Dijo un famoso periodista que el día que se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante, y los medios paraguayos que se unen contra el ascendente diputado Oscar Tuma son un pequeño botón de muestra.

Impotentes ante el continuo ascenso de Tuma y contrariados al constatar su cada vez menor capacidad para manipular la opinión pública, los dueños del monopolio presentan como noticia sus propios deseos y lanzan por estos días una embestida contra quien logró posicionarse como favorito sin su ayuda ni su permiso.

En ese contexto, nos informan que el intendente Arnaldo Samaniego, de una gestión desastrosa que es repudiada de manera general por toda la ciudadanía de la capital paraguaya, se ha convertido un fenómeno político lleno de carisma y simpatía que día a día capta más apoyo de dirigentes.

Los aliados del Clan Samaniego no sólo constituyen una constelación de medios prebendarios vinculados a auspicios y propaganda oficial, también engloban a ciertos diarios relacionados con sectas transnacionales como el grupo Moon, conocido promotor de golpes de estado, dictaduras genocidas y todo tipo de iniquidades. El nexo que une al Clan Samaniego con este sector de la prensa es precisamente esta la seudo religiosa mencionada.

El 2 de mayo de 2008 el diario Ultima Hora, de la capital paraguaya, informaba que tanto la senadora electa por el Partido Colorado Lilian Samaniego, como su hermano y entonces diputado Arnaldo, habían emprendido un viaje a Estados Unidos para participar de una asamblea de la Secta Moon. Dicha secta cobró notoriedad en Paraguay cuando los pobladores de Puerto Casado exigieron la expropiación de 52 mil hectáreas de tierra de la mencionada comunidad religiosa, motivando una enérgica campaña de defensa ejercida sobre todo por el diario ABC color. Es que dicho medio posee fuertes lazos con la secta fundada por el fallecido Mesías coreano.

Ya un influyente allegado de Moon y líder de su brazo derecho CAUSA, Bo Hi Park, mantuvo estrechos vínculos de negocios con Stroessner e incluso lo visitó en Asunción en marzo de 1981. Luego de departir con el dictador, este ex coronel coreano afirmó a la prensa que Stroessner era un hombre elegido por Dios para dirigir a su país. Palabras parecidas hoy dedican al clan Samaniego algunos de los peores especimenes de la fauna política paraguaya, y le hacen coro a los medios aceitados por la propaganda municipal oficial y ABC color, el diario de Aldo Zucolillo.

En Paraguay la editorial de Zucolillo fue encargada hasta no hace mucho de la impresión paraguaya de Tiempos del Mundo, extraño periódico que llegó a distribuírse en 17 países de América Latina y en tres ciudades de Estados Unidos, donde también se editaba bajo la batuta del mismo grupo The Washington Times. Y en todos esos lugares, coincidentemente, amalgamaba a editores y periodistas que provenían de diversas -e incluso antagónicas- filiaciones políticas e ideológicas.

Estas vinculaciones de Moon con ABC color explican en parte la enérgica campaña de desinformación con la que busca restar apoyo al favorito para ganar las elecciones municipales en Asunción el año que viene, el diputado Oscar Tuma, difundiendo como noticia lo que en realidad constituye una expresión de sus deseos.

Estos dueños de diarios también operan a favor de las reformas neoliberales, y constituyen apenas exponentes de la fracasada clase empresarial del país, absolutamente inepta para generar empleos. Desafortunadamente para ellos, las redes sociales demostraron haberle arrebatado el monopolio de manera fulminante con el caso reciente de la difusión del video erótico del Senador Galaverna, relegándoles a un papel marginal en la construcción de la opinión pública.

Lejos de ver esta realidad, el autismo de estos desfasados exponentes de épocas idas sigue reflejando su fantasmática en sus campañas, ignorando vastas áreas de la realidad, lo cual inevitablemente acabará colisionando con la verdad que saldrá a luz.

Ya lo advirtió el escritor francés François Mauriac, construir castillos en el aire cuesta muy poco pero su destrucción es muy cara.