Ni los más fieles aficionados del Real Madrid de baloncesto podían presagiar, antes del encuentro que enfrentó a su equipo el pasado sábado frente al Estudiantes, el vertiginoso espectáculo que brindaron sus jugadores. No hay duda de que los aplausos y elogios que viene recibiendo el equipo eran meritorios. Pero tras lo visto este sábado, sencillamente hay que quitarse el sombrero ante este equipo, independientemente de los colores que cada uno sienta por dentro.

Y es que estamos de enhorabuena. Se dio la casualidad de que el encuentro fue televisado por Televisión Española a un horario digno (19:00 horas) y, por fin, el ente público se encargó de mimar su producto. ¿Qué hicieron? Informar de ello en su telediario. Simplemente. Ni más ni menos. Y además lo hicieron con calidad y rigor, dándole la seriedad que merece. Si continúan así, no cabe duda de que obtendrán las audiencias que buscan.

El aficionado al baloncesto en general pudo degustar un encuentro de altísima calidad este fin de semana. El Estudiantes, a pesar de ir por debajo en el marcador hasta por más de treinta puntos, no bajó los brazos y fueron capaces de anotar 93 puntos -una anotación que hubiera servido, generalmente, para derrotar a cualquier equipo-. Pero es que enfrente estaba el que pasa por ser uno de los equipos más en forma de Europa, comandado por un entrenador novel de récord -ocho encuentros, ocho victorias- y formado por jugadores que están ofreciendo su mejor versión.

Esta semana, el Madrid se enfrentará en Belgrado al Estrella Roja, donde Milan Gurovic parece haber recobrado toda su calidad. Un difícil escollo al que seguirán en las próximas semanas, los encuentros de Liga frente al Fuenlabrada y el clásico contra el Barcelona.

Desde aquí, y en mi modestísima opinión, me permito expresar mi opinión sobre el deseo de Ramón Calderón de incluir a su franquicia en la NBA: consolide el 'showtime' en España, reverdezca viejos laureles, recupere el prestigio perdido de la sección... y después, soñemos. Lo primero, es lo primero.