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El reloj de la Tierra señala ya más de media noche

Lo que ningún gobierno se atreve a comunicar

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A pesar de que no es nada agradable de afrontar, los ciudadanos deberíamos estar preparados, o cuanto menos informados de lo que se avecina a la humanidad a causa del cambio climático: enfermedades y epidemias, escasez de agua, guerras entre naciones y guerras civiles por los últimos recursos de la Tierra, sequías y períodos de calor extremo alternando con precipitaciones torrenciales, fuertes tempestades, inundaciones y una atmósfera débil ante la irradiación cósmica. Los efectos del cambio climático van desde aumento de la temperatura en los mares y en el aire, incontrolables migraciones humanas de lo que se podría llamar “fugitivos del clima”, inimaginables hambrunas debido a las malas cosechas, desiertos que se expanden a gran velocidad, largos períodos de calor, y también enfermedades y epidemias desconocidas. Y muchos de nosotros lo viviremos, no sólo los más jóvenes.

Los efectos del colapso climático van desde el derretimiento de los casquetes polares y el hielo de Groenlandia hasta la detención de la Corriente del Golfo, lo que en sí mismo es un enorme motivo de preocupación de consecuencias inimaginables. Esto provocará una subida del nivel del mar de hasta 70 metros en el transcurso de decenios, y por tanto inundaciones en extensas zonas del litoral donde se asientan muchísimas ciudades densamente pobladas. Debido al derretimiento de los glaciares y de los casquetes polares, se perderá mucha agua dulce y desaparecerán a nivel mundial los arrecifes coralinos, los océanos se acidificarán y la cuenca del Amazonas se transformará en una estepa. El deshielo de la capa congelada en los mares hará que se descongele el permafrost y se libere a la atmósfera inimaginables cantidades de gas metano lo que, sumado al ya existente, terminará por destruir la atmósfera. Los continentes se volverán irreconocibles pues cambiarán todos los perfiles litorales, y la Tierra cobrará un rostro completamente nuevo. Por éstas y otras muchas razones se podría decir que los vivos envidiarán a los muertos, tal como ya anunció el vidente Juan de Patmos en el conocido Apocalipsis de San Juan.

Estimado lector, ¿es usted de los que piensan que las condiciones de vida en la Tierra mejorarán, incluso que podrían cambiar para bien? Pues sepa que el reloj de la Tierra señala ya más de media noche. Tan sólo con el avance de los desiertos y la destrucción de las selvas, las condiciones de vida en la Tierra cambiarán radicalmente, cuanto más con todo aquello que el ser humano insaciable ha hecho, hace y hará al bondadoso planeta Tierra.

Lo que ningún gobierno se atreve a comunicar

El reloj de la Tierra señala ya más de media noche
Vida Universal
martes, 29 de julio de 2014, 07:12 h (CET)
A pesar de que no es nada agradable de afrontar, los ciudadanos deberíamos estar preparados, o cuanto menos informados de lo que se avecina a la humanidad a causa del cambio climático: enfermedades y epidemias, escasez de agua, guerras entre naciones y guerras civiles por los últimos recursos de la Tierra, sequías y períodos de calor extremo alternando con precipitaciones torrenciales, fuertes tempestades, inundaciones y una atmósfera débil ante la irradiación cósmica. Los efectos del cambio climático van desde aumento de la temperatura en los mares y en el aire, incontrolables migraciones humanas de lo que se podría llamar “fugitivos del clima”, inimaginables hambrunas debido a las malas cosechas, desiertos que se expanden a gran velocidad, largos períodos de calor, y también enfermedades y epidemias desconocidas. Y muchos de nosotros lo viviremos, no sólo los más jóvenes.

Los efectos del colapso climático van desde el derretimiento de los casquetes polares y el hielo de Groenlandia hasta la detención de la Corriente del Golfo, lo que en sí mismo es un enorme motivo de preocupación de consecuencias inimaginables. Esto provocará una subida del nivel del mar de hasta 70 metros en el transcurso de decenios, y por tanto inundaciones en extensas zonas del litoral donde se asientan muchísimas ciudades densamente pobladas. Debido al derretimiento de los glaciares y de los casquetes polares, se perderá mucha agua dulce y desaparecerán a nivel mundial los arrecifes coralinos, los océanos se acidificarán y la cuenca del Amazonas se transformará en una estepa. El deshielo de la capa congelada en los mares hará que se descongele el permafrost y se libere a la atmósfera inimaginables cantidades de gas metano lo que, sumado al ya existente, terminará por destruir la atmósfera. Los continentes se volverán irreconocibles pues cambiarán todos los perfiles litorales, y la Tierra cobrará un rostro completamente nuevo. Por éstas y otras muchas razones se podría decir que los vivos envidiarán a los muertos, tal como ya anunció el vidente Juan de Patmos en el conocido Apocalipsis de San Juan.

Estimado lector, ¿es usted de los que piensan que las condiciones de vida en la Tierra mejorarán, incluso que podrían cambiar para bien? Pues sepa que el reloj de la Tierra señala ya más de media noche. Tan sólo con el avance de los desiertos y la destrucción de las selvas, las condiciones de vida en la Tierra cambiarán radicalmente, cuanto más con todo aquello que el ser humano insaciable ha hecho, hace y hará al bondadoso planeta Tierra.

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Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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