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Jabier López de Armentia

Crisis de Estado, crisis de Bienestar

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“El Estado de Bienestar surgió a la luz de las luchas sociales fomentadas por el movimiento obrero y en torno a las cuales se forjaron los principios del estado democrático. Un sistema basado en la solidaridad, a la par que directamente relacionado con las fuentes de productividad del trabajo en la economía”. Así nació lo que para muchos de nosotros es el pilar básico de nuestra sociedad.

Muchas y muchos hablan del final del Estado de Bienestar, de ser un sistema obsoleto a la par que incompatible con los tiempos que corren o de la fortaleza de su rival neoliberal, que ha encontrado en la globalización su mejor apoyo. En la esfera internacional el modelo de Estado de Bienestar viene sufriendo esa anunciada crisis más de veinticinco años. Dándole una singular característica: ser el modelo económico, político y social que lleva más de media vida cuestionado, más de media vida en crisis. No considero que el Estado de Bienestar sufra una crisis propiamente dicha durante tantos años ya que en algún momento el “edificio del bienestar” hubiera caído sobre sus cimientos y a día de hoy no lo ha hecho.

Considero que este modelo de Estado va ligado a contextos concretos en los que se refleja como la mejor opción, siendo otros peores. Las numerosas crisis internacionales han debilitado la estructura del Bienestar y la actual globalización puede que termine por hacerlo desaparecer, pero como bien he dicho, llegara otro contexto en el que el Estado de Bienestar sea el modelo a seguir.

Por otro lado es importante destacar que mas que una crisis en el sistema económico, político y social se ha producido un desencanto entre la ciudadana del teórico modelo, un desencanto sobre las consecuencias no deseadas de su aplicación. La ciudadanía esperaba con los brazos abiertos y con ansias que el “padre bienestar” les solucionase todos los problemas que tenían. El resultado, obviamente, no ha sido el esperado por muchos y eso ha producido un cierto rechazo “social” a este modelo, decantándose por el neoliberal o incluso dando lugar a otro tipo de modelos anti-sistema. Una cosa está clara: Del desencanto social de un modelo tienden a surgir como alternativas los extremos – Véase Post- 1ª Guerra Mundial y el Auge del Nazismo y Fascismo en centroeuropa –.

El mayor problema que tiene el propio Estado de Bienestar, y que corre en contra suyo, es el problema demográfico. En la actualidad contamos con una demografía adversa en los países donde el Estado de Bienestar esta asentado. Si no fuera por este gran inconveniente creo que nadie dudaría de la durabilidad eterna del modelo, pues sólo del envejecimiento de la población se puede esperar que los cimientos del edificio del Estado de Bienestar se derrumben, y más concretamente haciendo alusión al sistema público de pensiones, que hace de este edificio algo financiera y económicamente insostenible.

En el caso español este parece que será el fin de las medidas o políticas publicas encaminadas al bienestar ya que hablamos de un país envejecido, donde además de ostentar un índice de población anciana que se nutre de pensiones altísimo en contraprestación con la población en edad de cotizar, contamos con una gran historia de fraudes a Hacienda y corrupción en la concesión de pensiones de todo tipo. Parece que la seguridad social en España terminará tocando a su fin, considerando subjetivamente que no es un problema propio del modelo, sino un factor externo debido a la mala política sobre natalidad durante muchos años, teniendo en cuenta la Guerra civil y el posterior franquismo como hechos importantes en el desencadenamiento final.

Dando por hecho la existencia de una crisis en el Estado de Bienestar, la alternativa más sólida a la par que deseosa de saltar a la palestra es el Neoliberalismo. El neoliberalismo aboga por desmantelar el Estado de Bienestar sin llegar a eliminarlo, simplemente transfiriendo sus funciones al sector privado, es decir, apartados como la sanidad, la educación, el sistema de pensiones, tradicionalmente asignados al Estado, pasarían a ser tutelados por el sector privado. Todo esto cuando económicamente sea posible y mientras tanto se limitaría a endurecer los requisitos de concesión de prestaciones sociales, eliminar los salarios mínimos, etc.

Después de todo esto, ¿qué nos encontraremos?, nos encontraremos una sociedad marcada por la desigualdad de oportunidades, en donde aquella persona que tenga un nivel económico alto disfrutará de todas las oportunidades posibles, mientras que otra que apenas subsista con su bajo nivel adquisitivo, perderá de raíz miles de oportunidades que con el Estado de Bienestar podría acceder a ellas.

No creo que sea el modelo neoliberal el correcto. La solidaridad del Estado de Bienestar es la característica principal de un modelo que lucha por la igualdad de oportunidades de las personas indiferentemente de su poder adquisitivo. El bienestar común es sinónimo de igualdad, de progreso, de desarrollo humano.

