. Grupos enteros fusilados. Niños decapitados, asesinados delante de sus padres. Orden de ablación de clítoris para todas las mujeres y niñas. Conversión o asesinato. Familias que vagan sin agua ni comida por el desierto. Las imágenes, un horror, son difundidas por los terroristas a través de las redes sociales. Así, se va conociendo la tragedia.
Es el horror que el ISIS, el Estado Islámico, está imponiendo a golpe de machete en Siria e Irak, dos países en donde los buenistas que tanto jalearon la primavera árabe que ha acabado siendo un sanguinario invierno para decenas de miles de personas, máxime para las mujeres, quisieron acabar con los dictadores. En Irak no son pocos quienes aseguran que están peor de lo que estaban con el tirano Sadam Hussein.
El Estado Islámico se ha ido extendiendo, mientras la Unión Europea se licúa ante iniciativas absurdas como la Alianza de Civilización de esa nulidad galáctica llamada José Luis Rodríguez Zapatero, iniciativa estúpida que sigue manteniendo Mariano Rajoy. Al final, como siempre, han tenido que ser los Estados Unidos, en esta ocasión apoyados por François Hollande, quienes han tenido que bombardear las posiciones de los fundamentalistas. Alemania y Francia armarán a la oposición kurda. España no dice nada.
La primera comunidad agredida por los sanguinarios de negro fue la cristiana y eso explica el silencio del mundo de la subcultura, que son los mismos que querían se negaban a repatriar a Pajares por ser cura. Estoy convencida que a ellos, los dizque solidarios de salón y iPhone, que se desgarran las vestiduras entre trivializaciones del Holocausto cuando de Palestina se trata, les pone cachondos eso del asesinato de las familias cristianas. Los yazidíes, por su parte, les importan un colín. Las minorías suní o chiíta, también perseguidas por los terroristas, lo mismo. Su resentimiento, su odio hacia occidente, su rabia hacia la libertad, les puede.
Yolanda Alvarez, la de TVE, calla. Pe y Bardem suplican el perdón de los useños. Llamazares desvaría en Twitter. Pero del horror por la masacre islamista en Irak no se les oye hablar.