Percepción y realidad seguían frustrando a los defensores palestinos el jueves, mientras el conflicto entre Israel y los grupos terroristas de Gaza cumplía su tercera jornada.

Los palestinos han disparado más de un centenar de proyectiles contra importantes núcleos urbanos israelíes, incluyendo Beersheba, Rehovot, Jerusalén y Tel Aviv. Israel, en tanto, reforzaba los esfuerzos por desmantelar la infraestructura terrorista y la jerarquía responsable. El Primer Ministro Benjamin Netanyahu se reunía con su gabinete de seguridad a última hora del jueves, anunciando que la campaña militar iba bien y que "se esperan más etapas".

El periodista de la revista Slate William Saletan, crítico del gobierno israelí, distinguía sin embargo la realidad. La Yihad Islámica palestina y Hamás empezaron a disparar proyectiles contra ciudades israelíes "mucho antes" de que Israel empezara a bombardear objetivos en Gaza, escribe.

Israel ha llevado a cabo más de 500 intervenciones aéreas como parte de la Operación Margen Protector desde entonces, pero la cifra de muertos palestinos rondaría los 80. Sus muertes son trágicas, pero "hay que concluir que o Israel está fracasando miserablemente a la hora de matar gente indiscriminadamente o, más plausible, se está esforzando por no matarla", escribe Saleton. Destaca que Israel se comunica directamente con los inquilinos de los inmuebles interesantes, instándoles a abandonar los edificios y disparando salvas de advertencia en un intento de limitar los daños personales civiles.

Pero aun así, el Presidente de la Autoridad Palestina Majmoud Abbás llama "genocidio colectivo" a las intervenciones de Israel, que ataca plataformas de lanzamiento de proyectiles y a jerarcas terroristas.

"Las acusaciones son falsas", escribe Saletan. "En virtud de los criterios del conflicto, los esfuerzos israelíes por ahorrar vidas civiles vienen siendo ejemplares".

Para los enemigos jurados de la existencia de Israel, "ejemplares" no es un concepto que se pueda asumir. Grupos islamistas nacionalistas condenan los ataques israelíes al tiempo que guardan un silencio sepulcral a tenor del fuego de mortero de Hamás. Hussam Ayloush, responsable ejecutivo de la delegación en Los Ángeles del Consejo de Relaciones Islámico-Norteamericanas (CAIR), absuelve de igual manera de cualquier responsabilidad en la violencia a Hamás. E ignorando los intentos israelíes de minimizar el número de bajas civiles, se despachaba en Twitter con un "que os den" a Israel y a los que apoyan "vuestro escatológico y delictivo #Sionismo".

Hassán Shibly, colega de Ayloush en Tampa, criticaba de igual forma a Israel por "no valorar las vidas de los menores de edad palestinos y tratar a los palestinos peor que a animales a nivel institucional".

Eso se comparaba con la realidad del mensaje de Hamás esta semana. Refiriéndose a las advertencias israelíes, un responsable de Hamás acudía a la cadena de televisión Al Aqsa propiedad del grupo esta semana a animar a la gente a permanecer en el interior de los inmuebles como escudos humanos, recogía el ejército israelí incluyendo el vídeo.

En tanto, la organización Palestinian Media Watch habla de una canción que la cadena Al Aqsa emitió el miércoles, que elogia a las brigadas al-Qassam de Hamás por disparar misiles contra civiles israelíes. "Oh Al-Qassam, la victoria vendrá de Alá", reza la letra. "En el paraíso hay un jardín [de los mártires] en honor al Fajar 5 [un proyectil], Oh destello, deprisa, destruye Tel Aviv Oh mártir (suicida), Oh destello, corre, vuela Tel Aviv".

En el Washington Post, una bitácora mostraba el jueves que no importa lo mucho que Hamás incite a la violencia o ponga a los suyos en peligro, y no importa lo lejos que llegue Israel para minimizar las bajas: Israel seguirá teniendo la culpa. La bitácora describe el aviso a una mujer de Jan Younís, Sawsán Kawarea.

"Me preguntó el nombre. Dijo: 'Hay mujeres y niños dentro. Salid. Tenéis cinco minutos antes de que lleguen los proyectiles'", declara ella a un periodista del Post. Primero llegó la advertencia, y tras un margen de cinco minutos, entonces llegó el verdadero ataque, tumbando el inmueble. Varios hombres entraron realmente dentro del inmueble después de la advertencia, dice Kawarea. Hamás reivindicó siete muertos.

No se trata de una táctica nueva, informa el Post, señalando que hasta tiene nombre – "llamar al tejado".

Con toda su buena intención, el Post lo llama "una táctica polémica" y cita a los críticos, que lo consideran guerra psicológica porque no todos los avisos se acompañan de un ataque real.

Los proyectiles de Hamás, que persisten a pesar de las reiteradas advertencias israelíes de represalia, han precipitado este conflicto más reciente. Hamás dispara proyectiles contra centros de población, utilizando sus medios para promocionar la idea de borrar Tel Aviv del mapa. Israel da cinco minutos de aviso para que la gente abandone los inmuebles de donde vienen los proyectiles o desde los que operan los jerarcas terroristas. Hamás alienta a la gente a ignorarlo, y culpa a Israel de sus muertos y heridos resultantes.

Nos parecerá demencial. Pero es la realidad misma.