Crisis de Estado, crisis de Bienestar

Jabier López de Armentia
Lectores
lunes, 13 de noviembre de 2006, 23:47 h (CET)
“El Estado de Bienestar surgió a la luz de las luchas sociales fomentadas por el movimiento obrero y en torno a las cuales se forjaron los principios del estado democrático. Un sistema basado en la solidaridad, a la par que directamente relacionado con las fuentes de productividad del trabajo en la economía”. Así nació lo que para muchos de nosotros es el pilar básico de nuestra sociedad.

Muchas y muchos hablan del final del Estado de Bienestar, de ser un sistema obsoleto a la par que incompatible con los tiempos que corren o de la fortaleza de su rival neoliberal, que ha encontrado en la globalización su mejor apoyo. En la esfera internacional el modelo de Estado de Bienestar viene sufriendo esa anunciada crisis más de veinticinco años. Dándole una singular característica: ser el modelo económico, político y social que lleva más de media vida cuestionado, más de media vida en crisis. No considero que el Estado de Bienestar sufra una crisis propiamente dicha durante tantos años ya que en algún momento el “edificio del bienestar” hubiera caído sobre sus cimientos y a día de hoy no lo ha hecho.

Considero que este modelo de Estado va ligado a contextos concretos en los que se refleja como la mejor opción, siendo otros peores. Las numerosas crisis internacionales han debilitado la estructura del Bienestar y la actual globalización puede que termine por hacerlo desaparecer, pero como bien he dicho, llegara otro contexto en el que el Estado de Bienestar sea el modelo a seguir.

Por otro lado es importante destacar que mas que una crisis en el sistema económico, político y social se ha producido un desencanto entre la ciudadana del teórico modelo, un desencanto sobre las consecuencias no deseadas de su aplicación. La ciudadanía esperaba con los brazos abiertos y con ansias que el “padre bienestar” les solucionase todos los problemas que tenían. El resultado, obviamente, no ha sido el esperado por muchos y eso ha producido un cierto rechazo “social” a este modelo, decantándose por el neoliberal o incluso dando lugar a otro tipo de modelos anti-sistema. Una cosa está clara: Del desencanto social de un modelo tienden a surgir como alternativas los extremos – Véase Post- 1ª Guerra Mundial y el Auge del Nazismo y Fascismo en centroeuropa –.

El mayor problema que tiene el propio Estado de Bienestar, y que corre en contra suyo, es el problema demográfico. En la actualidad contamos con una demografía adversa en los países donde el Estado de Bienestar esta asentado. Si no fuera por este gran inconveniente creo que nadie dudaría de la durabilidad eterna del modelo, pues sólo del envejecimiento de la población se puede esperar que los cimientos del edificio del Estado de Bienestar se derrumben, y más concretamente haciendo alusión al sistema público de pensiones, que hace de este edificio algo financiera y económicamente insostenible.

En el caso español este parece que será el fin de las medidas o políticas publicas encaminadas al bienestar ya que hablamos de un país envejecido, donde además de ostentar un índice de población anciana que se nutre de pensiones altísimo en contraprestación con la población en edad de cotizar, contamos con una gran historia de fraudes a Hacienda y corrupción en la concesión de pensiones de todo tipo. Parece que la seguridad social en España terminará tocando a su fin, considerando subjetivamente que no es un problema propio del modelo, sino un factor externo debido a la mala política sobre natalidad durante muchos años, teniendo en cuenta la Guerra civil y el posterior franquismo como hechos importantes en el desencadenamiento final.

Dando por hecho la existencia de una crisis en el Estado de Bienestar, la alternativa más sólida a la par que deseosa de saltar a la palestra es el Neoliberalismo. El neoliberalismo aboga por desmantelar el Estado de Bienestar sin llegar a eliminarlo, simplemente transfiriendo sus funciones al sector privado, es decir, apartados como la sanidad, la educación, el sistema de pensiones, tradicionalmente asignados al Estado, pasarían a ser tutelados por el sector privado. Todo esto cuando económicamente sea posible y mientras tanto se limitaría a endurecer los requisitos de concesión de prestaciones sociales, eliminar los salarios mínimos, etc.

Después de todo esto, ¿qué nos encontraremos?, nos encontraremos una sociedad marcada por la desigualdad de oportunidades, en donde aquella persona que tenga un nivel económico alto disfrutará de todas las oportunidades posibles, mientras que otra que apenas subsista con su bajo nivel adquisitivo, perderá de raíz miles de oportunidades que con el Estado de Bienestar podría acceder a ellas.

No creo que sea el modelo neoliberal el correcto. La solidaridad del Estado de Bienestar es la característica principal de un modelo que lucha por la igualdad de oportunidades de las personas indiferentemente de su poder adquisitivo. El bienestar común es sinónimo de igualdad, de progreso, de desarrollo humano.

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