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No me hables que no te escucho

Lo bueno por conocer

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Si eres un fan incondicional del Partido Popular o del Partido Socialista Obrero Español, tras conocer el resultado de la encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas para averiguar la actual intención de voto de los españoles, es más que probable que desde ayer te estés preguntando cómo es posible que una nada desdeñable suma de conciudadanos prefiera al pelanas de Iglesias que al apuesto Sánchez o al distinguido Rajoy.

Pues por eso, precisamente, porque ahora mismo quien representa en toda su magnitud a la mayoría de los españoles, mucho mejor que aquellos, es un joven profesor de Ciencias Políticas con un sueldo escaso, que no ha dudado en ponerse el mundo por montera para echar a andar un ideal, que asegura no aspirar a formar parte de la élite política que ha gobernado España desde la Transición, y que tiene tanto derecho como cualquier otro candidato –faltaría más- a demostrar con hechos lo que sus palabras pregonan. Y si no es así, tampoco tendrá mayor importancia, pues no pasará de ser una decepción más que sumar a la retahíla de contrariedades que venimos padeciendo desde que tenemos una democracia, a Dios gracias, verdaderamente consolidada.

Por eso, si eres un potencial sufragista del Psoe o del PP y no deseas seguir viviendo sumido en la mismísima inopia, conviene que te reformules cuanto antes la pregunta anterior: ¿qué han podido haber hecho mal nuestros políticos hasta ahora, para que la ciudadanía prefiera arriesgarse por lo bueno por conocer -que supuestamente encarna la formación de Pablo Iglesias-, antes que por lo malo conocido? Si eres mínimamente honesto contigo mismo, no vas a necesitar más que unos breves minutos para averiguarlo por tu cuenta. En cambio, si no es así, con toda probabilidad no lo podrás distinguir ni aunque yo te lo muestre; porque, esa es la verdad, no hay mayor ciego que el que no quiere ver, ni supino sordo que el que no está dispuesto a escuchar.

Lo bueno por conocer

No me hables que no te escucho
Francisco J. Caparrós
martes, 5 de agosto de 2014, 07:02 h (CET)
Si eres un fan incondicional del Partido Popular o del Partido Socialista Obrero Español, tras conocer el resultado de la encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas para averiguar la actual intención de voto de los españoles, es más que probable que desde ayer te estés preguntando cómo es posible que una nada desdeñable suma de conciudadanos prefiera al pelanas de Iglesias que al apuesto Sánchez o al distinguido Rajoy.

Pues por eso, precisamente, porque ahora mismo quien representa en toda su magnitud a la mayoría de los españoles, mucho mejor que aquellos, es un joven profesor de Ciencias Políticas con un sueldo escaso, que no ha dudado en ponerse el mundo por montera para echar a andar un ideal, que asegura no aspirar a formar parte de la élite política que ha gobernado España desde la Transición, y que tiene tanto derecho como cualquier otro candidato –faltaría más- a demostrar con hechos lo que sus palabras pregonan. Y si no es así, tampoco tendrá mayor importancia, pues no pasará de ser una decepción más que sumar a la retahíla de contrariedades que venimos padeciendo desde que tenemos una democracia, a Dios gracias, verdaderamente consolidada.

Por eso, si eres un potencial sufragista del Psoe o del PP y no deseas seguir viviendo sumido en la mismísima inopia, conviene que te reformules cuanto antes la pregunta anterior: ¿qué han podido haber hecho mal nuestros políticos hasta ahora, para que la ciudadanía prefiera arriesgarse por lo bueno por conocer -que supuestamente encarna la formación de Pablo Iglesias-, antes que por lo malo conocido? Si eres mínimamente honesto contigo mismo, no vas a necesitar más que unos breves minutos para averiguarlo por tu cuenta. En cambio, si no es así, con toda probabilidad no lo podrás distinguir ni aunque yo te lo muestre; porque, esa es la verdad, no hay mayor ciego que el que no quiere ver, ni supino sordo que el que no está dispuesto a escuchar.

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