Nosotros no podemos competir!.. Con ese coche que le ha regalado su papá, arrasa!. Esto lo decían unos jóvenes, cuando hablaban de un mozalbete que había ingresado recientemente en el grupo. Palabras similares las pronunciaba el dueño de un bar de un pueblo de Murcia, hablando de una cafetería que había abierto recientemente cerca de su negocio: “Nosotros no podemos competir, con ese local limpio y nuevo, con esos precios, con esas camareras tan vistosas, el local se les llena!”. (…).Algo parecido parece que decía el ministro de economía: “Nosotros no podemos competir. Muchas multinacionales operan en otros países porque sus tasas son más atractivas”.. (….).
En esta competencia, unos pierden y otros ganan. Cuando la competencia es leal, no podemos decir nada. Pero no siempre la competencia es leal. Cuando el dueño de una empresa no paga impuestos, puede ofrecer precios más bajos y puede conseguir que la competencia se hunda.. Cuando una empresa declara sus beneficios fuera de España para pagar menos, España no recauda.. Y España se hunde.