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Por Rubén Fernández-Avilés López-Lillo
Historiador por la UCM
Según la RAE aborto (del latín abortus) significa en su segunda acepción “Interrupción del embarazo por causas naturales o deliberadamente provocadas. Puede constituir eventualmente un delito”. Sabemos que la lengua es el sistema de comunicación propio de las comunidades humanas en el que prevalece la ideología de la clase y del poder dominante. Un claro ejemplo es el machismo propio de nuestra lengua al utilizar el masculino como generalización. Con la explicación de la propia RAE, que rige nuestra lengua, lo que está haciendo es justamente eso, imponer como oficial en nuestra lengua esa acepción de aborto, la que penaliza a las mujeres que lo realicen. Impone la ideología de la clase dominante, convirtiendo esa visión moral del aborto en una verdad para todos asociándola inexorablemente al propio significado de la palabra “aborto”.
El debate sobre el aborto es un debate que viene de lejos, aunque no siempre ha tenido las mismas connotaciones y la misma importancia que se le da ahora, pero siempre es interesante ver cómo ha ido cambiando el pensamiento durante milenios. A lo largo de la Historia han sido muchos los pueblos y las personalidades que han tratado en mayor o menor medida este asunto. Por ejemplo, los egipcios del imperio faraónico parece ser que no estaban a favor de la interrupción del embarazo, en buena medida porque lo consideraban peligroso para la madre. Por su parte Aristóteles no consideraba aborto aquellas interrupciones voluntarias del embarazo que se producían antes de que la madre sintiera por primera vez en su interior los movimientos del bebé. Las que se producían voluntariamente después las calificaba como aborto contra la eticidad. En el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino ya se preocupó por discernir cuando el feto adquiría el alma, lo que para él, en línea con la concepción aristotélica, no ocurría hasta que la madre no sintiera sus movimientos. Por lo tanto, no consideraba aborto que la mujer interrumpiera el embarazo antes de ese momento.
Durante la Edad Media y a lo largo de la Edad Moderna se siguió esta consideración tomista del aborto. Por lo tanto, no se castigaban las interrupciones del embarazo acaecidas antes de sentir la madre al bebé en su interior. Las condenas por intentar abortar o conseguirlo tras haberlo sentido fueron haciéndose cada vez más duros aunque los casos documentados son prácticamente inexistentes, debido en gran medida a lo complicado que era detectar un embarazo si la mujer se proponía esconderlo y, por consiguiente, el posterior aborto. En el caso de que los niños naciesen muertos, se podía llegar a especular sobre si había sido por causas naturales o por la intervención intencionada de la madre, en cuyo caso sería considerado un infanticidio.
El próximo lunes, 29 de abril, España se sitúa ante un momento decisivo: el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciará si opta o no por continuar al frente del Ejecutivo. Más allá de las repercusiones inmediatas que su decisión pueda tener, este anuncio sirve como catalizador para una discusión más amplia sobre dos pilares fundamentales en la política actual: el proceso de transición de poder y el papel de la comunicación política en la era digital.
La cultura del emprendimiento en España ha experimentado una notable evolución en los últimos años, pasando de apostar por la estabilidad laboral hacia un enfoque cada vez más abierto y favorable por el espíritu empresarial. Por tanto, el número de emprendedores se ha multiplicado, en algunos casos por necesidad tras la pandemia -en la que se produjo un boom de emprendimiento-, y en otros, por haber detectado una oportunidad de negocio.
La tasa de empleo juvenil entre las personas con discapacidad se situó en 2022 en el 13%, el mayor registro desde 2014, con 15.200 ocupados. Así se desprende del informe ‘Radiografía del mercado laboral de las personas con discapacidad’, realizado por la Fundación Randstad junto a Randstad Research. El análisis, elaborado a partir de los últimos datos facilitados por el INE en 2022, refleja que la población entre 16 y 24 años con discapacidad alcanzó las 117.000 personas.
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